
La suspensión temporaria de retenciones, presentada como un gesto al campo, fue en realidad una operación de supervivencia electoral. En menos de 72 horas, se agotó el cupo de 7.000 millones de dólares en Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior. El gobierno mostró la foto que buscaba —reservas reforzadas, dólar tranquilo—, pero en paralelo quedó al desnudo cómo funciona realmente el negocio agropecuario argentino: concentrado, extranjerizado y con un productor genuino reducido a espectador.
Las cerealeras multinacionales —Cargill, Cofco, Bunge, ADM, Viterra, AGD, Molinos Agro— fueron las únicas que pudieron anotar los 11,4 millones de toneladas en 48 horas, demostrando que esta medida estaba pensada para ellos, y no para un productor de 200 o 500 hectáreas en Tandil o en Pergamino.
En mi caso, cuando todavía estaba consultando con el contador si convenía vender algo de la campaña pasada, el cupo ya estaba cerrado. Una anécdota menor, pero que sintetiza la asimetría de información y de tiempos: mientras el productor trabaja y piensa, las exportadoras golpean.
De nuevo: las retenciones 0 % a la ganadería es otro elemento de la jugada electoralista. Un animal no se guarda en silo bolsa: se vende cuando está terminado. No se produce carne en veinte días. Y la demanda externa de carne vacuna no es inelástica: aunque quisiéramos exportar más ahora, no hay compradores.
Farmers combativos, chacareros resignados
Mientras en Argentina la Mesa de Enlace apenas expresó sorpresa por lo fugaz de la medida, en Estados Unidos los farmers salieron a protestar con fuerza. La Asociación de Productores de Soja (ASA) presionó al gobierno porque las ventas argentinas a China hicieron caer los precios de Chicago.
Lograron, en pocas horas, que la administración Trump exigiera a la Argentina el regreso de retenciones. El contraste es clarito: en EE. UU. el farmer es sujeto político. Tiene lobby en el Congreso, influencia directa en la Farm Bill. En Argentina, en cambio, las gremiales funcionan más como clubes de pertenencia que como organizaciones de lucha.
Es importante que empecemos a participar y a darle entidad a organizaciones como el Movimiento productivo 25 de mayo (MP25), que junto a la Confederación General de la Producción son unas de las pocas entidades que escuchan al interior productivo.
El parche y el negocio
Esta medida nos demostró la concentración de la exportación de granos en Argentina; siete empresas definieron el ingreso de divisas del país en tres días. Ni la industria se salvo.
Los productores tenemos que pelear por una segmentación de las retenciones, el Estado no le puede cobra igual a un chacarero de 150 hectáreas que a un pool de 50.000.
Esta medida dejó en claro que la concentración de la producción está en manos de siete empresas que decidieron la suerte del dólar en tres días, mientras que los productores seguimos invisibles. Este gobierno servil resignó 1.500 millones de recaudación que podrían ir al Garrahan, a los jubilados, a los discapacitados, regalándoles a las cerealeras para sostener un dólar bajo de manera artificial, mostrando que la suspensión de retenciones no fue una política productiva, sino que fue un parche electoral.
En el camino, dejó en evidencia la desnudez del sistema: concentración, extranjerización, productores sin representación, industria debilitada y consumidores pagando la cuenta.
Mientras los farmers estadounidenses se organizan y defienden sus ingresos, acá seguimos atrapados en un esquema donde el productor sigue olvidado, las gremiales no ejercen su representación y el gobierno actúa como gestor de negocios ajenos...
*Ingeniero Agrónomo y Productor Agropecuario (Tandil)