La lluvia fue una
excusa y quizás la ocasión propicia para que se juntaran en el túnel de la
estación Vélez Sarsfield (hoy Floresta) tres chicos Nicolás Marín Moreno, Julio
Guglielmone y Martín Portillo, los tres con muchas ganas de jugar al fútbol y
armar “un club de veras”, con sello de goma y papelería y jugar en canchas
marcadas con líneas de cal y arcos con redes (un sueño para esos pibes, que
hasta allí usaban piedras para hacer los arcos y la cancha era todo el potrero).
Hasta allí los desafíos se hacían escribiendo en las paredes, en un barrio que
según Marín Moreno era todo un gran potrero, con algunas casas desparramadas,
así que lugar para jugar al fútbol no faltaba. Por eso esa tarde de lluvia que
los dejó sin jugar fue fundamental porque marcó las bases y los tres se lo
tomaron tan en serio que el 1 de enero de 1910 hicieron el acta de fundación
del club Argentino de Vélez Sarsfield, que con el tiempo se convertiría en uno de
los clubes más importantes de la Argentina y que le diera al fútbol el
considerado mejor dirigente de la historia: Don José Amalfitani o Don Pepe, el
tano como lo conocían todos.
El primer año de
vida fue tumultuoso, por el deseo de jugar y por la falta de dinero para poder
hacerlo, hasta que en 1911 se consiguió una solución al lograr el sponsoreo de
la “Librería del Colegio”, donde trabajaba Antonio Marín, uno de los hermanos
de Nicolás y de Plácido (el mayor) quien padeció todo ese año siendo tesorero de
la miseria. La Librería les daba una subvención mensual de 30 pesos a cambio
que en el equipo jugarán algunos de sus empleados. En una asamblea se decidió
cambiar el nombre de Argentino de Vélez Sarsfield por Librería del Colegio
Atletic Club, pero como la liga no les permitió inscribirse con una marca
comercial volvieron al antigüo.
En 1912 dejan la
liga, luego que no les permitan jugar una final de tercera división y se
afilian a la Asociación Argentina de Football (la predecesora de la AFA), ese
año juegan 6 meses en tercera división y ascienden a segunda y ya en 1913 a
Intermedia, ya no era “Argentinos de Vélez Sarsfield” sino simplemente Club
Atlético Vélez Sarsfield denominación que sigue hasta la actualidad. Asciende a
primera en 1919 y en 1927 sigue en esa división cuando se fusionan las dos
asociaciones amateurs. Es uno de los 16 equipos que funda la Liga Profesional
en 1931 y sufrió su único descenso en 1940, pero estuvo 3 años en segunda
división.
En su peor momento
en 1941 fundido y en segunda división aparece en escena Don José Amalfitani,
quien ya había sido presidente entre 1923 y 1925, “El tano” aunque había nacido
en Buenos Aires en 1894, era de una familia que tenía un corralón de
materiales, por lo que se lanzó a la reconstrucción del club. Lo primero que
hizo fue avalar con su patrimonio personal un préstamo de 40 mil pesos para que
el club no vaya a remate y después hizo la mudanza del “Fortín de Villa Luro” a
unas tierras en Liniers, linderas a la Avenida General Paz que se estaba construyendo
y que según dicen Don Pepe aprovechó para “desviar camiones de tierra” que iban
a formar el terraplén de la Avenida para rellenar los terrenos que en su
mayoría eran bañados.
En 1943, con un
hijo dilecto de la casa como técnico, Victorio Spinetto consigue la vuelta a
primera, ya en Liniers donde ladrillo a ladrillo fue construyendo uno de los
clubes más importantes de la Argentina, un club con deportes y educación, ya
que hasta tiene su propia Universidad. “Una fábrica donde trabajan mil obreros”,
me la definió alguna vez otro buen presidente que tuvo Vélez que fue el
arquitecto Antonio Pérez.
Con el crecimiento
del club llegan los éxitos deportivos viene un subcampeonato en 1953, un tercer
puesto en 1965 y el campeonato Nacional en 1968, que Amalfitani alcanza a ver
en vida, ya que fallece en 1969.
Luego de más de 20
años con campañas irregulares y con campeonatos que se les van de las manos en
1993 logra su segundo título al ganar el torneo Clausura de la mano de Carlos
Bianchi (había dado sus primeros pasos como jugador en el campeón de 1968) como
entrenador y Ricardo Petracca en la presidencia. Es hombre clave de la
dirigencia Raúl Gámez, que después sería presidente varias veces porque lo fue
a buscar a Bianchi a Francia, donde estaba radicado. Gana Apertura 1995,
Clausura 1996 y Clausura 1998 en su período más brillante donde logra la Copa
Libertadores de América 1994 y la Intercontinental el mismo año, sumando dos
años después la Supercopa, la Interamericana y la Recopa Sudamericana. En el
siglo XXI obtiene cinco títulos más a nivel local (Clausura 2005; Clausura
2009; Clausura 2011; Inicial 2012/13 y la Superfinal de esa temporada en 2013).
En los últimos años transita por un período de mitad de tabla hacia abajo, pero
se mantiene en primera.
Los primeras
camisetas fueron blancas, porque estaban al alcance de todos y cada uno
aportaba la suya, en 1912 se cambian por camisetas azul marino, pero en 1913
ingresan diez nuevos socios de familias italianas (entre ellos José Amalfitani)
y se decide que los colores sean la bandera de Italia en rayas verticales rojo,
blanco y verde. En 1929 un comerciante les ofrece un juego de camisetas blancas
con la “V” azulada en el pecho, que un equipo de Rugby nunca retiró y las
compran, adoptándolas como sus nuevos colores.
En una galería de
ídolos habría que empezar por Victorio Spinetto (primer defensor goleador y
luego el técnico que lo llevó a primera) y seguir con Juan José Ferraro, Miguel
Rugilo (el león de Wembley); Daniel Willington, Juan Carlos “Pichino” Carone,
Carlos Bianchi (como goleador histórico del club con 206 goles y luego técnico
multicampeón); Pedro Larraquy, José Luis Chilavert, Omar Asad, José “Turu”
Flores y actualmente Fabián Cubero, quien tiene el récord de partidos jugados,
superando largamente los 500.
Pensar que los
muchachos que se encontraron en el túnel de la estación querían hacer un “club
de veras” y vaya si lo lograron.