“La digitalización (…) está cambiando el mercado laboral en América Latina. El cambio ya está aquí, aún no se siente con fuerza en algunas profesiones, pero en otras lo está poniendo todo patas arriba” decía nuestra entrevistada en un artículo publicado en 2023. Nos contactamos con ella para profundizar las reflexiones respecto de los cambios que traerán las IAs a los campos laboral, sindical y educativo.
La brecha digital
“Cuando en 2020 comenzó el confinamiento por la pandemia de COVID, en la FES (Friedrich-Ebert-Stiftung) empezamos a producir un espacio virtual de trabajo con organizaciones sindicales. Si el capitalismo funciona con aplicaciones, ¿por qué no tener una aplicación que organice a quienes trabajan en su lucha? Ahí empezó nuestra experiencia con el mundo digital que nos permitió darnos cuenta de la enorme brecha que se abría entre estas nuevas tecnologías y las instituciones. Pensar no sólo en el efecto en las personas que trabajan -el cambio de las calificaciones, el cambio de las ocupaciones- sino en las instituciones que los representan. Nos enfrentamos a un mundo que hablaba otro lenguaje, el software era libre pero para quienes programan, no para los usuarios o usuarias. Y esta es una problemática central. Ahí vivimos la brecha digital, una brecha que alcanza al mundo sindical en general y al mundo educativo. Es distinto el lenguaje de lxs programadorxs al lenguaje de las instituciones, al lenguaje del común de la sociedad, sin embargo impacta en las tradiciones sociales, culturales y educativas. La desigualdad también se presenta en términos de dispositivos en uso (Android vs. Apple), en el acceso a banda ancha, en la estabilidad de ésta, en el uso de datos… Enfrentamos una dinámica de innovación que obliga, a nivel institucional, a aprender nuevas formas, nuevos lenguajes, nuevas reglas de juego, y nuevas y muy desiguales formas de acceso al conocimiento. Las innovaciones tecnológicas no son solo de la tecnología dura, sino también organizacionales. Está la tercerización, la subcontratación. Habla de colectivos cada vez más pequeños y dispersos. De encontramos cada unx en su casa frente al dispositivo, porque hoy los medios de producción del conocimiento son individuales”.
Sociedad de la evaluación y el control
“Los estudios que realizamos sobre el trabajo en plataforma nos introdujeron en otro tema: la evaluación de quienes trabajan, pero también de quienes consumen, de lo que se consume, de dónde se consume. La herramienta de evaluación es el celular, la forma de evaluación es una escala del 1 al 5 o emoticones con caritas o estrellitas. Dos fenómenos se articulan, el uso masivo de dispositivos móviles y su capacidad de generar “datos” (el nuevo petróleo del S. XXI). Permiten una sociedad donde se generan datos y donde se pueden analizar de manera inmediata. La Minería de Datos y la Big Data hacen su aparición y con ella el algoritmo que permite analizar, con criterios que aún nos falta mucho discutir, millones de datos, hacer inferencias sobre los mismos y evaluar. La sociedad del conocimiento introdujo la sociedad de la evaluación y el control. Para el sistema educativo el tema de la evaluación ya ha salido de los marcos institucionales. Las opiniones transformadas en evaluaciones digitales fluyen e impactan en la actividad docente, la opinión de los/as alumnos/s, de sus familiares, de quienes viven en el barrio, los enojos, las frustraciones. Todos y todas podemos opinar, sin mayor fundamento que nuestra experiencia y la posibilidad de expresar nuestros sentimientos. ¿Acaso esto no impacta en el trabajo docente? Por ejemplo, el grupo de WhatsApp de padres: en un momento es muy cómodo y facilita la comunicación, y de golpe se transforma en un espacio conflictivo, cuyo manejo excede las posibilidades de los y las docentes”.
No hay derecho al olvido
“Las formas de control se han modificado, el dato generado por múltiples medios (redes sociales, cámaras, tarjeta SUBE, software de gestión) permite un control permanente de quienes trabajan. Cada vez que acepto los términos y condiciones de una aplicación autorizo el acceso a datos que permitirán un mayor control sobre mi persona. Incluso el conflicto laboral ingresa en el mundo de lo virtual, y ahí ya no es discutir con una persona sino con un algoritmo. Por ejemplo, vos podés hablar con una autoridad educativa si te sancionan. El sindicato te va a defender, pero el sindicato es territorial y defiende en el cara a cara. Ahora, por las nuevas tecnologías, en el conflicto laboral intervienen más personas: viene un directivo y dice: “Esta docente fue evaluada por 50 alumnxs y 100 padres. Y tuvo con los padres, 80 Caritas tristes y con los alumnos 45 Caritas tristes. Además, en las redes, ella puso que estaba deprimida o que se enojaba con los/as alumnos/as…” El dato sobre mi desempeño como docente tiene múltiples fuentes, y el acceso al mismo es posible en tiempo real incluso. No hay derecho al olvido, lo que puse en las redes queda. Se modifican las formas de control, se modifican las formas de evaluación, la evaluación de los procesos de enseñanza, la evaluación de aprendizaje, la evaluación de los niveles de cursada…”
Innovación en las formas de enseñanza
“Afrontamos una sociedad del conocimiento donde el hábito de lectura, la capacidad de interpretar textos y contextos, nos demanda una mayor innovación en las formas de enseñanza y aprendizaje. No se trata solo del ejercicio de la memoria, hay nuevos materiales y formas de aprendizaje. La lectura no ha perdido su capacidad de abrirnos a nuevos mundos, lo que se ha transformado profundamente son las condiciones de lectura (acceso al silencio, soledad, concentración, atención que requiere) y esto no es sólo característico de las personalidades sino de las condiciones familiares, sociales y de las instituciones educativas. Es decir, de si posee biblioteca, espacios para la lectura, infraestructura, tiempos para favorecer en las poblaciones más vulneradas el surgimiento de un hábito que requiere de un habitus. Como Fundación, esta nueva realidad laboral que percibimos nos desafió a pensar ¿cómo son las “nuevas didácticas” para llevar estos temas? Porque yo puedo contratar profesionales excelentes, crear documentos, pero ¿quién los lee? ¿Cómo generar interés en la lectura, cómo hacer accesible estos conocimientos sin banalizarlos, o que los documentos o libros o publicaciones no duerman en las bibliotecas?”
