Las mejores frases que nadie recuerda
Thomas Jefferson, en 1809 y en el debate sobre los Bancos, dijo: «las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos permanentes. Si el pueblo americano permite que los bancos privados controlen la emisión de su moneda, primero por inflación, luego por deflación, los bancos y corporaciones que crecerán alrededor de los bancos privarán al pueblo de toda propiedad hasta que sus hijos despierten sin hogar en el continente que sus padres conquistaron - El poder de emisión debe ser arrebatado a los bancos y restaurado a la gente, a quien correctamente pertenece»
Treinta y cinco años más tarde el primer ministro Benjamin Disraeli de Inglaterra, en 1844 dijo: «El mundo está gobernado por personajes muy diferentes de los que imaginamos, son aquellos que están detrás de las escenas» 100 años despues de la frase de Thomas Jefferson
«El presidente Woodrow Wilson que firmó la Ley de la Reserva Federal en 1913 se arrepintió y en 1916 dijo: «Soy un hombre muy infeliz, sin saberlo, arruiné a mi país, la gran nación industrial está controlada por su sistema de crédito - Ya no es una nación de libre opinión, no es un gobierno por convicción y el voto de la mayoría, sino un gobierno de la opinión y coacción de un pequeño grupo de hombres dominantes».
Woodrow Wilson se refería nada menos que al premio mayor, el control absoluto y completo de todo el dinero en EEUU que significó el control de toda América y con el poder de hacer esclavos a todos los ciudadanos.
Paul Warburg fue el arquitecto del proyecto de ley aprobado por el Congreso y firmado por Woodrow Wilson. Con la Ley de la Reserva Federal de 1913 norteamérica volvió a tener un banco central, pero colocó a EE.UU. bajo una dictadura absoluta. La Reserva Federal se constituyó en 1914 y ha sido la creación de una deuda nacional totalmente innecesaria desde entonces. Wilson murió como un traidor a su pueblo.
Es así como el sistema financiero fue entregado a la Federal Reserve Board, que administra el sistema de financiación por la autoridad de un grupo puramente especulador, un sistema privado, llevado a cabo con el único fin de obtener los mayores beneficios posibles con el dinero de otras personas.
Luego en Octubre de 1940 se envío un extracto del Memorial dirigido a la Cámara de Obispos y la Cámara de Diputados, clérigos y laicos de la Iglesia Protestante Episcopal en la Convención General que decía lo siguiente:
«El internacionalismo es popular en los últimos años para cubrir un enclavamiento de fuerza financiera -político y económico- con el fin de establecer un Gobierno Mundial Internacional al que EE.UU. debe entregar una parte definitiva de su soberanía nacional. El plan de gobierno del mundo está siendo defendido bajo nombres atractivos como el Nuevo Orden Internacional; Nuevo Orden Mundial; Unión Mundial y ahora Mundial de la Commonwealth de Naciones; Comunidad Mundial, etc. que tienen el mismo objetivo, sin embargo, la línea de enfoque puede ser religiosa o política según el gusto o la formación de la persona».
Esto fue redactado cuando se estaba formando la Organización de las Naciones Unidas. Una vez formada y en su discurso
ante el Senado de EE.UU., el 7 de febrero de 1950, James Paul Warburg, el hijo del responsable de la creación del Banco de la Reserva Federal expresó: «Nos guste o no tendremos un Gobierno Mundial, la única pregunta es si se logrará mediante conquista o por consentimiento». Esta frase, palabra más palabra menos fue repetida por Juan Pablo II, el ahora santo Wojtyla, más adelante ampliaremos su visión.
Luego en el American Mercury Magazine de diciembre de 1957, página 92 se puede leer: «El Poder del Dinero invisible está trabajando para controlar y esclavizar a la humanidad. Financió el comunismo, el fascismo, el marxismo, el sionismo, el socialismo. Todos ellos están dirigidos a hacer de EE.UU. un miembro del Gobierno Mundial».
George Malone, senador del Estado de Nevada, hablando ante el Congreso de EE.UU. en 1957, amplió las frases que hemos leído diciendo; «es un plan preconcebido para destruir la independencia económica y social de los EE.UU. y si el pueblo entendiera plenamente lo que el Congreso les ha hecho, durante los últimos 49 años, se movilizaría contra Washington, no esperarían una elección».
El discurso de John Fitzgerald Kennedy en el Hotel Waldorf Astoria en Nueva York, en abril de 1961, dirigido a la Asociación Nacional de Editoriales Periodísticas es de unos 19 minutos. Kennedy habla sobre la necesidad de eliminar las sociedades secretas en el gobierno, Kennedy era consciente de su existencia y en el discurso dijo: «La misma palabra 'secretismo' es repugnante en una sociedad abierta y libre; nosotros nos oponemos a las sociedades secretas, a los dobles secretos y a los procedimientos secretos» y agregó: «Se necesita un cambio de perspectiva, cambios de tácticas, un cambio en misiones por parte del gobierno, de la gente, de cada hombre de negocios o líder laboral, y de cada periódico, nos vemos enfrentados a una conspiración monolítica y despiadada que, alrededor del planeta, se apoya en métodos de encubrimiento para expandir su esfera de influencia, a través de infiltración en lugar de invasión, subversión en lugar de elecciones, intimidación en lugar de la elección libre, guerrillas nocturnas en lugar de ejércitos diurnos. Un sistema que ha reclutado una vasta fuente de recursos humanos y materiales tejiendo una madeja impenetrable, una máquina altamente eficiente que combina el ejército, la diplomacia, la inteligencia, la economía, la ciencia, sus operaciones políticas son ocultas, no se publican. Sus errores son enterrados, no aparecen en titulares. Sus disidentes son silenciados, no hay gasto que se cuestione, no hay rumor que se imprima, no hay secreto revelado -en pocas palabras- gestiona la Guerra Fría siguiendo una disciplina que recuerda los tiempos de guerra y que ningún sistema democrático espera o desea igualar», además agregó Kennedy, «hay un gran peligro en que ante la necesidad de incrementar la seguridad ésta quede a cargo de aquellos ansiosos por expandir su significado al límite mismo de la censura oficial y la ocultación». John Kennedy deseaba desmantelar la CIA y el Pentágono y eso, opinan muchos historiadores, lo pagó con su vida.
