• 21 de noviembre de 2024, 6:38
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Psicoanálisis y nacionalsocialismo: ¿Prohibición o ajuste? ¿Ruptura o continuidad?

Por Bernd Nitzschke

Bernd Nitzschke concibe la historia del Psicoanálisis durante el nacionalsocialismo como la de una ruptura con la izquierda freudiana.[1]

Introducir una nueva indagación a un tema que pone en el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con las instituciones y su época (los años del nacionalsocialismo), como si fuese a tener una relevancia actual, a pesar de que haya transcurrido casi un siglo, nos lleva a una dificultad teórica, o al menos pareciera ser necesaria una justificación que dé cuenta de por qué creemos conveniente volver a traer una cuestión ya superada. Podemos responder que el valor que algunos documentos tienen en sí mismos junto con algunas interpretaciones, dan por resultado que las generaciones siguientes consideren a los hechos de una manera determinada, los cuales ya no serán producto del azar sino determinados por interpretaciones que tienen, seguramente, un fin político. Es por esto que volver a traer sobre el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con su época, nos puede enseñar que la transmisión de la teoría no se ejecuta por fuera de complejas determinaciones. Ahora bien, si la traducción que vamos a presentar nos va a permitir mayor profundidad en el tema o no, será una cuestión que solo podremos saber luego de un tiempo.

Volver a traer sobre el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con su época, nos puede enseñar que la transmisión de la teoría no se ejecuta por fuera de complejas determinaciones

Quizás podamos interrogarnos ¿cómo medir la actualidad de un tema? Y bien, cuando hablamos por ejemplo de S. Freud, una serie de representaciones se presentan súbitamente en nosotros.

Si mencionamos, en el seno de nuestra comunidad de analistas, el tema del Nacionalsocialismo y, nos preguntamos qué fue lo que ocurrió con el psicoanálisis, no tardaríamos mucho en escuchar de los miembros de esa comunidad, que una de las consecuencias fue el exilio de S. Freud. Otra referencia que seguramente venga a colación es una supuesta nota que Sigmund Freud habría escrito, con tono irónico sobre la Gestapo, recomendando «calurosamente su visita». Podríamos seguir con este ejercicio, y las imágenes que vendrían a las cabezas de los psicoanalistas nos retratarían una historia sobre dos caminos divergentes, contrarios, y de una fundada oposición. El psicoanálisis, cuestión judía en sus inicios, habría rechazado masivamente al Nacionalsocialismo mientras que este último por su parte habría perseguido a esta nueva ciencia por su origen.

En el texto que presentamos a continuación la independencia del Psicoanálisis durante los años comprendidos por el Nacionalsocialismo es puesta en cuestión. Con una rigurosa investigación bibliográfica de revistas y textos de la época, inhallables en castellano o incluso en Alemán

Pero, y es entonces que este trabajo cobra todo su valor, estas representaciones inmediatas nos engañan. En el texto que presentamos a continuación la independencia del Psicoanálisis durante los años comprendidos por el Nacionalsocialismo es puesta en cuestión. Con una rigurosa investigación bibliográfica de revistas y textos de la época, inhallables en castellano o incluso en Alemán, al menos en la Web, el autor afirma que, a pesar de nuestras suposiciones, hubo una continuidad en el movimiento psicoanalítico. Y relaciona esta continuidad fundamentalmente a dos cuestiones. Primera cuestión, es la que incumbe a E. Jones que, desde un lugar dirigencial favoreció sus propios intereses, haciendo que los miembros judíos renunciaran «voluntariamente» a la membrecía de sus respectivas asociaciones. Segunda cuestión: el propio Freud se habría confundido de enemigo y combatió contra el comunismo en lugar de identificar al nazismo como ese enemigo. Es así como el caso W. Reich toma la espesura de haber sido un ejemplo profundo de esta decisión. Es así como se nos configura un mapa del movimiento psicoanalítico que va a hacer lo posible porque el mismo continuara. Es así como el presente artículo nos muestra los intentos de algunos miembros de la Asociación Psicoanalítica Alemana de aprovechar el segregacionismo alemán para beneficio propio. El intento de salvamento del psicoanálisis en la época mencionada fue elucidado y desarrollado también por E. Roudinesco en su reciente libro sobre la vida de S. Freud. Estas investigaciones tuvieron lugar hace ya algunas décadas en Alemania y le siguieron en Francia. Los hechos comenzaron a ser interpretados de otra forma. Es una buena oportunidad para introducir estas investigaciones en el mundo psicoanalítico latinoamericano.

