• 21 de agosto de 2025, 17:11
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Agua potable: ¿Derecho humano y bien social, o mercancía?

Por Prof. Elsa Bruzzone*


“Como dice la antigua Oda china: bajo el cielo todo es de dominio público”
Superior Jesuita de Nicaragua, Adolfo López 

Hasta fines de la década de 1980 jamás se había planteado el tema de considerar al agua como una mercadería sujeta a las leyes de oferta y demanda del mercado. Esta concepción tomó fuerza en la década de 1990. Y así quedó plasmado el principio “Si tengo dinero, accedo al agua potable; si no lo poseo, o me muero de sed o bebo agua contaminada y que la suerte me ayude a sobrevivir”. El agua, en suma, dejó de ser un derecho humano y un bien social.

El Banco Mundial (BM), socio de las multinacionales del agua y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron adalides de la idea. Y así los nuevos créditos para el sector agua se condicionaron a la privatización del suministro a favor de las empresas extranjeras y al abandono del Estado de sus obligaciones.

Al mismo tiempo, el Banco Mundial comenzó a organizar foros internacionales sobre el tema donde las únicas voces autorizadas fueron las de sus directivos, las de las empresas transnacionales de agua ligadas a él, las de los especialistas financiados por ambos y, por supuesto, los representantes de los gobiernos
ligados a los procesos de privatización. Las declaraciones finales de estos foros son siempre las mismas: la comercialización y privatización como solución para los problemas mundiales del agua, englobadas ahora en el término “Gobernabilidad”. El Consejo Mundial del Agua (WWC), fundado en 1996 por los gobiernos de los países ricos y organizaciones internacionales y transnacionales con ac​tvidades en el sector agua, organiza cada tres años el Foro Mundial del Agua, elabora las visiones globales para el abastecimiento mundial de agua y asesora a los tomadores de decisiones en cuanto a la política internacional de
agua. Por su parte, el Patronato Mundial del Agua (GWP) llamado también Asociación  Global del Agua, fundado en 1996, tiene como misión “apoyar a países en el manejo sostenible de los recursos hídricos”, entendiendo como tal la conversión del agua en una 
mercadería y la apertura del sector para actores privados. Como expresara sin ruborizarse un direc​tivo de la transnacional Suez, GERARD MESTRELLER, “El agua normalmente es un producto al alcance sin costo alguno y es nuestra tarea venderla.”

El resultado de las privatizaciones del agua ha sido y es desastroso para los pueblos que las han padecido y las padecen. Un claro ejemplo es la epidemia de cólera que se produjo en Manila, Filipinas, por el agua contaminada distribuida en las redes. Los barrios pobres y las zonas rurales quedan al margen de la distribución; las tarifas son inaccesibles para la mayoría de la población; los despidos de trabajadores y la flexibilización laboral están a la orden del día; y el erario público ve disminuidos sus ingresos debido al incumplimiento de pagos de cánones por las concesiones y por la inclusión en éstas de utilidades garantizadas por el Estado que llevan a transferir altas sumas de dinero que van en desmedro de la inversión en salud, educación, y vivienda.

El 26 de noviembre de 2002, la ONU, a través del Comentario General 15, establecido por el Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, reconoció que “el agua es un derecho indispensable para llevar una vida con dignidad humana y un prerrequisito para la realización de otros derechos humanos”. Afirmó además que “el derecho humano al agua, da derecho a todos a tener agua suficiente, segura, aceptable, físicamente accesible y a precios razonables para uso personal y doméstico”. Determinó también que los gobiernos tienen la obligación de garantizar el acceso a agua limpia y servicios de saneamiento adecuados a toda la población, promover prioritariamente el abastecimiento para uso doméstico, prohibir la quiebra en los sistemas existentes de abastecimiento de agua, decidir por sí mismos si estas tareas se implementan pública o privadamente y hacer todo lo posible para que los 
organismos financieros y económicos internacionales como el Banco Mundial, FMI y
Organización Mundial de Comercio (OMC) reconozcan el derecho humano y
medioambiental al agua, lo cual no ha sucedido hasta hoy. Sin embargo la misma ONU en sus informes, ha defendido las políticas de privatización del agua.

La lucha de millones de seres humanos en el mundo, que llevaron como vocero al Presidente boliviano Evo Morales, logró que en su 64º Período de Sesiones, en octubre de 2010, las Naciones Unidas declararan el derecho al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.
Pero las corporaciones y los organismos financieros y económicos internacionales no cejaron en su empeño de convertir al agua en mercadería y así nos encontramos con la noticia, hace varios meses, que la utilización del agua cotiza en los mercados de WALL STREET, EE UU. Estos empeños continúan.
Debe subrayarse que el agua no es una mercadería. Acceder a ella es un derecho humano fundamental ligado a la salud y a la vida. Es un bien social, inalienable, que debe ser objeto de políticas de servicio público. El Estado debe garantizar prioritariamente el acceso de toda la población al bien hídrico; una vez cumplida esta meta, debe asegurar el agua necesaria para la agricultura y ganadería, y por último para la industria. El agua, en suma, es patrimonio de los pueblos y países donde el bien se encuentra. Hay además un debate permanente: recurso natural o bien común. Atraviesa todo: ambiente, agua, bosques, selvas, biodiversidad, hidrocarburos, minerales, tierra…. Y no es un dato menorEstas 
concepciones determinan en última instancia el modo de utilización y goce de los mismos.

Termino con esta frase escrita en una pared en la ciudad boliviana de Cochabamba durante la llamada Guerra por el Agua a principios de este siglo XXI cuando el pueblo boliviano se levantó en defensa del agua y frustró los intentos de privatización y de transformarla en mercadería: “Bebo agua, luego existo, entonces voto”.


*Profesora de Historia. Es especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional.





Fuente: Liliana López Foresi

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