• 21 de noviembre de 2024, 7:14
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BRICS: desaríos, mitos y realidades

Por Lic. Alejandro Marcó del Pont

La integración no es cuestión de agrandar los mercados, sino de tener una voz potente en el mundo (José Mujica)

Los BRICS han surgido como una poderosa alianza de economías de mercados emergentes a lo largo del siglo XXI. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, como alude su acrónimo, incluye tanto asimetrías como diversidad en cuanto a sistemas económicos. Las crecientes tensiones geopolíticas con Rusia y China por parte de Occidente han proyectado tanto amenazas como progreso a este grupo países.

A la espera de la Cumbre BRICS 2023 en Sudáfrica, entre el 22 y el 24 de agosto, se presume ayudará a resolver algunos puntos clave de desafíos internos, como las sanciones internacionales, el cambio climático, las crisis macroeconómicas, el comercio mundial, problemas de inversión y estructura financiera, así como el ingreso de nuevos socios. Sorprendentemente ninguno de estos puntos en el listado parecería ser el más atractivo para las miradas mundiales. La clave para muchos en esta 15ª cumbre BRICS girará en torno a la discusión sobre el impacto que tendría en la arquitectura de la financiación del desarrollo la propuesta de una nueva moneda.

El impulso de la desdolarización se ha ido acumulando, con Rusia, China y Brasil utilizando cada vez más monedas distintas del dólar en transacciones transfronterizas a través de tratados bilaterales con monedas locales que avanzaron de manera sistemática. La invasión rusa de Ucrania y las posteriores sanciones occidentales han motivado aún más estos esfuerzos. Las naciones BRICS también han explorado la posibilidad de una criptomoneda y la alineación estratégica de las monedas digitales del Banco Central para impulsar más la operatividad de sus divisas y la integración económica.

Una nueva moneda requeriría mucho más que una simple acumulación de deseos, como veremos, más bien necesita reformular y ampliar los componentes de su arquitectura financiera, limar las asimetrías existentes en el establecimiento de mecanismos para los tipos de cambio, los sistemas de pago y la regulación del mercado financiero. Sin embargo, en el enfoque del grupo puede estar inicialmente pensado en desarrollar un sistema de pagos integrado eficiente para transacciones transfronterizas antes de introducir una nueva moneda.

En 2023 estamos experimentando otro punto de inflexión económico global, uno que desafía el paradigma de globalización existente y que afronta fundamentalmente el liderazgo económico global de las economías occidentales. Uno de los resultados de esta renovada “guerra fría” es la creciente fragmentación de la economía global, entre los aliados económicos y políticos de las naciones occidentales y las naciones más cercanas al eje de poder Rusia-China y, por extensión, las naciones BRICS. 

Si se cumple que, en 2023, los principales actores económicos mundiales, EE.UU., la Unión Europea y China, mostrarán signos de menores crecimiento, lo que derivará en que cerca de un tercio de la economía mundial enfrente una recesión, podría enfatizarse aún más la necesidad de cooperación y alineamientos económicos, como la expansión del grupo BRICS. Está claro que en dos décadas las economías BRICS se han convertido en actores vitales en la economía global. Desde las exportaciones de materias primas minerales y agrícolas hasta las de productos manufacturados y software, los BRICS son un componente integral y vital en la configuración de la economía global y la geopolítica global actuales, como muestra el cuadro

En junio de 2022, durante la Reunión de Líderes de BRICS, el presidente chino, Xi Jinping, destacó la importancia de incorporar nuevos miembros. Durante esta reunión, Argentina e Irán formalizaron sus solicitudes para unirse al grupo. Según Bloomberg, el grupo, que se reunió en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, los días 2 y 3 de junio, discutió la ampliación de la plataforma: «Como será la expansión y las modalidades de llevar a cabo las solicitudes que se habían hecho formal e informalmente”. En la tabla están los que pidieron formalmente su ingreso: son 25 países, aunque, según Reuters, 40 han mostrado interés.

Arabia sauditaArgeliaArgentinaAfganistánBangladés
BahréinBielorrusiaEgiptoE. ArabesIrán
IndonesiaKazajstánMéxicoNicaraguaNigeria
PakistánSenegalSiriaSudánTailandia
TúnezTurquíaUruguayVenezuelaZimbabue

El formato de aspirantes no está exento de competencia, una muestra se podría ejemplificar de la dura batalla en juego, no solo por la disputa entre Occidente y los BRICS por atraer aliados, sino también por ciertas necesidades, por ejemplo, energéticas. La idea de liquidar las energías fósiles, así como la pérdida de su influencia en el corto plazo, tampoco están ausentes. BlackRock anunció que sumó en su directorio al presidente ejecutivo de la petrolera saudita Aramco, Amin Nasser. El fondo de inversión internacional más grande del mundo pone bajo la lupa la apuesta de BlackRock por las “inversiones sostenibles” y en tela de juicio el desinterés occidental sobre petróleo y gas.   