Leandro Levi

Ernest Jones, que durante los años comprendidos entre 1933 y 1945 fue presidente de la “Asociación Psicoanalítica Internacional” (API) y estaba abocado a las funciones de preservar la seguridad institucional, en su biografía sobre Sigmund Freud nos cuenta en pocas palabras cuál fue el destino del Psicoanálisis en los años de Hitler: «En este año (1934) se produjo la fuga de los analistas judíos que aún quedaban en Alemania y la “liquidación” del psicoanálisis en este país. Esta fue una de las cosas realizadas por Hitler con pleno éxito»[2]. La declaración es concisa, pero falsa. No obstante, influenció la visión de la historia de la mayoría de los psicoanalistas. Esto, junto a la quema de libros que incluyó también los libros de Freud, parecía confirmar la versión ofrecida por Jones. Con el comienzo de la década del 80, y gracias a nuevos trabajos de investigación, surge una consideración diferente de los hechos. Con esas investigaciones crece una controversia internacional, que hasta ese momento solo tenía sentido a nivel local: ¿Que ocurrió con el psicoanálisis en la época de Hitler? ¿Fue «salvado o «arrasado»? Estas preguntas encontraron diferentes respuestas en las dos sociedades psicoanalíticas alemanas, tanto en la fundada en 1910, denominada «Asociación Psicoanalítica Alemana» (de ahora en más abreviamos con las siglas APA) [Deutsche Psychoanalytische Gesellschaft], que luego de los congresos de Zúrich en 1949 y de Amsterdam en 1951, ya no sería reconocida como parte de la Asociación Psicoanalítica Internacional (de ahora en más API); como en la «Organización Psicoanalítica Alemana» (de ahora en más DPV) [Deutsche Psychoanalytische Vereinigung] que fue  fundada recién en 1950 y que en 1951 reemplazó a la APA en la API.

Durante ese período la controversia continuó. La pregunta se generalizó a si los tiempos del nacionalsocialismo representaron una ruptura en la historia del psicoanálisis o si en cambio se puede ver en esos años una continuidad.  Sin embargo con esta disputa no se vio afectada la consideración, durante mucho tiempo difundida, de que al movimiento Psicoanalítico le hubiese sido arrebatada su independencia durante el nacionalsocialismo. Esta interpretación debe ser aquí nuevamente puesta en discusión.

Mi objeción es que aún antes de que el nacionalsocialismo tomara una posición central, la independencia del psicoanálisis había sido ya «arrasada». Los representantes de la Asociación Psicoanalítica Alemana (APA) hasta el momento (con el acuerdo de E. Jones y de otros integrantes de la API) ya habían ido abandonando puestos dentro del psicoanálisis. Al principio eran tolerados por las instituciones psicoanalíticas nazis, pero gradualmente fueron relevados. Puede decirse entonces que durante los años de Hitler no hubo una prohibición del psicoanálisis en sentido estricto.

Eso es lo que quiero poner a prueba. Para eso voy a situarme en el período comprendido entre los años 1933 y 1936, en el que algunos miembros abandonaron las instituciones, está claramente ilustrado y ejemplificado por dos acontecimientos notables: el primero ocurre en el verano de 1933 y es la salida acordada, aunque en un primer momento secreta, de Wilhelm Reich de la Asociación Psicoanalítica Alemana (con lo que se vio excluido también de una posición legítima dentro de la API). El segundo tiene lugar en el verano de 1936 con la entrada de la APA en el Instituto Alemán de investigación en Psicología y en Psicoterapia, conocido como el Instituto Göring (por Matthias Heinrich Göring, nombrado entre otros con el título de mariscal). Dos años más tarde, en 1938, se produjo la autodisolución de la APA solicitada por los Nazis. La APA se iba a llamar de ahora en más «Grupo de trabajo A», dentro de la dirección del Instituto Alemán. 

La «Asociación Psicoanalítica Alemana» en el camino de la auto-adecuación

El requisito para el ingreso de la APA en el instituto nacionalsocialista fue la renuncia «voluntaria» de los psicoanalistas judíos, que a finales de 1935 aún permanecían como miembros.

El requisito para el ingreso de la APA en el instituto nacionalsocialista fue la renuncia «voluntaria» de los psicoanalistas judíos, que a finales de 1935 aún permanecían como miembros. Para eso se llevó a cabo una reunión de los miembros de la APA, en la que también estuvo el Presidente de la API, Ernest Jones. En su biografía sobre Freud dará cuenta de ello: «Por ese entonces, fui a Berlín para presidir la sesión el primero de diciembre de 1933 (en realidad la sesión tuvo lugar el primero de diciembre de 1935) en la que algunos judíos, asustados, dimitieron voluntariamente, para salvar a la asociación de su liquidación»[3]. El hecho de que la partida «voluntaria» de los miembros judíos fuera un «intento de rescate» [Rettungsversuch] fue una interpretación ampliamente difundida. Ana Freud le escribió en 1936 una carta a E. Jones, en la que se refiere a un encuentro que tuvo con Felix Boehm, quien por aquel entonces era el presidente de la APA y que tenía como proyecto incluir a la APA en el instituto Göring. La carta decía: «Me parece comprensible que él quiera llevar a cabo ese proyecto. Si no sale bien, el psicoanálisis no habrá perdido nada (…) Si salva pequeños grupos de trabajo para el futuro, habrá sido para bien»[4].

