¿Nombre de solterona de otro siglo, planta de flores tímidas, enfermedad degenerativa? Sería esto último al revés, porque se le llama agerasia a la vejez libre de los achaques propios de la edad. Como una enfermedad sana, puesto que se basa en la enfermiza enfermedad de la ancianidad. Doña Amalia tiene 86, pero nunca fue “la vieja” para nadie. Hoy le dieron los resultados de su chequeo anual y el médico diagnosticó agerasia, la felicitó y le explicó qué era. Para qué, ahora quién la baja del caballo. ¡Nadie pensó que volvería a montarlo! La matrona convocó en alta voz a su vecindario desde la plaza del pueblo, montada en su viejo alazán. Cuando se hubo juntado una linda cantidad, leyó el parte médico (con henchido orgullo, sin anteojos) y anunció que lo festejaría con una cabalgata. Jinetaza como en sus mejores tiempos, partió heroica, entre vítores y aplausos… Pero hace horas de esto, está anocheciendo, y doña Amalia no vuelve...