Adicionar nuevos miembros es claramente una membresía de activos estratégicos para el grupo BRICS. Países como Argentina, Venezuela, Irán, Argelia y los Emiratos Árabes Unidos ofrecen grandes cantidades de recursos naturales, desde agua dulce, tierras raras, petróleo, gas, tierras de cultivo y pesca, entre otros recursos. Estos posibles miembros también lo son de otras asociaciones políticas y económicas, como la OPEP, la Zona de Comercio Árabe, Mercosur, el Consejo de Cooperación del Golfo, el Área de Libre Comercio Continental Africana, la ASEAN, entre otras. Estas membresías mejorarán la presencia económica y la penetración de los actuales países BRICS en una serie de nuevos mercados y aumentarán su papel global. También está claro que países como Brasil, Rusia y Sudáfrica no se han expandido al mismo ritmo que India y China, lo que penaliza aún más al grupo BRICS. Una inyección de “sangre fresca” en el grupo puede revigorizar a este bloque. China ve la expansión de BRICS como su única estrategia para aumentar su influencia económica y política globales.

No existe un proceso de solicitud formal, ni criterios específicos para convertirse en miembro de los BRICS. Algunos países simplemente han sido agregados a la lista de posibles futuros miembros después de una expresión informal de interés. Pero en la declaración de la cumbre de los BRICS del año pasado, los países que hoy lo conforman se comprometieron a promover “discusiones entre los miembros de los BRICS sobre su proceso de expansión” y destacaron “la necesidad de aclarar los principios rectores, las normas, los criterios y los procedimientos”.

Por otro lado, se encuentra el reemplazo del dólar estadounidense, la cenicienta de la reunión. Una de las implicaciones de una mayor proximidad económica entre Rusia y China ha sido el reemplazo del dólar estadounidense en sus transacciones intracomerciales. China y Rusia están liquidando su comercio utilizando sus propias monedas, el rublo y el yuan. ¿Se está gestando un acuerdo tipo Bretton Woods 2.0? 

¿Se necesita una moneda común? Una moneda común no solo impulsará el comercio dentro de los BRICS, sino que también eliminará los altos costos de conversión de dólares de las transacciones internacionales. El primer paso ya fue dado, que los países miembros liderados por India y China hayan realizado acuerdos comerciales mutuos en monedas nacionales, aun sin la introducción y circulación de una moneda digital, apunta a un comienzo de desdolarización. Rusia y China están a la vanguardia de este movimiento por sus intereses políticos. Rusia está tratando de evitar las sanciones estadounidenses mientras que China está promoviendo el renminbi como alternativa.

Por otro lado, India, Sudáfrica y Brasil tienen sus propias razones pragmáticas para apoyar la medida. El dominio del dólar en las transacciones internacionales facilitará que estas naciones se enfrenten a la crisis del dólar, paguen sus deudas con organizaciones internacionales, o carezcan de financiación, entre otras razones. Un estudio de 2019, realizado por Global Business Review, concluyó que una interacción política más fuerte en la región, especialmente en la gestión monetaria, revela la posibilidad de una unión monetaria fuerte entre los miembros de BRICS, tema de nuestro próximo artículo.

Sin embargo, una cosa son acuerdos comerciales en monedas locales dentro de los países que pertenecen a la alianza y otra una moneda global. Según el Banco de Pagos Internacionales, el dólar estadounidense es la moneda más negociada en las transacciones mundiales de divisas. Una de las razones es que EE.UU. es la economía más grande del mundo, con un PIB de alrededor del 24% mundial. Cuanto mayor sea el ingreso nacional de un país, mayor será la demanda de sus activos, lo que conduce a una mayor necesidad por mantener la moneda de ese país. El bloque BRICS, por su parte, tiene un PIB del 31.59% mundial. Colectivamente, los BRICS proyectan un peso económico mucho mayor que el de EE.UU. y que la Unión Europea, lo que pone en duda los fundamentos del Banco Internacional de Pagos.

El segundo punto, quizás el más importante, es el alcance financiero. Estados Unidos tiene un sistema financiero grande y sofisticado que comprende una red de bancos, firmas de inversión, sistemas de pagos, mercados de bonos, calificadoras de riesgo, instituciones financieras capaces de manejar transacciones internacionales complejas. Los inversores y dueños de excedentes de todo el mundo prefieren comprar valores denominados en dólares, bonos o moneda, por su seguridad y alta liquidez.