Cuando Erich Fromm, que por ese entonces ya vivía en Estados Unidos, se enteró de que había sido excluido de la APA como resultado de este «intento de rescate», se quejó a la junta de la APA. El presidente adjunto Carl Müller-Braunschweig, le indicó en una carta con fecha del 21 de marzo de 1936 que había sido «la libre elección de todos los miembros judíos» salirse de la APA y que «por ello es imposible que se trate de una exclusión»[5]. El 25 de marzo de 1936 Fromm recibe otra carta del presidente de la API, Ernest Jones, que, como colega, le compartía la siguiente información: «El Dr. Müller-Braunschweig me ha transmitido el contenido de su carta, en la que se queja de la renuncia de los miembros judíos. No es cierto que hayan sido excluidos (utiliza el término excluir) sino que luego de una reunión en Berlín que llevó mucho tiempo (…), en la que yo estuve presente, se iba a decidir finalmente que teniendo en cuenta el interés general debía ser anunciada la renuncia de los judíos»[6] En compensación, Jones le ofreció a Fromm la libre membrecía a la API.

El intento de rescate de la Asociación había sido precedido por una reunión entre el «ario» Boehm y Sigmund Freud. En ese encuentro de abril de 1933 Freud discutió con Boehm la nueva presidencia de la APA. Freud estaba de acuerdo con que Boehm se hiciera cargo de la presidencia junto con Carl Müller-Braunschweig. Eso sí, antes que nada Boehm debía cumplir con dos condiciones: primero, debía expulsar de la APA a W. Reich, que era mirado peyorativamente por Freud como «bolchevique». En segundo lugar, debía evitar que durante el domino del nacionalsocialismo los «enemigos internos» como Harld Schultz-Hencke, que era un crítico de la teoría freudiana de la libido, pudiera «aprovecharse del instituto para someterlo a sus propósitos»[7]. Freud tenía el deseo de expulsar a Reich de la APA y de la API. En una carta del 17 de abril de 1933 le expresó al presidente de la APA, Max Eitingon: «Lo deseo por motivos científicos y no tengo nada que objetar si por motivos políticos él quedara en el rol del mártir»[8]. Los motivos «científicos» están relacionados con la objeción de Reich a la teoría freudiana de la pulsión de muerte. Estas objeciones iban de la mano de las opiniones políticas de W. Reich respecto al Psicoanálisis, que según él debería ser utilizado como instrumento de ilustración, y también como instrumento en la lucha contra el fascismo. Los motivos políticos sobre los que opinó Freud, en sentido estricto, tienen que ver con el hecho de que Reich como miembro prominente de la APA, y reconocido en Berlín como un psicoanalista comunista, todo esto reunido podría hacer que prohibieran a la APA misma.

Cuando retorna a Viena, Boehm llevó a cabo la estrategia que había convenido junto a Freud. El 6 de mayo de 1933, con Müller-Braunschweig, se presentaron a elecciones para la presidencia de la APA, pero perdieron. La mayoría de los miembros votaron en contra de ambos arribistas y ratificaron (algunos días antes de la quema de libros) en su cargo al presidente judío Max Eitingon. Medio año más tarde, el 18 de noviembre de 1933, Boehm y Müller-Braunschweig, en su segundo intento, asumieron el poder de la APA, el primero como presidente y el segundo como tesorero. Como tesorero, Müller-Braunschweig le exigió a los judíos exiliados que pagaran viejas tasas adeudadas. Como no las pagaron, el 29 de diciembre de 1936 le escribió indignado a Jones: «Parece ser que ahora no son solo las circunstancias económicas las que dificultan el pago de los deudores, sino que es más bien un resentimiento general hacia la Asociación Psicoanalítica Alemana conformada a partir de ahora por miembros no judíos»[9]. Jones ayudó de buena gana a Müller-Braunschweig en el cobro de las deudas.

Además de la exclusión de los miembros judíos y de la implementación de una junta directiva favorable al régimen, la Asociación Psicoanalítica Alemana  tuvo que sortear otro obstáculo para poder sobrevivir al régimen nacionalsocialista. Necesitó de una prueba de compatibilidad con la ideología nacionalsocialista. Para ello Boehm, y según le informa a Jones, él mismo dirigió por el año 1933 algunos encuentros con funcionarios nazis, quienes pensaban que el psicoanálisis era una porquería «judeo-marxista». Boehm convenció a sus compañeros de reunión de lo contrario, y les hizo reparar en que W. Reich, que figuraba en la lista de la Gestapo, no representaba al Psicoanálisis, como si lo hacían Freud y la APA. «Conocido era el hecho de que W. Reich había actuado frecuentemente y públicamente como comunista y psicoanalista, diciendo que sus opiniones eran resultado de su posición de psicoanalista. Tuve que luchar contra el prejuicio de que las opiniones de W. Reich provenían del modo de ver de S. Freud y de la APA»[10]. La lucha de Boehm fue exitosa. Los funcionarios nacionalsocialistas lo exhortaron a viva voz para que pasara por escrito lo que había defendido oralmente, para así evitar la prohibición del Psicoanálisis. Este encargo luego pasó para Müller-Braunschweig, que a consecuencia de esto redactó un Memorandum, que se presentó en Haag el primero de octubre de 1933 ante Jones y otros representantes de la API como Johan van Ophujisen, para que dieran el visto bueno. Ana Freud también iba a ser informada de este encuentro, y con una carta enviada a Boehm dio el visto bueno. Al volver de Haag, Müller-Braunschweig repasó brevemente el texto del Memorandum, para luego publicar un texto en el Reichwart bajo el título de «Psicoanálisis y cosmovisión»[11].

