• 7 de junio de 2025, 19:54
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Acerca de los caminos (día del periodista)

Por Eduardo de la Serna

En la Argentina celebramos o conmemoramos hoy el “día del periodista” por ser aniversario de la fundación de la “Gazeta de Buenos-Ayres” por parte de Mariano Moreno (1810).

Un periodista, un periódico, un período… Se trata de quienes nos informan “acerca de” (peri) los “caminos” (hodos). Ciertamente, los modos de información varían con el tiempo; antes de “la Gazeta” la gente también se informaba, por cierto. Existieron los telégrafos, la radio, la televisión, internet…

En nuestro tiempo hiperconectado, es decir, desinformado, los indicadores de caminos son incontables. Y no siempre es fácil saber, con una mínima certeza, a dónde conducen los caminos propuestos. El problema radica en la “credibilidad”. “Fe” y “camino” muchas veces van juntos. Confiar en el GPS no siempre es seguro, no siempre es el mejor, o el más corto de los caminos posibles, por ejemplo. No deja de ser interesante preguntarnos y saber de dónde se informan los que a su vez nos informan…

Es razonable – no siempre bueno – que las diferentes usinas de información propongan, exalten, visibilicen a ciertas personas para la difusión de información. Lo que sería, al menos justo, es que esas tales usinas, no se presenten o autoperciban como “independientes” sino como partes de una tendencia (tendenciosas); razonable o no, justa o no, veraz o no. No suele ocurrir.
Es en esa misma dirección del camino, que se propone como modelo de “periodista” a Fulana o Mengano. Y, obviamente, eso será coherente con la tendencia del propositor. No siempre ser un “comunicador (o comunicadora) eficaz” significa ser “bueno” o “buena” …

Y entró el negocio… Y, como “poderoso caballero es don dinero”, muchos Medios de Comunicación suelen mostrar caminos que conduzcan a la “compra-venta” (ironizo, porque el dinero ya no está en la compra-venta; ya no se trata de que las personas trabajen sino de que trabaje el dinero [sic]). Y, entonces, lo que se comunica no es un buen camino para el caminante sino para el informante. Cosa distinta, por cierto.

Precisamente la hiperconectividad – desinformante provoca la duda, “¿cuál?” y el individualismo infantil responderá “¡la que me gusta que lo sea!” A eso se lo ha llamado “postverdad”: la verdad no existe, es “verdad” (sic) lo que yo quiero o lo que me gusta que lo sea. Así las cosas, y entonces, con el poder omnímodo de las grandes usinas de información, todos (o casi todos) creen como “verdad” lo que ellos les muestran, y entonces “es evidente que…” tal o cual cosa ocurrió (o no ocurrió), o no me afecta que pase, o tal persona es tal o cual cosa. “Todos” lo saben porque las usinas de difusión de caminos muestran que “es por ahí”. Basta con mirar, por ejemplo, la reacción (o falta de reacción para ser más precisos) ante el genocidio en Gaza, la imagen positiva que tienen personajes desquiciados y desquiciantes, la desinformación sobre lo que ocurre en lugares “que no importan”, como es el caso de “África” (dicho así, como si fuera todo igual, todo lo mismo… y baste con recordar que “África” es mucho más grande que toda América central y del sur juntas) … Sabemos lo que quieren que sepamos, y buscar “la verdad” ya no importa porque “la verdad no existe” (con lo que derrumbamos siglos y más siglos de filosofías, teologías, arte, y demás cosas “innecesarias”).

Dicho esto, y creyendo que hoy quedan pocos “periodistas” ante la abundancia de “publicistas”, “operadores”, “ocultadores”, vaya un reconocimiento. Ojalá sigan siendo “creíbles” para que podamos descubrir juntos caminos, podamos ver metas y “seguir andando, nomás” (Angelelli).
Fuente: Liliana López Foresi

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