Aquí hay una serie de cuestiones interesantes. En principio, que China todavía aplica controles al movimiento de capitales, eso hace que el yuan no sea libremente convertible y, por lo tanto, su atractivo como depósito de valor sea reducido. Según SWIFT, la moneda china es la cuarta más usada en pagos internacionales. El uso del yuan tanto en el comercio como en las finanzas internacionales sigue siendo limitado. En el ámbito de las finanzas, aunque es cierto que alrededor de 70 bancos centrales tienen moneda china en sus reservas, estas compras suelen ser guiños diplomáticos hacia Pekín. Las cantidades son muy pequeñas, menos del 1% de divisas mundiales.

Otro dato no menos importante son los componentes que conforman la arquitectura financiera de los BRICS: en 2014 se aprobó la creación de un Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, llamado también Banco de los BRICS) y el Acuerdo de Reserva Contingente (CRA). El Nuevo Banco se creó como alternativa a las organizaciones internacionales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se supone que movilizará recursos para proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible, mientras que el Acuerdo de Contingencia es un apoyo de liquidez a corto plazo a los miembros a través de swaps de divisas para ayudar a mitigar la situación de crisis de la balanza de pagos, en caso de que surja tal situación. El Banco también ha emitido bonos denominados en monedas locales.

Como se ve, los BRICS se encuentran en expansión de su estructura financiera, pero aún queda reemplazo del sistema de pago, Visa y Mastercard y afianzarlo con su sistema de pago MIR (mundo en ruso). Para mediados de 2022 se expidieron más de 145 millones de tarjetas MIR en más de 160 bancos. En cuanto al extranjero, hasta la fecha, las tarjetas Mir se pueden utilizar en Vietnam, Corea del Sur, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Osetia del Sur y Abjasia. China tiene su sistema de pagos UnionPay, Alipay. En 2022, UnionPay ya había tomado la mayor cuota de mercado de pagos con tarjeta de débito (40,03%), superando a Visa con más de 20 millones de tiendas online fuera de China.

Reemplazar el sistema SWIFT & CHIPS, muestran, a pesar de los esfuerzos recientes de Rusia y China, que el sistema financiero global en magnitud sigue siendo unipolar. Por ejemplo, en 2022 la participación del dólar estadounidense fue cercana al 42% de las instrucciones de pago SWIFT, y el euro con el 35% y el renminbi chino con solo el 2,1%. A pesar de esta participación dominante del SWIFT, Rusia ha creado una alternativa el «Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS)» que es utilizado por 52 organizaciones financieras internacionales, 23 bancos extranjeros, de 12 países, incluidos China, India e Irán. China también ha creado su propia cámara de compensación como respuesta bajo la forma del «Sistema de pago interbancario transfronterizo (CIPS)». La Moneda Digital del Banco Central de China (CDBC) se introdujo en 2021. En 2022, las transacciones alcanzaron cerca de US$ 13.700 millones.

Las opciones están comenzando a surgir, pero falta un mercado de bonos eficiente y seductor, calificadoras de riego que no dependan de los movimientos y la coerción de sus calificaciones de bonos, así como los desafíos del riesgo que surge de las volatilidades del tipo de cambio en una nación miembro. Por ejemplo, la fuerte caída en el valor del rand sudafricano vuelve esencial establecer una banda dentro de la cual una moneda miembro de BRICS, como el rand, debe fluctuar. Sin embargo, es difícil determinar dicha banda de fluctuación debido a la falta de un conjunto definido de criterios de convergencia que cada miembro debe seguir antes de unirse a la unión monetaria BRICS.

Otro desafío es que las intenciones políticas detrás de la desdolarización superen las razones prácticas de la misma. En un intento por promover las monedas nacionales, Rusia tendrá una mayor preferencia por realizar transacciones en renminbi sobre la rupia india, por ejemplo, a pesar del acuerdo entre la rupia y el rublo. Esto conduciría a un choque de intereses. Por ejemplo, las importaciones de petróleo de la India desde Rusia alcanzaron un récord de 2,2 millones de barriles por día en junio, después de haber aumentado durante diez meses consecutivos. Algunas refinerías indias pagaron en yuanes chinos parte de las importaciones de petróleo que le compraron a Rusia por pedido de este último, dado que los superávits en rupias necesitan más incentivos para que los rusos los dejen en la India, mientras que el pago en yuanes habilita el pago de importaciones chinas.

El comercio entre monedas locales podría volver menos probable que los miembros del bloque exploren la posibilidad de introducir una moneda común alternativa, donde la inversión podría fluctuar hacia cualquiera de los miembros, sin importar los superávits entre ellos. La pregunta sería, dada las divergencias entre los miembros de BRICS, ¿superarían los beneficios a los costos de una moneda común? La respuesta es que sí, y por un amplio margen, pero con el tiempo, y después de superar los obstáculos existentes. Por lo que es posible que se anuncie la intención de crearla, pero que tarde un poco en llevarse a cabo.

Fuente: El Tábano Economista

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