Luego de la renuncia «voluntaria» a la membrecía a la APA de los judíos y las judías, terminando el año 1935 empezaba a brillar un nuevo año. Con ello la entrada, que hacía tiempo se venía planificando, de la APA en el «Instituto Alemán de Investigación en Psicología y en Psicoterapia», ya no iba a resultar molesta para nadie. ¿O sí? Los funcionarios de la APA pensaban que debían negar su filiación a la API, para poder ingresar al Institutto Göring. Erraron el camino. En el año de las Olimpíadas (1936), los valores nazis tuvieron un reconocimiento internacional. Así pudieron utilizar el escenario internacional como forma de propaganda. En la carta de un sitio oficialista se puede leer: «El grupo alemán debe, ante cualquier circunstancia permanecer en la API, ya que se ha puesto a trabajar en oposición a la enseñanza freudiana. De ninguna manera se debe perder la oportunidad, ante un Foro Internacional, de quitarse de encima la enseñanza freudiana para así poder ir más allá del espíritu judío del Psicoanálisis. Debemos aprovechar las posibilidades de pelear por esto y no dejarlas a un lado»[12].

De este modo, como quisieron los nazis, la APA estuvo de acuerdo en volver, como ya lo habían acordado, a formar parte de la API, y permanecer libre de judíos y así formar una tropa cerrada como Hitler decía en «Mi lucha»

De este modo, como quisieron los nazis, la APA estuvo de acuerdo en volver, como ya lo habían acordado, a formar parte de la API, y permanecer libre de judíos y así formar una tropa cerrada como Hitler decía en «Mi lucha». Jones nos introduce sobre la entrada de la APA en el instituto Göring de un modo lacónico y anecdótico: «El 19 de julio de 1936 me reuní en Basilea con Göring, Boehm y Müller-Braunschweig. (...) Encontré en Göring una persona sumamente amable y dúctil»[13]. Göring, al cual Jones describió como amable, se refirió en su discurso que tuvo lugar en el primer encuentro de miembros del Instituto Alemán, a la cooperación como la base de las escuelas terapéuticas: «Quien hoy vive en el estado nacionalsocialista, tiene que tener claro que ahora se trabaja bajo otras condiciones, que las de antes en el estado liberal. De lo contrario pueden hacer como los que antes de 1933 vivían junto a nosotros y ahora están en el extranjero (…). El nacionalsocialismo tiene ahora todo a su disposición, a toda la humanidad, también la ciencia (…). Y a los psicoterapeutas no les tiene que costar creer en la importancia de registrar la forma en que se ve el mundo[14], ya que sin cosmovisión no es posible ninguna psicoterapia»[15] . Luego de haber hecho hincapié en el primado de la política por sobre la psicoterapia, se refirió al Psicoanálisis: «Lamentablemente nadie antes que Freud tuvo el conocimiento del inconciente, del modo práctico en que Freud lo hizo. La posibilidad de aprender su aplicación se la debemos a Freud. Su método se ha vuelto un bien común de todas las psicoterapias». Pertenecen al «bien común» también: «el sostenimiento de una anamnesis completa, la exactitud de un diagnóstico, el reconocimiento de lo inconciente y su fijación en situaciones vitales y en personas de nuestra infancia, la terapia que permite el volver consciente lo inconciente y la experiencia de conocer un nuevo contenido de nuestras vidas». A la par de haber nombrado como bien común al Psicoanálisis Göring marcó también su diferencia: «Es también nuestra tarea ir armando en nuestras ponencias y en nuestras conferencias las diferencias entre la concepción del mundo judía y la nuestra».

El arte alemán de curar almas. El rumbo del Psicoanálisis en el nacionalsocialismo

Con la entrada en el Instituto Alemán concluye el proceso de acomodación, integración y sometimiento, cuyas condiciones negoció Boehm en conversación con funcionarios nazis en el verano de 1933, y cuyo programa ideológico de acompañamiento había formulado Müller-Braunschweig en el «Reichswart». Müller-Braunschweig se remite en su artículo introductorio «Psicoanálisis y cosmovisón» a la situación actual como la necesidad de una «renovación de los valores» que el Psicoanálisis ha heredado. Luego describe en un lenguaje comprensible para el lego, el método psicoanalítico, que obraba más como algo liberador y fortalecedor que como algo resolutivo. Finalmente retrataba las metas del Psicoanálisis tal como el hombre de la SA, Gauger, iba a reivindicar medio año más tarde, en concordancia con la cosmovisión nacionalsocialista: «el Psicoanálisis convierte a hombres débiles y blandengues en enérgicos. Para que los hombres puedan ver la realidad a los ojos, para que puedan administrar sus pulsiones, para que puedan también contener sus impulsos, para que las personas egoístas e incapaces de llevar adelante una vida puedan vivir mejor, y para que aquellos que se victimizan y que nunca se ocupan por prestar algún servicio puedan cambiar completamente. Por esto el psicoanálisis es una excelente labor educativa para prestar un servicio de gran valor a los nuevos principios en los que ahora se hace hincapié para un modo de ver la vida que sea heroico y provechoso para la realidad». En la posdata de una carta a unos colegas que no nombra da aviso de esta situación del Psicoanálisis: «Debemos admitir que no en todos los escritos psicoanalíticos publicados, se ha destacado que ser positivo y creativo son actitudes fundamentales».

