Quien haya leído sus anteriores novelas sentirá crecer su admiración con "Hasta encontrar una salida". Quién no lo haya hecho buscará leerlas lo antes posible.
Hugo Salas es un brillante escritor joven con un espíritu refinado que sponemos encontrar en autores reconocidos, que llevan rato perdida su juventud. Es en ese trabajo de urdimbre de tiempos, desconciertos, ironías, dolor y política, en el que el autor manifiesta su estilo como emanación de aquél espíritu.
LLF
- ¿Cuál fue el
disparador de esta historia que se puede leer como un todo conectado y al mismo
tiempo a la manera de dos nouvelles independientes?
El disparador fue la idea de cruce o intersección entre dos mundos que
podrían parecer desconectados: la familia tradicional y la pornografía. Me
pareció que el mejor modo de dar cuenta de esa apariencia (irreal) era mantener
las historias separadas, en vez de alternarlas, y dejar en manos de la persona
que lee la tarea de advertir esas interconexiones.
- En la primera
parte, el personaje de Karina pone en cuestión su relación con un mandato
fundante para la mujer: la maternidad. ¿De qué manera la literatura aporta a la
recongiguración de roles y mandatos que está teniendo lugar en la sociedad?
Hay varios modos en que la literatura puede participar de los cambios
sociales. El primero es promoviéndolos, por la vía de lo que llamaríamos
literatura comprometida o incluso el panfleto. Luego existirían el realismo y la
crónica, como formas de escritura que se proponen retratar, con mayores o
menores distorsiones, su presente. Por mi parte, me interesa un abordaje un
poco más oblicuo. No tengo la intención de retratar o dar testimonio de un
momento histórico, pero creo que el lenguaje funciona como un sismógrafo, un
dispositivo sensible que registra los cambios y desplazamientos que se producen
en el medio social. Al escribir estas configuraciones nuevas (aún si las
condena o las rechaza), la literatura las vuelve más imaginables, pensables y
por ende incluso posibles en términos concretos: las realiza. Tenemos que
recordar que la literatura, como sistema que se hace preguntas, hace ya mucho
tiempo puso en tensión el mandato materno, sin ir más lejos en novelas tan canónicas
como Madame Bovary o Anna Karenina.
- ¿En qué medida
esa suerte de "des-implicación" o insatisfacción que atraviesa a
Karina es la representación de un paradigma consolidado en estos tiempos de
hiperconectividad?
En todas las épocas, por algún u otro motivo, la gente debe haberse
sentido poco satisfecha o distante de un estado de plenitud. Sin embargo, la idea
de insatisfacción pocas veces ha sido tan potente como hoy, a pesar de
que en términos materiales la calidad de vida de la mayoría de las personas es
indudablemente superior a la de la Edad Media, por ejemplo. Ocurre que la
economía de consumo, por su propia dinámica, no hace sino resaltar el enorme
ámbito de todo aquello que queda por satisfacer (por no hablar también de lo
que no puede satisfacerse). El mundo de la hiperoferta es también el un mundo
en que la demanda se vuelve abismal.
- El sexo es el
articulador de los distintos segmentos de la novela: aparece vinculado a la
insatisfacción, a la traición, a la dominación, incluso como una herramienta de
ascenso social en el caso de Jeff ¿Por qué el sexo es tan revelador de las
contradicciones y los claroscuros de la naturaleza humana?
En la medida en que la sexualidad está directamente ligada al cuerpo,
parecería brindar un ámbito “puro”, casi instintivo, de expresión del deseo. Es
una idea utópica de lo sexual que, forzando algunas ideas de Freud, llevó a los
partidarios de la revolución sexual de los 60 a suponer que el fin de cualquier
tabú vinculado a la intimidad permitiría instaurar una nueva forma de sociedad
(más sana, más solidaria, etcétera). Como sabemos, no fue así. La
liberalización, más allá de todo lo saludable y positiva que pueda parecernos,
ha ido de la mano de la extensión del consumo y el mercado sobre distintos
ámbitos de lo privado, e incluso de lo clandestino. A poco de incursionar
podemos descubrir en esta esfera los mismos sistemas neuróticos que atraviesan
el resto de la experiencia humana. Me pareció interesante escribir acerca de esta
tensión actual: podés tener una pareja abierta, acostarte con quien quieras,
desvincularte de la carga tradicional de inhibiciones sexuales ligadas a la
sociedad burguesa y aun así sentir insatisfacción. Por ende, el sexual no era
el único deseo a satisfacer, y probablemente no fuera más que otra de sus
máscaras.