Aprender en el siglo XXI
“La inteligencia artificial, el algoritmo, tienen dos variables. Por un lado, una sociedad que produce datos -por ejemplo la Big Data- y en todos los dispositivos producimos datos; y no solo estamos hablando de nombre y apellido, DNI, domicilio, el dato es mi rostro, el dato es mi voz, el dato es mi creatividad. Y por otro lado, está la producción de algoritmos. Es la base de la inteligencia artificial y lo que te permite juntar datos y hacer análisis más complejos. Está la cuestión del machine learning, pero también del deep learning. Se está hablando en este momento que las máquinas aprenden, cada vez que yo lleno un captcha estoy enseñando a una máquina. Parece que nos alejamos de la preocupación por el aprendizaje humano y ahí la educación debe analizar las condiciones para aprender en el Siglo XXI. Estas nuevas tecnologías vienen de la mano de las llamadas “habilidades blandas”, expresiones emocionales. No es pura frivolidad, tiene que ver con que esta tecnología cambia tanto, que llega un momento que se traduce en un nivel de frustración, produce enojo y rechazo. Entonces, la idea de la resiliencia es cómo hacemos que los seres humanos acompañen los ritmos de crecimiento de una tecnología. Quizá se nos está escapando del control humano. El tema de las habilidades no es sólo emocional, sino también cómo me enfrento a textos, a contextos, cómo establezco relaciones, cómo me enfrento a este cambio que me llena de incertidumbre, frustración y me cuestiona permanentemente en los saberes acumulados. Hay un espacio del aprendizaje, digamos, tradicional, atravesado por la resiliencia, por las habilidades socioemocionales, por la creatividad. Por una forma distinta de aprender. Pero hay que investigar más. Requiere de una mirada integral a la institución, que no solo son los trabajadores, también, por ejemplo, la arquitectura de la escuela, que es del siglo XIX. Tenemos instituciones analógicas para el mundo digital. Tenemos que aprender también a nivel institucional”.
Tiempos a revisar
“Estas tecnologías son cómodas, son elegantes. Te saludan, son amigables, te dicen “vení, usame”.Es todo individual; y en esta individualidad y comodidad hay un alejamiento de lo social, hay un riesgo que es el otro. El otro ya no es la patria, el otro me molesta, porque si no me sabés hacer el trámite rápido lo hago yo. En vez de ir al banco, mientras estoy sentada hablando, estoy viendo si me pagaron el sueldo. Puedo pedir la comida, ¿para qué ir al negocio a hacer la cola? Tiene que ver con los niveles de aceleración. El tiempo, su percepción, la capacidad de atención, de concentración, la dispersión. ¿Una hora de clase de 60 minutos? Estos tiempos hay que revisarlos. Clases más cortas, más dinámicas y más exigentes. Nadie aguanta solamente el pizarrón en el actual modelo de enseñanza. Hay muchos desafíos para el sistema educativo. Son desafíos que cuestionan las formas analógicas en un Sistema Educativo pensado para un proceso de industrialización, masivo, inclusivo.Hay que reflexionar cuáles son los cambios sociales y tecnológicos que están apareciendo. Hay que explorar, si queremos volver a construir una Argentina que dé la bienvenida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Y en eso, el sistema educativo tiene un rol fundamental”.
*Mónica Sladogna fue funcionaria del Ministerio de Trabajo (2006-2015) donde trabajó temas de Formación Profesional, fundamentalmente con organizaciones sindicales y con organizaciones sociales, en el marco de las políticas de empleo. En el 2019 comenzó a trabajar en la Friedrich-Ebert-Stiftung como directora del área sindical laboral, una fundación del Partido Socialdemócrata alemán, que tiene un mandato de trabajar junto con sindicatos de organizaciones nacionales y otras organizaciones de representación de trabajadores