La piedra fundamental para el porvenir del alineamiento de la terapia psicoanalítica dentro del nacionalsocialismo se va a enfatizar en el Congreso de Psicoterapias en Nauheim, en la primavera de 1934.  En este congreso va a ser estipulada la conformación de lo que más tarde se va a llamar Organización de Psicoterapias (Enseñanza Superior, Formación Profesional en Medicina, inclusión de la Psicoterapia dentro de la Medicina, como así también las especialidades psicológicas). Al mismo tiempo, se organizaron la «Sociedad Alemana de Médicos para la Psicoterapia» y la «Sociedad de Médicos del Exterior para la Psicoterapia». En un periódico sobre Psicoterapias, Zentralblatt für Psychotherapie, el Órgano de Publicaciones Científicas, va a definir la tarea de ambas sociedades, a cuyo servicio también está el periódico, en letra de C.G. Jung: «la tarea por excelencia del periódico será (…) llegar a lograr, por medio una apreciación objetiva de todos los aportes efectivos, la construcción de una visión en común, la cual va a seguir inspeccionando los episodios fundamentales del alma humana como lo ha sido hasta ahora. Las diferencias existentes, razonables y efectivas entre los judíos y los alemanes, hace ya tiempo conocidas, no deben ser dejadas de lado nunca más. Lo que para la ciencia no puede ser más que algo provechoso»[16].

Lo que en una primera ojeada puede parecer una paradoja, en una consideración más profunda puede ser reconocido como la construcción del «arte alemán de curar almas»: La conformación de esta Psicología estriba en la selección. Esto quiere decir, en relación al psicoanálisis que se mantendrá todo aquello que se tenga por terapéuticamente efectivo, como por ejemplo la técnica del tratamiento, y se recusará todo aquello que sea considerado como «judío» o «judeobolchevique». Esto puede ser denominado como una teoría cultural o ideal del hombre. En una ponencia titulada «Psicoterapia y el concepto político del mundo» el psicoterapeuta y miembro de la S.A Kurt Gauger, estipuló las coordenadas de un «arte alemán de curar almas»: «No se trata de recomendar la Psicoterapia por medio de la utilización de expresiones nacionalsocialistas. Sino que se trata de saber si la Psicoterapia Alemana y los psicoterapeutas alemanes tienen la pretensión y el convencimiento suficiente como para no ser una mera formalidad».[17]

Gauger nos da a conocer la imagen que él tiene del psicoanálisis: «El materialismo científico del Psicoanálisis freudiano está estrechamente vinculado con el materialismo económico del marxismo». Esto podría llegar a ser una condena para el psicoanálisis. Aunque por otro lado no lo fulmina completamente: «No negamos el valor de la Física y de la Química. Tampoco negamos el valor de algunas de las tesis del Psicoanálisis freudiano, que ha formulado, casi al modo de las ciencias naturales, profundas observaciones sobre el alma humana. ¡El rechazo de su concepción del mundo tiene que ver antes que nada con la interpretación de los resultados de algunas investigaciones! Dicho de otro modo: no luchamos contra la Astronomía. Pero vamos a frenar a cada astrónomo, que quiera utilizar la astronomía científica como arma para las organizaciones comunistas y antireligiosas». Esto es así: se va a combatir intensamente a alguien como Wilhelm Reich, que quiso emplear el psicoanálisis contra el nacionalsocialismo. Es por esto que en lugar de personas apolíticas, se propone una psicoterapia políticamente «neutral». Ya que cada persona tiene sus propios objetivos y cada psicoterapia sus propias metas de tratamiento, aquellos que tengan preguntas existenciales, van a ser orientados por medio de una concepción del mundo. No se arriba entonces, «con la pregunta de la relación entre la psicoterapia y el concepto político del mundo nacionalsocialista, a un método para el tratamiento del alma enferma», sino a las metas mismas del tratamiento.  «Pero a decir verdad, la pregunta por la salud del alma de nuestros pueblos, es la pregunta crucial del nacionalsocialismo. Tan crucial que la política exterior está determinada por lo siguiente: ¡Mejor irse a pique con honor que vivir servilmente! Después no se sorprenda cuando sugiero la psicoterapia como la disciplina política por excelencia».

