• 21 de noviembre de 2024, 6:34
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El 26 de julio y el premio Nobel de la Paz a Cuba

Por Antonio Gershenson

Como en artículos anteriores, reitero, mi caso personal. Ninguno de los diagnósticos que me dieron durante tres años fue acertado, por lo que tuve que solicitar atención a la especialidad de neurología y cardiología en La Habana. Después de años con medicamentos equivocados, la mejor opción fue ponerme en manos de personal médico cubano.

Fue hasta llegar al Instituto de Neurología y Neurocirugía en La Habana que tuve el diagnóstico que me salvó la vida y lo hicieron en 15 minutos de cirugía en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, mi salud se restableció, casi de inmediato. Ese mismo día, cinco horas después del tratamiento, estaba ante mi PC terminando mi artículo.

Por esta razón y muchas otras, desde el inicio de la propuesta para el Nobel para las Brigadas Henry Reeve me adhiero a la promoción. Y, aunque en esta ocasión el premio será por la Paz, la nominación nos recuerda que en la historia de la investigación de la medicina Cuba tiene grandes episodios.

Luis Alberto Pérez Ramírez, Dalina Laritza Rodríguez Rodríguez y Élida Yadira Ramírez Pacheco, en su estudio “Un Premio Nobel para la Medicina Cubana” sobre los antecedentes de las nominaciones a este reconocimiento, exponen la historia de quienes han sido tomados en cuenta. Las investigaciones y sus resultados para resolver problemas de salud han merecido la atención de autoridades del ámbito internacional.

El aporte cubano a la medicina universal sobresale, y uno de sus más destacados representantes, el doctor Carlos J. Finlay Barrés, planteó la importanciade la transmisión de enfermedades como la fiebre amarilla, a través de un vector biológico, en este caso, por el mosquito Aedes aegypti. Y podríamos citar a muchos más. Recordemos que, en el estudio del Interferón, Cuba tiene hoy un papel trascendente.

No podríamos terminar la lista de personalidades del área científica que han creado un estilo de practicar la medicina en la isla sin citar al comandante Ernesto Guevara, médico especialista en enfermedades respiratorias, que puso su enorme sello para que la atención médica llegara a todos los rincones de Cuba e influyó con la misma política en otros países. El trabajo fue titánico, pero se logró que hubiera tratamiento y medicamentos de forma gratuita para toda la población. La medicina se convirtió en un ejemplo de la voluntad de un gobierno para beneficiar a su país. Por eso existió una revolución. Y que, un 26 de julio, diera inicio ese episodio histórico para Cuba y América Latina.

Por este objetivo cumplido, el médico Guevara debió recibir el Nobel de la Paz.

Y si actualmente se carece de medicamentos y de otros insumos importantes para la práctica médica, es debido a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. La población cubana merece que se levante, ya, ese castigo injustificado.

René González Sehwerert, Fernando González Llort, Antonio Guerrero Rodríguez, Gerardo Hernández Nordelo y Ramón Labañino Salazar, a quienes hemos conocido como los cinco héroes han recibido el reconocimiento de gente de todos los continentes por su lucha contra del terrorismo, victimizando a Cuba y otras naciones en el mundo. Las agresiones a través de la lucha contrarrevolucionaria, violenta e ilegal, básicamente, promovidas y solapadas por los gobiernos de Estados Unidos, demócratas y republicanos, han quedado impunes todo el tiempo. La lucha por la paz es el fondo del espionaje en búsqueda de los grupos terroristas.

Nunca se ejerció espionaje ni al gobierno de Estados Unidos ni a sus instituciones. Los encarcelaron por la guerra contrarrevolucionaria para acabar con el gobierno legítimo socialista del doctor Fidel Castro Ruz. Ninguno de los cinco espías claudicó, los años de cárcel, de sufrimiento y de trato injusto, los convirtió en héroes, pero, además, en héroes dignos de un Nobel de la Paz.

La liberación de los cinco héroes suponía un acercamiento entre los dos países. Sin embargo, a la llegada de Trump a la presidencia el esfuerzo de Barak Obama, Nobel de la Paz, se vino abajo ¿Dónde quedó la autoridad del ex presidente después de recibir el flamante premio? Sus gestiones no pudieron trascender al agresivo mandato de su sucesor. Casi inmediatamente, la posibilidad de un acercamiento civilizado entre las dos naciones quedó suspendido. El esfuerzo y las esperanzas de todo un pueblo quedaron frustradas.

Y si hablamos del Nobel de la Paz, ya tendrían que haber sido nominados un número indeterminado de luchadores y luchadoras por la reivindicación de sus pueblos. Entre ellos, Fidel Castro Ruz, Ernesto Guevara de la Serna y Salvador Allende Gossens, entre otros.

Son 101 premios que recibió el comandante Fidel, tan valiosos o más que el Nobel. Entre ellos, el Premio Internacional Lenin por Fortalecer la Paz entre los Pueblos. Ante esta proyección de reconocimiento mundial, resulta increíble e inadmisible que Trump haya sido nominado para este importante premio, pues si alguien ha puesto en peligro al mundo, ha sido Trump. La nominación fue promovida por el director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo y observador atento del Nobel. El motivo fue por su ideología vigorosa de la paz que usa como arma de disuasión contra el Islam radical, ISIS, Irán nuclear y China comunista. ¿Y los asesinatos?

En este 26 de julio, celebramos la nominación al Nobel de la Paz para Cuba, pues sería bien merecido, no sólo éste, sino otros premios más.

Foto: Apertura.com

Derechos de autor © La Jornada, 2020

Fuente: La Jornada

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