• 21 de noviembre de 2024, 6:39
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Un paso más en un análisis post electoral

Por Eduardo de la Serna*

Antes de esbozar una nueva reflexión, quiero destacar algunas breves.

 

  1.    La ley argentina dice que uno triunfa en las elecciones sin necesidad de segunda vuelta si supera el 45% de los votos o si, superando el 40% tiene una diferencia de más del 10% sobre el segundo. Quiero señalar que no estoy de acuerdo con eso. Es la ley, y se debe aceptar, pero – hipotizando - ¿qué pasaría si uno logra 45,1% y el segundo 44,9%? No habría segunda vuelta y la diferencia es solamente de 0,2% (que, además, en caso de polarizaciones se reduce a la mitad ya que el no-voto a uno se cuenta como voto al otro). Pero es la ley aceptada por todos y sabida.
  2.   Tampoco estoy de acuerdo que, ahora pareciera que, el poder judicial empieza a fallar en sentido contrario a como lo hacía hace unos meses. Es verdad que los Medios ayer hablaban de su independencia y hoy hablan de complicidad. Y ninguna de ambas lo es realmente. Quisiera un poder judicial que manifieste claramente su estricta dependencia de “la justicia” y condene a los/el/la culpable/s y absuelva al/la/los inocente/s sea bien o mal recibido por la sociedad. Y que una “ola” me guste y que aborrezca la contraria no sea el sentido que tienen los fallos judiciales. Pero creo que la mediocridad es una característica constitutiva de buena parte del poder.

 

Claro que tampoco me alegra que me manipulen, y que empiecen a hacer públicos los resultados cuando “cargaron” el 95% de los votos de Córdoba y el 20% de los votos del conurbano me resulta detestable. Es sabido que “la docta” es una isla, feliz de creerse importante y distinta. Despreciable, mirando desde otra óptica. Y que cada vez se parece menos al país del que, pareciera, no quiere formar parte. Por supuesto que es su derecho votar a quien los cordobeses quieran, pero es también el mío despreciarlos.

 

A la hora de conocer los resultados del escrutinio, es sensato esperar a los datos definitivos para que el análisis sea más mesurado. A los que todavía son gobierno, los creo capaces de todas las mentiras, las trampas, las abominaciones, las repugnancias imaginables. Puesto que al ya pronto expresidente no le creo nada, no le creo a su súbita conversión en “demócrata que asegura la transición”, no le creo su cara de “tolerante”. Estoy convencido que sabiendo que estaban derrotados supo que, cargando tramposamente los datos, y pareciendo “un demócrata” (sería su primer acto de gobierno en ese sentido) puede tener sobre vida política (con el siempre servicial aporte de los Medios, no amigos, sino cómplices), caso contrario, debería enterrar sus sueños, su ego y sus caprichos (esos mismos que tanto mal nos hicieron durante casi ya 4 años) [y de paso señalo que tampoco le creo a Carrió que abandone la política… sería demasiado bueno para ser cierto]. Cuando estén los datos definitivos, entonces, podremos opinar mejor. Escuchar a algunos, a esta altura cómicos opinadores, solo merecen más desprecio aún (“empate técnico”, “el ganador es Macri” y demás sandeces).

 

Uno de mis primeros golpes a tierra en democracia fue, cuando recién llegado a Florencio Varela, fui a comprar a un almacén y una señora reclamaba por el regreso de los militares. “A mi no me pasó nada” decía. Afortunadamente su opinión es tan aislada y solitaria como su propia neurona (los votos de Gómez Centurión lo manifiestan; en mi mesa en Varela salió último con ¡3 votos!). Obviamente era una migrante italiana. Pero logró sacar lo peor de mí en mis sentimientos. Y supe, ¡y sé, desde entonces!, que hay una repugnante franja social que no tiene ninguna solidaridad, ninguna empatía, ninguna humanidad frente al dolor de lxs otrxs (debo decir que desprecio el “ónfalocentrismo” de algunos, de ónfalos, ombligo).

 

Alguien me decía que es normal que muchos miren sus propios beneficios. Y lo entiendo si se trata de pan, de trabajo, de salud, de la vida y felicidad de sus hijos. ¿Cómo no voy a entender que alguien vote a favor del/x candidatx que le asegure (o prometa) mejor trabajo, salud… ¡vida! Pero cuando se trata de “mi campito” desinteresado del sufrimiento de los pobres, pues no tengo duda ninguna: lo aborrezco. Y no creo que tenga que pedir disculpas por pensar como cristiano…

 

En suma: espero los datos para tener claro qué parte de la población argentina se ha manifestado totalmente desinteresada, indiferente y despreocupada de los jubilados, los pobres, los desocupados, los que padecen enfermedades de la pobreza, desinteresados de los hermanos, hermanas y hermanes de la Patria Grande, cuántos son realmente los seres repugnantes que viven mi mismo suelo y de los que quisiera estar lo más lejos posible. En suma, no está mal saber quienes sueñan con ser hermanos y hermanas de los demás, mientras otros sueñan con seguir comiendo su carne, y brindando por ser un poco más ricos o cómodos También de esto se trata ser cristiano.


Foto: https://elintransigente.com/politica/2019/10/27/mira-en-vivo-y-en-directo-de-forma-online-el-festejo-desde-el-bunker-de-alberto-fernandez-y-cristina-kirchner/

 

 

Fuente: Blog 1 de Eduardo de la Serna

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