También Schultz-Henke se ocupó, en un artículo suyo publicado en 1934 titulado «La eficiencia como meta psicoterapéutica» de la pregunta sobre la concordancia con la cosmovisión nacionalsocialista. Por su parte, Müller-Braunschweig con su artículo para el Reichswart y Gauger en su ponencia para el congreso de Nauheimen intentaron dar las respuestas. Schultz-Henke hallaba ahora -como los que realizaron sus ponencias antes que él- el consenso necesario para sus opiniones neopsicoanalíticas, de que los neuróticos son personas débiles, a los que se los puede ayudar con una terapia que los libere de la inhibición, para que se vuelvan fuertes y eficientes. Ya lo había dejado en claro Müller-Braunschweig en su artículo en el Reichswart, que teniendo este objetivo terapéutico no subsistiría ninguna inhibición. Él demostraba esto con una cita de Freud:

Un malicioso malentendido, justificado sólo por la ignorancia, es creer que el psicoanálisis esperaría la curación de los trastornos neuróticos del “libre gozar de la vida” sexualmente. Cuando hace conscientes los apetitos sexuales reprimidos, el análisis posibilita, más bien, dominarlos en un grado que antes era imposible a causa de la represión. Con más derecho se diría que el análisis emancipa al neurótico de los grilletes de su sexualidad. (Sigmund Freud, Amorrortu 2007. Tomo XVIII. Páginas 247-248)

En este sentido apunta la argumentación de Schultz-Henke:

Existe un malentendido que ha llevado a la enseñanza de Freud y a sus alumnos a un desenfreno, que es el de un exceso de especulación, que lleva a un concepto al extremo, y acaba siendo un desacierto teórico. En particular la teoría de la líbido que es una teoría pansexual (…). La teoría de la líbido debe derrumbarse y con ello toda la especulación y ese modo de conceptualización que lleva aparejado. Lo que hay de nuevo entonces es profundizar en el conocimiento de la estructura nerviosa, esto será  siempre maravilloso y sorprendente. (Harald Schultz-Hencke. Die Tüchtigkeit als psychotherapeutisches Ziel.  Zentralblatt für Psychotherapie 7/1934, 92)

Declaraciones como estas fueron, más tarde, usadas en contra de Schultz-Hencke.

Entre los colegas que luego de la llegada del nacionalsocialismo tuvieron que emigrar se desencadenaron una serie de posturas de enojo. Tomando el artículo del Reichswart del año 1933 W. Reich escribió:

Como miembro de la Asociación Psicoanalítica que se vio obligado a exiliarse, manifiesto que el conocido artículo de Müller-Braunschweig representa una deshonra para toda la ciencia y el movimiento psicoanalítico. Bajo la dirección de la Junta Directiva, la Sociedad Psicoanalítica aspira a formar parte de la Sociedad de Médicos para la Psicoterapia, cuyo Führer en el prefacio de la “Revista de psicoterapia” en diciembre de 1933 explicó: “La sociedad presupone que todos los escritores y literatos que son miembros activos, han trabajado con seriedad científica sobre el libro fundamental de A. Hitler "Mi lucha" y que por ello lo reconocen como un libro imprescindible. (…)”. Todavía más grande es la deshonra que siento por el empeño que dedicaron algunos destacados analistas por adaptarse a esta situación». (Rundbriefe (1934–1945), Band I. Frankfurt a.M./Basel 1998, 103, 119)

La historia de un olvido

Luego del final del «Reich de los mil años» la forma de referirse al asunto cambió repentinamente. Ahora, los psicoanalistas dicen que fueron objeto de una opresión y de una persecución y ya no sujetos con la intención de adaptarse a una situación determinada, con el afán oportunista de mejorar sus carreras

Jones incluso afirmó, en un Congreso que tuvo lugar en París en 1938: «La Organización Alemana (…) se puede sentir considerablemente complacida de que un gran número de candidatos hayan sido formados y de que  se hayan incorporado también muchos miembros nuevos[18]». Luego del final del «Reich de los mil años» la forma de referirse al asunto cambió repentinamente. Ahora, los psicoanalistas dicen que fueron objeto de una opresión y de una persecución y ya no sujetos con la intención de adaptarse a una situación determinada, con el afán oportunista de mejorar sus carreras. En la «Revista de Psicoanálisis» fundada nuevamente, de la que solo salieron dos números, Müller-Braunschweig se hace la pregunta: «¿Nuestra empresa requiere de una justificación?». Responde a esa pregunta él mismo con las razones de que pudo sostenerse una continuidad a pesar de la prohibición y de la persecución. «Para nosotros el nombre de Freud significa el fundador de la moderna Psicología profunda, que nos ha legado un compromiso. Este compromiso se ha vuelto aún más fuerte de lo que fue en Alemania tiempo atrás, en donde su nombre y su obra habían sido proscritos. El Régimen desencadenó una serie de hechos, en los que las personas que habían dedicado su vida a la cuestión del Psicoanálisis, tanto por medio de la palabra como por medio de textos escritos, fueron obligadas a emigrar. El Instituto Psicoanalítico de Berlín, fundado a partir de la Asociación Psicoanalítica Alemana (APA) en 1920, que había desarrollado una rica investigación y enseñanza, y que había también pedido ayuda internacional, tuvo que agachar la cabeza ante los requerimientos del Régimen y alinearse en 1936 a la Organización Alemana de Psicoterapia del Instituto Alemán para la Investigación en Psicoterapia».[19] Müller-Braunschweig no dedicó ni una palabra de disculpa para los expatriados. Ni una palabra contra las medidas que se impusieron contra los judíos y las judías, y con las que hicieron que la Asociación Psicoanalítica Alemana se pudiera incorporar al Instituto Alemán.

