Para quienes no están familiarizados con la
astrología, vale recordar que los países -al igual que los individuos- poseen
una carta natal basada en la fecha, hora y lugar de nacimiento.
Sobre esta estructura básica, el movimiento
continuo del sistema solar va periódicamente activando y “poniendo en escena”
determinados factores de la carta natal considerada. La “foto” del momento de
fundación va convirtiéndose en una película, en un devenir.
Así aparece un concepto básico para
interpretar las diferentes tendencias en un momento determinado: la noción de
ciclo, es decir de un conjunto de fenómenos o acontecimientos que se reiteran
de modo estructurado, secuencial y metódico.
Este concepto
podría remitirnos a la idea de un eterno retorno, o dicho de manera coloquial,
a concebir que la historia siempre se repite. Y si bien los pueblos -como los
individuos más o menos neuróticos- sienten una compulsión a la repetición, no
es del todo cierto que haya una condena obligatoria de pasar una y otra vez por
las mismas vicisitudes.
De manera que afinando conceptos pueden
definirse los ciclos como el retorno de lo diferente, por la simple razón de
que ningún proceso se ofrece aislado de un entorno planetario que lo modifica,
acentuando o aligerando, lo que en principio puede esperarse. Los cambios
históricos, culturales y sociales alteran la escenografía, creando otra
realidad, pero a pesar de ello, y tal vez sea uno de los aportes más
deslumbrante de la Astrología para entender un contexto determinado, no deja de
observarse entre los ciclos cierta familiaridad.
La situación se asemeja a cuando nos
encontramos con parientes lejanos, que tal vez ni siquiera conocíamos: son
personas con diferentes historias, edades y circunstancias de vida, pero aún
así hay ciertos rasgos comunes que hacen pensar en una información genética
donde más de dos genes comparten la misma cadena de ADN. De forma similar el
paso de un planeta por un mismo sector zodiacal , reitera ciertas situaciones,
que si bien son otras, permiten pensar que pertenecen a la misma cadena
significante.
En todo ciclo existen dos momentos
privilegiados: la conjunción y la oposición similar al juego mensual de la Luna
Nueva -conjunción Sol/Luna- y la Luna Llena -oposición Sol/Luna-.
Hecha esta introducción al tema, los invito
a enfocarnos en uno de los ciclos -no el único- que durante el 2018/19 moviliza
la carta de nuestro país. Me refiero al tránsito -posición actual en el cielo-
de Urano opuesto a Júpiter natal de Argentina. El contacto de ambos planetas
tiende a generar grandes expectativas de futuro, deseos de expansión y un
entusiasmo que linda con cierto desborde y falta de cautela.
Urano ocupa un sector ligado con los
recursos económicos y está en Sagitario, un signo relacionado -entre otros
significados- con el extranjero, de manera que al conectarse con Júpiter
-regente de Sagitario- resuena como tema central una melodía de préstamos y
endeudamientos con la banca internacional.
Los planetas mencionados se contactan en los
siguientes años: 1890, 1975 -conjunción-, 1934, 2018/19 -oposición-.
1890.
Presidencia de Miguel Juárez Celman.
Época de progreso económico (mayor
población, ferrocarriles, obras sanitarias, puerto, educación primaria) pero
también de creciente endeudamiento especialmente con Gran Bretaña. En apenas
siete años -1884 a 1891- la deuda en libras esterlinas se multiplicó cuatro
veces, tornando imposible su pago.
Este endeudamiento no favoreció a las
clases acomodadas en su conjunto, sino que enriqueció a un pequeño grupo que
intermediaba entre el estado argentino y los banqueros internacionales,
cobrando comisiones de hasta el 25% por sus buenos servicios.
Frente a la
imposibilidad de pago, aparecen varias voces que piden la intervención de
algunos países europeos sobre el estado argentino para controlar sus rentas y
destinarlas a saldar las deudas, táctica implementada con Egipto y Turquía. De
hecho, C. Pellegrini y J. Roca proponen entregar la Aduana a un comité de
acreedores.
La crisis
del 90 termina con el gobierno de Juarez Celman, un notable malestar social
manifestado en una campaña de denuncias anti imperialistas y la reivindicación
del sufragio universal. Como consecuencia de este período, Argentina quedó
estructurada como una nación capitalista semicolonial integrada al mercado
mundial proveyendo materias primas y sepultando las propuestas de
industrialización promovidas -desde miradas distintas- por Sarmiento y Alberdi.
1975.
Presidencia de M. Estela de Perón.
Luego de once años de crecimiento, y en
un contexto internacional de crisis petrolera, baja del valor de las materias
primas y mayor proteccionismo europeo, nombra como ministro de Economía a Celestino Rodrigo; su
segundo a Ricardo Zinn es el verdadero artífice del denominado Rodrigazo.
Prólogo de la política que implementaría la dictadura desde el año siguiente,
ejecutó una mega devaluación (160%) que quebró un modelo de país.
Además le sumó la duplicación de
precios, inflación de tres dígitos que licuó la deuda en pesos de las grandes
empresas, baja de salarios, expansión de la especulación financiera. Medidas
que resultarían en un desmedido endeudamiento posterior: en siete años la deuda
se multiplica -en dólares- por seis.
1934.
Presidencia de Agustín P. Justo
Mientras el país avanzaba
principalmente por la ejecución de obras públicas, el senador L. de la Torre
batallaba contra el vergonzoso tratado Roca – Runciman firmado el año anterior
que dejaba a la Argentina en una situación de vasallaje en relación con el
Reino Unido.
Su investigación sobre los negociados
de los frigoríficos británicos, lo llevó a descubrir a bordo de un buque listo
para zarpar 30 cajones de supuesto corned beef precintado por el Ministerio de
Agricultura, conteniendo valiosos documentos. Por primera vez -en el mundo- se
hizo público el mecanismo de evasión de divisas a fin de no tributar impuestos.
Los
protagonistas de este fraude fueron los hermanos William y Edmund Vestey,
fundadores de la mayor cadena de carnicerías del mundo, miembros de una de las
familias más acaudaladas de la época y los mayores evasores impositivos de la
historia, que actuaban aliados con funcionarios del gobierno argentino.
Los Vestey
terminaron sus hazañas delictivas siendo reconocidos con un título de nobleza
otorgado por su Graciosa Majestad, mientras sus cómplices prosiguieron haciendo
negocios en contra de los intereses nacionales en el periodo denominado “Década infame”.
2018. Presidencia de Mauricio Macri
Lo que se
vislumbra hasta ahora, es un desmedido endeudamiento -cambiando la City
londinense por Wall Street y el FMI-, facilidades para la fuga de capitales,
inflación, megadevaluación, y un panorama social deteriorado.
Revisando los
datos, vale subrayar lo siguiente: el ciclo iniciado en 1890 y la siguiente
oposición de 1934, comparten en común un sometimiento al capital internacional
acompañado por un crecimiento económico de Argentina.
El segundo ciclo,
iniciado en 1975 y seguido con la oposición actual, por el contrario, parecen
aumentar endeudamientos externos con una marcada restricción al consumo y el bienestar
internos.
La
activación del tránsito estará vigente hasta bien entrado el 2019, con lo que
aún no está definido totalmente. Es de desear por el bien del país y sus
ciudadanos, que la clase dirigente se luzca dándole otro final a la película.