• 21 de noviembre de 2024, 7:00
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Entrevista al escritor Hugo Salas

Por Liliana López Foresi

Quien haya leído sus anteriores novelas sentirá crecer su admiración con "Hasta encontrar una salida". Quién no lo haya hecho buscará leerlas lo antes posible. 

Hugo Salas es un brillante escritor joven con  un espíritu refinado que sponemos encontrar en autores reconocidos, que llevan rato perdida su juventud. Es en ese trabajo de urdimbre de tiempos, desconciertos, ironías, dolor y política,  en el que el autor manifiesta su estilo como emanación de aquél espíritu.

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- ¿Cuál fue el disparador de esta historia que se puede leer como un todo conectado y al mismo tiempo a la manera de dos nouvelles independientes?

El disparador fue la idea de cruce o intersección entre dos mundos que podrían parecer desconectados: la familia tradicional y la pornografía. Me pareció que el mejor modo de dar cuenta de esa apariencia (irreal) era mantener las historias separadas, en vez de alternarlas, y dejar en manos de la persona que lee la tarea de advertir esas interconexiones.

 

- En la primera parte, el personaje de Karina pone en cuestión su relación con un mandato fundante para la mujer: la maternidad. ¿De qué manera la literatura aporta a la recongiguración de roles y mandatos que está teniendo lugar en la sociedad?

Hay varios modos en que la literatura puede participar de los cambios sociales. El primero es promoviéndolos, por la vía de lo que llamaríamos literatura comprometida o incluso el panfleto. Luego existirían el realismo y la crónica, como formas de escritura que se proponen retratar, con mayores o menores distorsiones, su presente. Por mi parte, me interesa un abordaje un poco más oblicuo. No tengo la intención de retratar o dar testimonio de un momento histórico, pero creo que el lenguaje funciona como un sismógrafo, un dispositivo sensible que registra los cambios y desplazamientos que se producen en el medio social. Al escribir estas configuraciones nuevas (aún si las condena o las rechaza), la literatura las vuelve más imaginables, pensables y por ende incluso posibles en términos concretos: las realiza. Tenemos que recordar que la literatura, como sistema que se hace preguntas, hace ya mucho tiempo puso en tensión el mandato materno, sin ir más lejos en novelas tan canónicas como Madame Bovary o Anna Karenina.

 

- ¿En qué medida esa suerte de "des-implicación" o insatisfacción que atraviesa a Karina es la representación de un paradigma consolidado en estos tiempos de hiperconectividad?

En todas las épocas, por algún u otro motivo, la gente debe haberse sentido poco satisfecha o distante de un estado de plenitud. Sin embargo, la idea de insatisfacción pocas veces ha sido tan potente como hoy, a pesar de que en términos materiales la calidad de vida de la mayoría de las personas es indudablemente superior a la de la Edad Media, por ejemplo. Ocurre que la economía de consumo, por su propia dinámica, no hace sino resaltar el enorme ámbito de todo aquello que queda por satisfacer (por no hablar también de lo que no puede satisfacerse). El mundo de la hiperoferta es también el un mundo en que la demanda se vuelve abismal.

 

- El sexo es el articulador de los distintos segmentos de la novela: aparece vinculado a la insatisfacción, a la traición, a la dominación, incluso como una herramienta de ascenso social en el caso de Jeff ¿Por qué el sexo es tan revelador de las contradicciones y los claroscuros de la naturaleza humana?

En la medida en que la sexualidad está directamente ligada al cuerpo, parecería brindar un ámbito “puro”, casi instintivo, de expresión del deseo. Es una idea utópica de lo sexual que, forzando algunas ideas de Freud, llevó a los partidarios de la revolución sexual de los 60 a suponer que el fin de cualquier tabú vinculado a la intimidad permitiría instaurar una nueva forma de sociedad (más sana, más solidaria, etcétera). Como sabemos, no fue así. La liberalización, más allá de todo lo saludable y positiva que pueda parecernos, ha ido de la mano de la extensión del consumo y el mercado sobre distintos ámbitos de lo privado, e incluso de lo clandestino. A poco de incursionar podemos descubrir en esta esfera los mismos sistemas neuróticos que atraviesan el resto de la experiencia humana. Me pareció interesante escribir acerca de esta tensión actual: podés tener una pareja abierta, acostarte con quien quieras, desvincularte de la carga tradicional de inhibiciones sexuales ligadas a la sociedad burguesa y aun así sentir insatisfacción. Por ende, el sexual no era el único deseo a satisfacer, y probablemente no fuera más que otra de sus máscaras.