¿Pero qué pasó con el texto de Müller-Braunschweig en el Reichswart, luego del final del Régimen de Hitler? Fue olvidado. Y hubiese permanecido en el olvido de no ser porque Helmut Dahmer lo encontró en el año 1983, lo volvió a publicar y lo comentó. Luego de que se volviera a publicar el artículo del Reichwart aparecieron contribuciones de asociaciones políticas sobre la historia del Psicoanálisis durante la época de Hitler en donde el texto no es ni siquiera mencionado o, solamente es tenido en cuenta como elemento que banaliza el debate entre Psicoanálisis y Psicoterapia. Así, por ejemplo, en el artículo de Müller-Braunschweig se menciona que «la política no ha influido objetivamente en la sustancia del Psicoanálisis». Y continúa diciendo que «El psicoanálisis fue reducido a una psicoterapia». «No hubo ninguna concesión» para con el régimen nacionalsocialista, sino que con ello ha continuado “la vieja línea de Berlín”»[20]. También Schultz-Hencke continuó con su trabajo luego de 1945 como si nada hubiera ocurrido. En el 16º Congreso Internacional de Psicoanálisis, que tuvo lugar en Zürich en 1949, dio una conferencia con el título de «Desarrollo y porvenir de los conceptos psicoanalíticos», en donde critica el uso metafórico de los conceptos psicoanalíticos, y la analogía entre la experiencia infantil y la del adulto enfermo. En su libro «Teoría y práctica del Psicoanálisis[21]» Thomä y Kächelellaman, diez años después, con una mirada retrospectiva: «La crítica a la teoría de la líbido y a la metapsicología expuesta por Schultz-Hencke en el primer congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional luego de la guerra, no provocaría hoy ningún escándalo, ni irritaría a nadie, sino que sería compartida por muchos psicoanalistas»[22]. En Zurich en el año 1949, Müller-Braunschweig, que luego de la guerra se convirtió en el Presidente de la refundada Asociación Psicoanalítica Alemana, vio este asunto con otros ojos. Aprovechó la situación favorable para criticarlo en una conferencia denominada «El neoanálisis de Schultz-Hencke puesto en consideración por el Psicoanálisis». Con ello Schultz-Hencke quedó en el lugar de haber sido el prototipo de los psicoanalistas que habían entregado el Psicoanálisis al régimen de Hitler. En cambio Müller-Braunschweig quedó en el lugar de ser un aliado de los viejos días, en los que todavía era presidente E. Jones. Así pudo dar la apariencia de haber sido uno de los pocos analistas que permaneció bajo el mando de Hitler «true, real, genuine analysts[23]»[24].

Esta puesta en escena tuvo muchas ventajas: Müller-Braunschweig quedó como el que una vez más, junto con Boehm, «salvó» el psicoanálisis de W. Reich. Con esto también sería ahora el «salvador» ante Schultz-Hencke. En Zürich, luego de la situación en la que E.Jones quedó posicionado como el que contribuyó a «salvar» el psicoanálisis durante los tiempos de Hitler ya no hicieron más preguntas. E. Jones se guardó para sí lo que sabía acerca de Müller-Braunschweigs cuando el colega británico John Rickman, viajó a Berlín en 1945 para, en entrevistas secretas, investigar acerca de la posición política de los psicoanalistas alemanes. J. Rickman clasificó la posición política de Müller-Braunschweig como «gris oscura», tan poco amistosa como lo fue la posición política de Boehm, a la que también denominó como «gris oscura cuando no completamente oscura». Por eso recomendaba, durante los tiempos del nacionalsocialismo no formar parte de ningún cargo en las organizaciones psicoanalíticas.  Sin embargo E. Jones no compartió esa información en el Congreso de Zürich. En lugar de eso, tiempo después, le encargó a Müller-Braunschweig la formación de un nuevo grupo, la Organización Psicoanalítica Alemana, cuyo primer presidente sería él mismo (Müller-Braunschweig); luego de lo cual iba a abandonar la presidencia de la APA, de la cual Boehm, agradecido, iba a hacerse cargo. De este modo, fueron dos las sociedades psicoanalíticas las que cada una a su modo contribuyeron al «salvamento» del psicoanálisis durante los tiempos de Hitler. Cuando medio siglo después, la APA (Asociación Psicoanalítica Alemana), en el 42º Congreso Internacional de Psicoanálisis en Niza (2001) sea nuevamente incluida como «Provisional Society of Council» dentro la Asociación Psicoanalítica Internacional, las diferentes versiones de la historia van a ser dejadas de lado como si nada hubiese ocurrido[25].

