• 21 de noviembre de 2024, 6:38
Inicio | Editorial

Feliz Navidad para todo el pueblo

Por Curas en opción por los y las pobres

Miren, les anuncio una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. (Lucas 2:10-11)

Navidad es nacimiento. Y es importante saber quién nace, dónde nace, cómo nace, y, en este caso, también, para qué nace.

Los distintos libros bíblicos presentan distintas catequesis para distintas comunidades haciendo referencia a este nacimiento. San Pablo destaca en el nacimiento de Jesús, su pertenencia a un pueblo: “nacido de mujer, nacido bajo la ley”. Los Evangelios insisten en que su venida tiene el sentido de que todos se sientan convocados a ser parte de ese pueblo en el que Dios quiere reinar. “Salvar a todos”. Es evidencia de un Dios que se acerca a los últimos de la historia, “Dios con nosotros”; un Dios que se aproxima tanto a los pobres que se lo reconoce por los pañales, ha nacido en un pesebre y es anunciado a pastores. 

Por esa cercanía de Dios es que su nacimiento es “alegría para todo el pueblo”. Navidad es hacer memoria de que hace tiempo Jesús nació, y su nacimiento nos toca de cerca. Nació para que tengamos vida plena, para que reine la alegría y la paz, para que todo el pueblo se reconozca como una familia de hermanas y hermanos.

Por supuesto que eso no significa que siempre sea así. Los seres humanos tenemos la rara capacidad de frustrar los proyectos de Dios para nosotros. Este niño que ha nacido, un día será asesinado por los que ejercen el poder religioso y político. Una y mil veces en la historia la vida y la muerte, la alegría y la tristeza, la paz y la violencia parecen pelear por un lugar entre nosotros. Pero una pelea que no “viene de arriba”, sino que nosotros mismos permitimos o buscamos que ocurra.

Este que nace es la luz, pero hoy, en millones de hogares parecen reinar las tinieblas, donde debiera haber alegría hay tristeza, donde debiera haber vida digna hay pobreza o miseria. Y – debemos reconocerlo – tinieblas, tristeza, pobreza que “no vinieron de arriba” sino que son gestadas por la decisión humana. Y no solo la decisión humana de gobernantes insensibles frente al dolor y la muerte, como se vio recientemente en Bahía Blanca, sino por decisión de una mayoría que sabía que esto era lo que ocurriría y, sin embargo, así lo quiso. No que estábamos en una alegría plena, pero sí con espacios de contención y cuidado de las víctimas.

¿Cómo celebrar este nacimiento en este contexto? Insistiendo una y mil veces en sabernos pueblo, reconociendo a todos y todas como verdaderos hermanos, estando atentos, “consagrados”, a la alegría, la felicidad de todas y todos, pero sabiendo que la felicidad nunca será si no empieza por los últimos, los despreciados, los pobres, los vulnerados, y, además, sabiendo que nunca será plena. Es evidente que, con todas las limitaciones razonables, hay sistemas humanos, sistemas que permiten el nacimiento de un niño, con pañales y entre los pobres, y hay, también, sistemas que quieren asesinar al niño. Hay Herodes y Pilatos, hay pastores y un pueblo que celebra.

¿Cómo celebrar? Evitando que nos roben (también) la alegría, que nos aíslen de los y las demás, que nos cieguen la mirada en la que nos reconocemos pueblo. Podremos celebrar en torno a una mesa, o quizás no, pero no pueden impedirnos los abrazos, la música y el baile, la vida; se trata de encontrarnos en un “nosotros” que impida aislarnos en un “sálvese quien pueda” o “arréglense como puedan”, que siempre salva a los mismos. Celebrar un nacimiento, y, a partir de ahí, un proyecto de pueblo. 

Decirnos “feliz Navidad” es también un compromiso militante para trabajar juntas y juntos por la vida de otras y otros; buscar todos unidos la felicidad de todos. Para que, en estos momentos de tinieblas, después de los dolores del parto, pueda nacer, o renacer, un pueblo, una vida, una fiesta, no de unos pocos, muy pocos, sino de todos quienes soñamos que reine el amor, que reine la justicia, que reine la paz. Que no reine la violencia que asesina al que nace, sino que nazca un niño, esperanza de una vida nueva para todas, para todos. Para las y los pobres.

Curas en opción por los y las pobres

19 de diciembre 2023

Fuente: Liliana López Foresi

Editorial