«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (Apocalipsis 3:15-16).
Se aproxima un nuevo y definitivo momento electoral. Nos toca, a los argentinos, la ocasión de elegir entre dos candidatos. Hay quienes, desconformes con ambos candidatos proponen una tercera alternativa, que es o bien el voto en blanco, o impugnarlo o definitivamente no ir a votar.
Es evidente que desde una perspectiva “legal”, votar “en blanco” (o las otras opciones) es, electoralmente, una opción válida. Un voto nulo parece decir que ninguno de los candidatos nos conforma, pero es importante recordar que, precisamente para eso existe el “balotaje”: para elegir a quién queremos que nos gobierne, o al menos quién no queremos que lo haga; se trata de que la ciudadanía pueda decir a quién prefiere de los dos, o cual le resulta el “menos malo” porque de gobernar el país se trata.
Es notable ver la cantidad de grupos que invitan, al menos veladamente, al voto “en blanco” en ambientes del periodismo (o los que trabajan de tales), del empresariado, de la política y hasta del episcopado.
Pero resulta que ante la pregunta «Estamos de acuerdo con “A”, ¿sí o no?» no cabe la abstención, evidentemente. Veamos algunas cosas sencillamente:
• ¿Estamos o no de acuerdo con que “el que quiera andar armado que ande armado”?
• ¿Estamos o no de acuerdo con que la salud debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
• ¿Estamos de acuerdo con que la educación debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
• ¿Estamos de acuerdo con que la política económica argentina la manejen los Estados Unidos, dolarización mediante?
• ¿Estamos de acuerdo con suspender las relaciones con el Vaticano porque el Papa es el representante del Maligno en la tierra?
• ¿Estamos de acuerdo que existe el cambio climático, que debe ser enfrentado – como reitera el Papa Francisco, entre otros – o crees que este es un invento “del comunismo”?
• ¿Estamos de acuerdo con que todo debe ser privado, incluso los mares, y por tanto sólo puede acceder a ello quienes tienen dinero?
• ¿Estamos de acuerdo con que en las políticas internacionales solo debemos tener relaciones diplomáticas y comerciales con quienes piensen como nosotros y si hubiera un cambio estas se han de suspender temporalmente?
• ¿Estamos de acuerdo con eliminar los ministerios de salud, de educación, de trabajo y demás, aunque ocurriera, por ejemplo, una nueva pandemia?
• ¿Estamos de acuerdo con que las obras públicas solo debe financiarlas el capital privado, aunque eso implique que todas las regiones empobrecidas se queden sin rutas, escuelas, hospitales, electricidad y demás “derechos”?
• ¿Estamos de acuerdo con que lo moral o no lo decida el mercado y, por lo tanto, se pueden vender órganos, niños, drogas, armas y cualquier cosa que pueda comprarse?
• ¿Estamos de acuerdo con la violación sistemática de los derechos humanos, la picana eléctrica, la desaparición forzada de personas, la entrega de bebés con la consecuente negación de su identidad, arrojar personas vivas al mar, la tortura, violaciones, secuestros y asesinatos?
¿Estamos de acuerdo con esto o no? Porque el “voto en blanco” pareciera decir que no interesan (sea quien fuere el que las propone).
O, también:
• ¿Estamos de acuerdo sencillamente con la “democracia” a pesar de todas sus deficiencias o no?
• ¿Estamos de acuerdo con el federalismo – coparticipación incluida – o no?
• ¿Estamos de acuerdo con la unión con los países latinoamericanos o no?
• ¿Estamos de acuerdo con que haya un Estado presente para acompañar y proteger a los más vulnerados de la sociedad?
• ¿Estamos de acuerdo con que el estado persiga a los que aumentan los dólares o desabastecen de combustibles para favorecer a sus propios candidatos, aunque la sociedad se vea perjudicada?
Es evidente, ante estos ejemplos, que podríamos seguir ampliándolos. Y, entonces, más allá de tal o cual candidato, ¿parece sensato afirmar que “no nos interesa”?
Como curas sabemos dónde queremos y tenemos que estar: junto a los pobres, en favor de sus vidas y sus causas. Y sabemos que, aunque siempre imperfectas, hay opciones que no son opcionales, y hay otras que son definitivamente contrarias a todo lo que creemos. Invitamos a quienes quieran escucharnos a pensar con el corazón, con un corazón sensible a los dolores de las víctimas, a tomar nuestra próxima decisión electoral con una mirada puesta en el futuro y la esperanza. A no olvidar que nuestro compromiso cristiano nos impide desentendernos de los pobres; todos sabemos lo que ocurre con un zorro (o un león) suelto en un gallinero. Todos sabemos que el individualismo nos conduce a la “ley de la selva”, la misma donde un león suelto hace estragos en un rebaño. Estamos convencidos que es un imperativo moral hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que Milei sea presidente de la Nación; ¡la Patria y los pobres no se lo merecen!
Curas en Opción por los Pobres
Fuente: Curas en Opción por los Pobres