 

- Hay algo a la vez políticamente incorrecto en el comportamiento de Karina que de alguna manera invierte los reclamos actuales en torno al abuso de poder o a la cosificación de la que han sido históricamente víctimas las mujeres. ¿Su relación con Alejo, a quien ella destrata y a quien parece forzar con sus demandas sexuales, funciona como un intento de ampliar la mirada en torno a esas cuestiones?

Siempre ha habido mujeres dominantes. La crítica del patriarcado y la violencia contra las mujeres no debería llevarnos a cosificarlas en una nueva versión victoriana de la mujer como niña débil y vulnerable. Pero Karina tampoco es una idea de femenidad empoderada o de nuevo sistema. En todo caso, está tomando el patriarcado en sus propias manos y se está comportando como una mujer patriarcal. De hecho, en el mundo del S/M heterosexual es mucho más frecuente que las mujeres ocupen la posición de amas y los varones de esclavos. Acaso ese sea uno de los grandes desafíos que tenemos por delante como colectivo: pensar una forma de empoderamiento que no esté ligada a la afirmación fálica.

 

- El sistema de escritura difiere bastante de un relato al otro. En el primer caso, se impone un registro entomológico que captura toda la sutileza de la escena y los personajes, desde la descripción de un anochecer hasta la gesticulación excesiva de uno de los personajes ¿Cómo se articula este poder de observación con la imaginación? Y qué rol juega para vos justamente la imaginación hoy que algunos autores la desprecian frente a los encantos de lo real?

En la medida en que son descripciones de cosas no existentes, se inscriben en el ámbito de la imaginación. Creo que incluso la crónica depende de la capacidad de imaginación (en el sentido de representarse ideas, situaciones, reacciones, personajes). Por otra parte, en la medida observar incluso una situación material supone agrupar algunas (y no otras) señales visibles a las que se les atribuye determinado sentido, también supone la participación de esa facultad de imaginarse cosas. Creo que quienes desprecian la imaginación frente a los encantos de lo real tienden a hacerse una idea muy generosa de lo real y muy pobre de la imaginación.

 

- El joven es un personaje bisagra en esta novela. Tiene un rol decisivo en las tres historias pero paradójicamente en todas ellas no está perfilada su subjetividad sino que aparece al servicio de las aspiraciones y carencias de los otros personajes. ¿Cómo se fue construyendo este personaje que resulta central no a través de los que dice o hace sino de lo que despierta en otros? 

Es algo que siempre me ha preocupado, no solo en la literatura sino incluso en el periodismo o la crítica cultural: una y otra vez, la juventud aparece como un sujeto vacío al que se lo llena de las proyecciones, deseos e intenciones del resto de la sociedad (proyecciones incluso respecto de aquello que la juventud debería ser, querer, entender, etcétera). Hay una discusión constante acerca de “los jóvenes”, casi siempre crítica o peor aun despectiva, como ocurrió hace poco con las reacciones públicas desmedidas ante la estudiante secundaria que empleaba por decisión política el lenguaje inclusivo. Si el niño, entendido como vacío y hoja en blanco, es siempre “el futuro”, las personas jóvenes aparecen como un futuro fallido, un experimento que falló (y por su culpa). 

 

- Tenés otros textos más vinculados a lo político. Sin embargo ¿se podría pensar que aqui la dimensión política también está presente, aunque de una manera soterrada?

En la medida en que siempre adherí a la consigna feminista de que “lo personal es político”, no creo que esté soterrada sino en primer plano, pero entiendo el planteo. Sin embargo, incluso en mi novela anterior, El derecho de las bestias, que trata abiertamente sobre peronismo y antiperonismo, la cuestión central no es lo político, sino de qué manera eso se entrecruza con cuestiones de género (entendidas como una matriz de posibilidad social y de inscripción de los sujetos). No creo que haya ninguna pregunta más política que la pregunta acerca de la felicidad y la insatisfacción.

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