La esperanza no fue verde, pero viajó en globo
"Nuestro fútbol"
El Club Atlético Huracán tiene características muy particulares, primero es que fue fundado dos veces, aunque la fecha que se debe considerar es la segunda el 1 de noviembre de 1908, ya que el club que jugó entre 1903 y 1905 tenía como nombre primero “los chiquitos de Pompeya” ó “Defensores de Ventana” y estaba muy desorganizado y después porque cambió su nombre por influencia de un librero, que encima les hizo el sello de goma con un grueso error de ortografía.
Justamente la calle Ventana en Pompeya fue la protagonista de las dos fundaciones y los protagonistas fueron un grupo de adolescentes que iban juntos al Colegio Luppi, al secundario, a esos chicos se le sumaron otros muchachos del barrio como Ernesto Dell Isola, Antonio Salgado y Elisardo Fernández. La intención era jugar al fútbol contra muchachos de otros barrios y para eso tenían que afiliarse a la Asociación, para lo que necesitaban algo imprescindible que era el “sello de goma”, tan imprescindible como un nombre.
Por el nombre hubo una gran discusión entre los soñadores y los pragmáticos, pero terminaron llegando a un acuerdo y le pusieron “Club Atlético verde esperanza y no pierde”, es decir una mezcla de poesía y pragmatismo, pero su deseo solo llegó hasta la librería más cercana, una que quedaba en Avenida Sáenz y Esquiú, donde el librero de apellido Richino, los volvió a la realidad: “Ese nombre es muy largo y el sello de goma les va a salir muy caro”. Los muchachos habían juntado 2 pesos con cincuenta centavos y eso era muy poco, entonces les ofreció alternativas y una fue un aviso que había en las paredes de una tinta que se llamaba “El Huracán”, dicen que Richino les dijo: “Ven ese nombre es más corto y más lindo” y allí decidieron ponerle ese nombre, con la dirección, pero cuando a fueron a buscar el sello se encontraron con una sorpresa, el sello decía “Club El Uracán – Calle Ventana 859”, la falta de la hache los hizo enojar, pero Richino les descontó 50 centavos y les regaló una almohadilla con tinta y se lo llevaron igual. La falta de la hache parece que se debe a que el librero era italiano y allí esa letra se usa muy poco, por ejemplo el nombre Humberto, en italiano es Umberto.
El primer presidente fue Agustín Caimi y el secretario Tomás Jeanselle, el chico que vivía en Ventana 859, aunque después ampliaron su zona de influencia y representaron no solo a Pompeya, sino también a Parque de los Patricios donde terminarían recalando y quedándose toda la vida. En 1909 Jorge Newbery trae de Francia un globo aerostático al que le pone de nombre “Huracán” y con él realiza un vuelo hasta la ciudad brasileña de Bagé que fue muy promocionado por los diarios de esa época como una verdadera proeza y eso inspira a los chicos a contactarlo para pedirle que sea “el padrino” del club.
Newbery, que fue el pionero de la aviación en la Argentina, era lo que hoy se conocería como un “cheto” que tenía como hobby los deportes de alto riesgo, pero también era un tipo con mucha calle, al que le divierte el pedido de estos muchachos de barrio y acepta el honor, aunque sabe que los chicos buscan influencias para mejorar la situación del club y también propaganda. En 1911 la Comisión Directiva de Huracán lo nombra socio honorario a Newbery y después lo convirtió en presidente honorario, ya tenían en el escudo el famoso globito. Iniciativa a estos chicos no les faltaba y tampoco condiciones futbolísticas porque en el amateurismo logran ascender a primera en 1914 y después ganan la Copa Estímulo de 1920, los torneos de primera división de 1921, 1922, 1925 y 1928 y la Copa Ibarguren en 1922 y 1925, llegando al profesionalismo como uno de los dos más grandes junto a Racing. En el profesionalismo solo lograría el campeonato de 1973 con César Luis Menotti como técnico y un equipo extraordinario, pero su halo de “equipo grande” lo pudo mantener contra viento y marea, siendo todavía el sexto grande.
Una figura importante en su historia fue el Teniente Coronel, Tomás Adolfo Ducó que fue jugador en 1916 y varias veces presidente entre 1938 y 1954, fue quien construyó el estadio que hoy lleva su nombre y la tradicional sede social, en la Avenida Caseros enfrente del Parque de los Patricios, sin embargo también se lo da como culpable de la huelga de futbolistas de 1948 (donde muchos se fueron a jugar a Colombia) y falleció en 1964, cuando el club se trataba un pedido para expulsarlo, aunque después de muerto recibió todos los honores.
Huracán, el club de “Ringo” Bonavena, el último club de barrio de la Ciudad de Buenos Aires, fue también el club de Saúl Ubaldini, pero en lo futbolístico fue el de Herminio Masantonio, de Guillermo Stábile (goleador del Mundial de 1930), de Emilio Baldonedo, de “Tucho” Méndez (que decía que Racing era su novia y Huracán su mujer), de René Orlando Houseman (que todavía se lo ve en sus plateas), de Miguel Brindisi, de Carlos Babington (que terminó muy mal como presidente del club, igual que Passarella en River) y de tantos jugadores brillantes que enriquecieron la historia del fútbol argentino.
Un club fundado por unos chicos sin recursos económicos, pero con muchas imaginación y ganas de jugar y hacer grande al club, que primero fue de la cuadra, después de Pompeya y por fin de Patricios, un globo que voló muy alto y dio muchas alegrías.