Luego en 1964 el senador de EE.UU. Barry Goldwater en su libro titulado «Sin disculpas» escribió: «La Comisión Trilateral representa un esfuerzo hábil, coordinado para tomar el control y consolidar los cuatro centros del poder - Políticos, monetario, intelectual y eclesiástico».
Mientras, en Europa, Willy Brandt, excanciller de Alemania Occidental y expresidente de la Quinta Internacional Socialista, Presidente de la Comisión Brandt en los años 1980
declaró: «El Nuevo Orden Mundial tiene la autoridad supra-nacional para regular el comercio mundial y la industria, una organización internacional que controla la producción y el consumo de petróleo, una moneda que sustituya al dólar, un Fondo de Desarrollo Mundial para hacer cumplir los decretos del Nuevo Orden Mundial»
En diciembre de 1988 Mikhail Gorbachev, en su discurso en las Naciones Unidas anunció: «El progreso mundial es ahora posible sólo a través de la búsqueda de un consenso universal en el movimiento hacia un Nuevo Orden Mundial».
Y David Rockefeller -en la reunión de la Comisión Trilateral, 1991 dijo: «Estamos muy agradecidos con el Washington Post, el New York Times, Time Magazine y otras grandes publicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones respetando las promesas de discreción durante casi 40 años. Habría sido imposible desarrollar nuestro plan si hubiéramos sido objeto de publicidad durante años. El mundo es ahora más sofisticado y la soberanía supra-nacional de una élite intelectual y de banqueros mundiales es preferible a la auto determinación nacional practicada en siglos pasados».
Henry Kissinger, presente en la misma reunión de Bilderberg en 1991, dijo: «Hoy el pueblo de EE.UU. se indignaría si las tropas de la ONU entraran en Los Angeles para restaurar el orden. Mañana lo agradecerá si -se les dice- que hay una amenaza exterior del más allá, una amenaza a nuestra existencia ya sea real o promulgada. Como todo hombre teme lo desconocido tratará de librarse del mal. Cuando se presente este escenario, los derechos individuales serán derogados voluntariamente por la garantía de bienestar que promete el gobierno del mundo». Luego en 1994 Kissinger ratificó que «El Nuevo Orden Mundial no puede ocurrir sin la participación de EE.UU., el componente más importante. Sí, afirmó, habrá un Nuevo Orden Mundial, que obligará a EE.UU. a cambiar su percepción».
Mientras George Bush, padre, en la Asamblea General de la ONU en febrero de 1992 dijo: «Tenemos la oportunidad real de este Nuevo Orden Mundial para cumplir la promesa y la visión de los fundadores de la ONU, principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas a la que el pueblo de EE.UU. promete su lealtad».
No podemos olvidar al sostén más poderoso de la pirámide del plan y la frase de Karol Vojtyla que -en la década de 1990- aceptó diciendo: «A finales del siglo XX viviremos bajo el Gobierno Mundial de la ONU que existió desde la Sociedad de Naciones, es decir 1919, un gobierno con autoridad absoluta es inevitable para decidir las cuestiones básicas de la supervivencia», aseveró el ahora santo Juan Pablo II.
Las frases históricas desde Thomas Jefferson, en 1809 nos indican que la Historia ha oscilado entre dos sistemas: el Feudal y el Imperial, si cae un sistema se recurre al otro y es bendecido por el Papa de turno. Estamos en la culminación de un ciclo Imperial que hace agua por los cuatro costados, corroído por la corrupción instalada también en la Roma Vaticana que junto a los feudalistas e imperialistas apoya un Nuevo Orden Mundial.
Podemos creer que Dios creo al hombre y la mujer pero no los creó ni pobres ni ricos. Si Jesús echó a los mercaderes del templo la pregunta es ¿que haría con aquellos que, siglo tras siglo, apoyan las guerras entre hermanos con sus políticas monetarias, intelectuales, raciales y religiosas para ganar dinero y crear un Nuevo Orden Mundial ?
La realidad es que mientras haya ricos y pobres, habrá conflictos entre ambas clases. Los pueblos nunca ganamos, solo queremos vivir en paz y armonía, ellos quieren guerras y más dinero, deciden nuestro destino y escriben la historia...
y si a la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia
DESDE SYDNEY AUSTRALIA, MARTHA HERRING
Fuente: Liliana López Foresi