El poder disciplinario
consiste en entornos e instalaciones de reclusión. La familia, la escuela, la
cárcel, el cuartel, el hospital y la fábrica representan estos espacios
disciplinarios de reclusión. El sujeto disciplinario cambia de un entorno de
reclusión a otro. Así, se mueve en un sistema
cerrado. Los residentes en estos entornos permiten ser distribuidos en el
espacio y ordenados en el tiempo. El topo
es el animal de la sociedad disciplinaria.
En el Post-scriptum sobre las sociedades de control, Deleuze diagnostica una crisis general de los entornos de reclusión.6 Su problematicidad reside en su carácter cerrado y rígido, que no es adecuado a las formas de producción inmateriales y en red. Estas presionan hacia una mayor apertura y deslimitación. El topo no puede soportar esta apertura. En su lugar surge la serpiente. Este es el animal de la sociedad de control neoliberal que sucede a la sociedad disciplinaria. A diferencia del topo, la serpiente no se mueve en espacios cerrados. El topo es un trabajador. La serpiente, por el contrario, delimita el espacio a partir de su movimiento. La serpiente es un empresario. Es el animal del régimen neoliberal.
El topo se mueve en espacios
preconstruidos y se somete con ello a limitaciones espaciales. Es un sujeto sometido. La serpiente es un proyecto,
en la medida en que genera el espacio a partir de su
movimiento. El tránsito del topo a la serpiente, del sujeto al proyecto
no es una irrupción hacia una forma de vida totalmente diferente, sino una
mutación, incluso una agudización del capitalismo. Los movimientos restringidos del topo ponen límites a la productividad. Aun cuando trabaja de forma
disciplinada, no supera un determinado nivel de productividad. La serpiente
elimina la limitación a través de nuevas
formas de movimiento. De este modo, el
sistema capitalista basado
en el modelo del topo cambia al modelo
de la serpiente para aumentar
la productividad.
El régimen disciplinario,
según Deleuze, se organiza como un «cuerpo». Es un régimen
biopolítico. El régimen neoliberal, por el contrario, se
comporta como «alma».7 De
ahí que la psicopolítica sea su forma
de gobierno. Ella «instituye entre los individuos una rivalidad interminable a
modo de sana competición, como una motivación excelente». La motivación, el
proyecto, la competencia, la optimización y la iniciativa son inherentes a la técnica
de
1. G. Deleuze, «Post-scriptum sobre las sociedades de control», en Conversaciones
1972-1990, Valencia, Pre-Textos, 1999, p. 278.
2. G. Deleuze, «Post-scriptum sobre las sociedades de control», op. cit., p. 279.
Extracto del libro "Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas del poder"- Traducción de Alfredo Bergés- Edición PENSAMIENTO HERDER, dirigida por Manuel Cruz