- Hay algo a la vez
políticamente incorrecto en el comportamiento de Karina que de alguna manera
invierte los reclamos actuales en torno al abuso de poder o a la cosificación
de la que han sido históricamente víctimas las mujeres. ¿Su relación con Alejo,
a quien ella destrata y a quien parece forzar con sus demandas sexuales,
funciona como un intento de ampliar la mirada en torno a esas cuestiones?
Siempre ha habido mujeres dominantes. La crítica del patriarcado y la
violencia contra las mujeres no debería llevarnos a cosificarlas en una nueva
versión victoriana de la mujer como niña débil y vulnerable. Pero Karina
tampoco es una idea de femenidad empoderada o de nuevo sistema. En todo caso,
está tomando el patriarcado en sus propias manos y se está comportando como una
mujer patriarcal. De hecho, en el mundo del S/M heterosexual es mucho más
frecuente que las mujeres ocupen la posición de amas y los varones de esclavos.
Acaso ese sea uno de los grandes desafíos que tenemos por delante como
colectivo: pensar una forma de empoderamiento que no esté ligada a la
afirmación fálica.
- El sistema de
escritura difiere bastante de un relato al otro. En el primer caso, se impone
un registro entomológico que captura toda la sutileza de la escena y los
personajes, desde la descripción de un anochecer hasta la gesticulación
excesiva de uno de los personajes ¿Cómo se articula este poder de observación
con la imaginación? Y qué rol juega para vos justamente la imaginación hoy que
algunos autores la desprecian frente a los encantos de lo real?
En la medida en que son descripciones de cosas no existentes, se
inscriben en el ámbito de la imaginación. Creo que incluso la crónica depende
de la capacidad de imaginación (en el sentido de representarse ideas,
situaciones, reacciones, personajes). Por otra parte, en la medida observar
incluso una situación material supone agrupar algunas (y no otras) señales
visibles a las que se les atribuye determinado sentido, también supone la
participación de esa facultad de imaginarse cosas. Creo que quienes desprecian
la imaginación frente a los encantos de lo real tienden a hacerse una idea muy
generosa de lo real y muy pobre de la imaginación.
- El joven es un
personaje bisagra en esta novela. Tiene un rol decisivo en las tres historias
pero paradójicamente en todas ellas no está perfilada su subjetividad sino que
aparece al servicio de las aspiraciones y carencias de los otros personajes. ¿Cómo
se fue construyendo este personaje que resulta central no a través de los que
dice o hace sino de lo que despierta en otros?
Es algo que siempre me ha preocupado, no solo en la literatura sino
incluso en el periodismo o la crítica cultural: una y otra vez, la juventud
aparece como un sujeto vacío al que se lo llena de las proyecciones, deseos e
intenciones del resto de la sociedad (proyecciones incluso respecto de aquello
que la juventud debería ser, querer, entender, etcétera). Hay una
discusión constante acerca de “los jóvenes”, casi siempre crítica o peor aun
despectiva, como ocurrió hace poco con las reacciones públicas desmedidas ante
la estudiante secundaria que empleaba por decisión política el lenguaje
inclusivo. Si el niño, entendido como vacío y hoja en blanco, es siempre “el
futuro”, las personas jóvenes aparecen como un futuro fallido, un experimento
que falló (y por su culpa).
- Tenés otros
textos más vinculados a lo político. Sin embargo ¿se podría pensar que
aqui la dimensión política también está presente, aunque de una manera
soterrada?
En la medida en que siempre adherí a la consigna feminista de que “lo
personal es político”, no creo que esté soterrada sino en primer plano, pero
entiendo el planteo. Sin embargo, incluso en mi novela anterior, El derecho
de las bestias, que trata abiertamente sobre peronismo y antiperonismo, la
cuestión central no es lo político, sino de qué manera eso se entrecruza con
cuestiones de género (entendidas como una matriz de posibilidad social y de
inscripción de los sujetos). No creo que haya ninguna pregunta más política que
la pregunta acerca de la felicidad y la insatisfacción.