Esta perspectiva militar llevó a los estadounidenses a casi arriesgarse a una guerra caliente. Su objetivo era poder colocar misiles, en un futuro cercano, en las fronteras occidentales de Ucrania, y así estar a tres minutos de Moscú. Para eso, por supuesto, necesitaban a Ucrania, a Polonia y a Rumania.
Ahora, en Ucrania, los estadounidenses están decididos a luchar hasta la última alma europea. Pero como la instalación de misiles en Ucrania podría haber sido la última tirada de sus “dados nucleares”, EEUU decidió usar otra arma de destrucción masiva para someter a Rusia a sus intereses económicos: el SWIFT (sistema de pagos internacional).
Sin embargo, no calcularon que Rusia, por ser un gran país, puede neutralizar el bloqueo económico mediante una rápida adopción de políticas de autosuficiencia.
¿Quién es Glaziev?
El economista Sergei Glaziev, detestado en los círculos atlantistas, fue asesor económico del presidente Putin y ahora es el Ministro de Integración y Macroeconomía de la Unión Económica de Eurasia (EAEU). Este alto funcionario siempre ha sido un feroz crítico del Banco Central Ruso y de la pandilla de oligarcas estrechamente ligados a las finanzas angloamericanas.
Su último ensayo “Sanciones y Soberanía” (traducido por John Helmer), merece un examen detenido. Este es uno de los puntos claves de ese trabajo:
“Las potenciales pérdidas rusas de su PIB, desde 2014, ascienden a unos 50 billones de rublos. Pero solo el 10% de estas perdidas se pueden explicar por las sanciones, mientras que el 80% fueron el resultado de la política monetaria. El objetivo de EEUU es beneficiarse con las sanciones antirrusas. No solo espera reemplazar la exportación de hidrocarburos rusos a la Unión Europea y a China, sino también torpedear la importación de mercancías europeas a Rusia.
Sin embargo, Rusia podría compensar por completo las consecuencias negativas de las sanciones financieras si el Banco de Rusia cumpliera con su deber constitucional de garantizar un tipo de cambio estable para el rublo, y no adoptara las recomendaciones de las organizaciones financieras de Washington”.
Para lograrlo Glaziev recomienda:
- Una “deslocalización real de la economía”.
- Medidas para endurecer la regulación cambiaria con el fin de detener la exportación de capital y expandir los préstamos dirigidos a empresas que necesitan inversiones financieras.
- Tributación a la especulación cambiaria y a las transacciones en dólares y euros en el mercado interior.
- Importante inversión en I+D para acelerar el desarrollo de nuestra propia base tecnológica en las áreas afectadas por las sanciones, en primer lugar, la industria de defensa, energía, transporte y comunicaciones.
-Y, por último, pero no menos importante: desdolarización de nuestras reservas de divisas, reemplazando el dólar, el euro y la libra por oro”.
El Banco Central Ruso parece estar escuchando. La mayoría de estas medidas ya están en marcha. Y hay señales de que Putin y su gobierno están listos para “agarrar a la oligarquía rusa por las pelotas” y obligarla a compartir riesgos y pérdidas en un momento extremadamente difícil para la nación. Adiós a la acumulación de fondos extraídos de Rusia en Londongrad y en el extranjero.
En diciembre de 2014 yo estaba en una conferencia económica en Roma y Glaziev intervino por video conferencia. Revisando la columna que escribí en ese momento, me he quedado atónito: es como si Glaziev se hubiera anticipado a lo que esta ocurriendo actualmente.
Permítanme citar dos párrafos de ese artículo que escribí hace 8 años:
“En el simposio, celebrado en un antiguo refectorio dominicano del siglo XV decorado con frescos, que ahora forma parte de la biblioteca del parlamento italiano, Sergei Glaziev, hizo una lectura cruda de la Guerra Fría 2.0. No hay un “gobierno” real en Kiev; el embajador de EEUU es el que manda. En Washington se ha forjado una doctrina antirrusa para fomentar una guerra en Europa, y los políticos europeos son sus colaboradores. Washington quiere una guerra en Europa porque está perdiendo su competencia con China”.
“Rusia está tratando simultáneamente de reorganizar su política frente al Fondo Monetario Internacional, combatir la fuga de capitales y minimizar el efecto que se produce cuando los bancos se ven obligados a cerrar las líneas de crédito para muchos empresarios. Sin embargo, quien finalmente perderá con las sanciones será la vieja Europa; la burocracia de Bruselas ha perdido toda noción económica a favor de los pueblos europeos, sus decisiones están sometidas al pensamiento geopolítico estadounidense”.
¿Impuesto a la independencia?
Parece estar surgiendo un consenso en Moscú: la economía rusa se estabilizará rápidamente, ya que habrá escasez de personal para la industria y se necesitarán muchas manos adicionales. Por lo tanto, no habrá desempleo. Puede haber escasez, pero no inflación. Las ventas de artículos de lujo occidentales ya se han reducido. Los productos importados se someterán a controles de precios. Todos los rublos necesarios estarán disponibles, tal como ocurrió en los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial.