De este modo permanece fuera de discusión lo que en el fondo fue una ruptura en la historia del Psicoanálisis, que empezó con la exclusión de W. Reich de la Asociación Psicoanalítica Alemana y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, que alcanzó su punto culmine con el ingreso de la APA al Instituto Göring, esa ruptura fue con la izquierda freudiana que representaba a los «psicoanalistas políticos». Otto Fenichel había previsto este final, cuando se encontraba cerca de su muerte. En su última carta escrita desde Los Angeles el 14 de julio de 1945 para la izquierda freudiana: «El desarrollo del Psicoanálisis en el mundo y particularmente en Alemania ha equivocado su camino por el cual es necesario luchar. No tanto por el correcto uso del Psicoanálisis en la Sociología, sino aún más para la continuidad de Psicoanálisis Freudiano»[26]. 

Título originial: Psychoanalyse und Nationalsozialismus. Verbot oder Anpassung? Bruch oder Kontinuität?.

Autor: Bernd Nitzschke. Oriundo de Alemania. Actualmente vive en Düsseldorf, Alemania. bernd.nitzschke@t-online.de

Traductor: Leandro Levi 

Bibliografía

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[1]  Versión revisada y condensada del aporte titulado «¿Salvado o arrasado? El Psicoanálisis en los tiempos de Hitler» publicado en el año 2003 en la Revista de Psicología Política (Jg, 11, Heft 1-3, 121-144).

[2] E. Jones. » Vida y obra de S. Freud « Editorial Salvat: grandes biografías. Página 534

[3] E. Jones «Vida y obra». Traducción propia. Cf. pág.535

[4] Mencionado en el libro de Regine Lockot en Alemán en el original: «Die Reinigung der Psychoanalyse. Die Deutsche Psychoanalytische Gesellschaft im Spiegel von Dokumenten und Zeitzeugen (1933-1951)» Tubinga, 1994.

[5] Rainer Funk. El rol de Erich Fromm en la fundación del I.F.P.S (según sus siglas en Inglés International Federation of Psychoanalytic Societies). Documentos tomados de los Archivos de E. Fromm en Tubinga. Lectura presentada en el taller de la Fundación e Historia del IFPS. 10º Foro Internacional de Psicoanálisiis, del 5 al 9 de Mayo de 1998, Madrid.

[6] En Inglés en el original. Funk, Erich Fromm’s Role, 192.

[7] Karen Brecht. «Hiergeht das Leben auf eines sehr merkwürdige Weise weiter». «ZurGeschichte der Psychoanalyse in Deutschland», Hamburg 1985, 94.

[8] Carta de S. Freud a M. Eitingon del 17 de abril de 1933.

[9] Brecht. Geschichte der Psychoanalyse, 69.

[10]Brecht. Hier geht das Leben auf eine sehr merkwürdige Weise weiter.... 103.

[12] Gudrun Zapp. Psychoanalyse und Nationalsozialismus. Untersuchungen zum Verhältnis Medizin/Psychoanalyse während des Nationalsozialismus», Kiel 1980, 66..

[13] E. Jones. Vida y obra de Sigmund Freud. Editorial «Biblioteca Salvat de Grandes Biografías». Página 535

[14] El término alemán «Weltanschauung» es de una riqueza de sentido que el español no condensa en un solo término. Es por eso que es necesario ahora aclarar que «forma en que se ve el mundo» y «cosmovisión» responden al mismo término alemán: Weltanschauung. [N. del T.]

[15]Matthias Heinrich Göring.  Weltanschauung und Psychotherapie» Zeitschrift für Psychotherapie 9/1936, 290f.

[16] Jung, C. G. Geleitwor. Zeitschrift für Psychotherapie. 6/1933, 139f.

[17]Kurt Gauger. Psychotherapie und politisches Weltbild.  Zeitschrift für Psychotherapie 7/1934, 159.

[18] Korrespondenzblatt. Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse 24/1939, 366.

[19] Carl Müller-Braunschweig. Geleitwort des Herausgebers. Zeitschrift für Psychoanalyse 1/1949, I.

[20] Michael Schröter.  Manichäische Konstruktion. Kritik an zwei Studien über W. Reich und seine Konflikte mit der DPG/IPV (1933-34), in: Psyche 52/1998, 181

[21]Helmut Thom und Horst Kächele, Lehrbuch der psychoanalytischen Therapie, Bd. 1. Berlin/Heidelberg/New York 1985, XII. Existe versión en español.  Editorial Herder S.A. Año: 1989. Barcelona. Traductores: Gabriela Bluhm-Jiménez y Dr. Juan Pablo Jiménez de la Jara.

[22] Helmut Thom y Horst Kächele, Lehrbuch der psychoanalytischen Therapie, Bd. 1 Berlín/Heidelberg/New York 1985, XII

[23] En Inglés en el original.

[24] Analista fiel, auténtico y legítimo [N. del T.]

[25] Kall Fallend y Bernd Nitzschke. Der Fall W. Reich. Beiträge zum Verhältnis von Psychoanalyse und Politik.  Frankfurt a,M.2002..

[26]En ingles en el original. Fenichel, Rundbriefe Band 2, 1945. 

Fuente: Revista Topía

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