Es posible que se avecine una ola de nacionalización de activos. ExxonMobil anunció que se retirará del proyecto Sakhalin-1 de $ 4 mil millones que producirá 200.000 barriles de petróleo por día. También British Petroleum (BP) y Equinor de Noruega se retirarían de sus proyectos con Rosneft. En realidad, BP soñaba con quedarse con todas las acciones de Rosneft.
El ministro de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, mostrando la paciencia de 10.000 monjes taoístas, describe las sanciones como “una especie de impuesto a la independencia”. EEUU está aplicando “una enorme presión” para que los gobiernos prohíban a sus empresas trabajar en Rusia.
Según el primer ministro Mikhail Mishustin, el Kremlin ahora está bloqueando las ventas de activos de aquellos inversores extranjeros que buscan desinvertir. Pero todavía no se ha anunciado cómo será la Madre de todas las Contra-Sanciones. Por su parte el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitry Medvedev, insinuó que todas las opciones están sobre la mesa.
De hecho, algunos contragolpes letales a las economías occidentales no están excluidos. Además de desdolarizar la economía por completo, como recomienda Glaziev, Rusia puede prohibir la exportación de titanio, tierras raras, combustible nuclear. Ya han prohibido la exportación de motores de cohetes.
Algunos movimientos dañinos para quienes bloquean a Rusia pueden ser los siguientes: apoderarse de todos los activos extranjeros de las naciones hostiles; congelar todos los reembolsos de préstamos a bancos occidentales y colocar esos fondos en una cuenta congelada en bancos rusos; prohibir todos los medios extranjeros hostiles; impedir el accionar de las ONGs que son fachadas de la CIA; suministrar armas de última generación a las naciones amigas aumentando el intercambio de información, entrenamiento y los ejercicios conjuntos.
Lo que es seguro es que se avanzará en una nueva arquitectura de sistemas de pago (como lo explicó Michael Hudson y otros) que una el SPFS ruso y los CHIPS chinos. Este nuevo sistema de pagos internacionales pronto se podrá ofrecer a decenas de naciones en Eurasia y en el Sur Global, varias de las cuales ya están bajo sanciones de EEUU (Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Siria, Irak, Líbano, Corea del Norte...).
Lento pero seguro, ya estamos en camino hacia el surgimiento de un bloque del Sur Global considerable inmune a la guerra financiera estadounidense. Los RIC (Rusia, India y China) ya están aumentando el comercio en sus propias monedas.
Colapso Europeo
Michael Hudson me dijo, “EEUU y Europa Occidental esperaban una 'Froelicher Krieg' (“guerra feliz”). Alemania y otros países no han comenzado a sentir el dolor de la falta de gas, minerales y alimentos. Este es el verdadero juego. El objetivo sería liberar a Europa del control que EEUU ejerce a través de la OTAN. Esto implicaría “la creación de un movimiento y partido político del Nuevo Orden Mundial, como lo fue el comunismo hace un siglo. Podría llamarse algo así como “Despertar”.
Un posible Despertar ciertamente no involucrará a la esfera de la OTAN en el corto plazo. El Occidente colectivo está más bien en modo “Gran Desacoplamiento”, toda su economía está alineada con este objetivo, lo han expresado abiertamente: provocar un cambio de régimen y destruir a Rusia.
Sergey Naryshkin, el jefe de la SVR, lo describe sucintamente: “Las máscaras han caído. Occidente no solo está tratando de encerrar a Rusia con un nuevo ‘Telón de Acero’. Estamos hablando de intentos de destruir nuestro Estado: su ‘abolición’, como ahora se acostumbra decir en el ambiente liberal-fascista de las ‘potencias complacientes’. Como EEUU y sus aliados no tienen ni la oportunidad ni el ánimo para una confrontación político-militar, están intentando establecer un verdadero “bloqueo” económico, informativo y humanitario’.
Podría decirse que el vértice de la histeria occidental es el inicio de una “Yihad neonazi”: un ejército de mercenarios de 20.000 efectivos se está reuniendo en Polonia bajo la supervisión de la CIA. La mayor parte proviene de empresas militares privadas como Blackwater/Academi y DynCorp. Su tapadera: “el regreso de ucranianos para combatir”. Este remix afgano proviene directamente del único libro de jugadas que conoce la CIA.
Volviendo a la realidad, los hechos sobre el terreno eventualmente llevarán a economías enteras en Occidente a convertirse en una tropa de ganado aturdido, con un caos en la esfera de los productos básicos que conducirá a un aumento vertiginoso de los costos de energía y alimentos. Por ejemplo, hasta el 60 % de las industrias manufactureras alemanas y el 70 % de las italianas pueden verse obligadas a cerrar definitivamente, con consecuencias sociales catastróficas.
La maquinaria kafkiana no electa de la UE en Bruselas ha optado por cometer un triple harakiri, al pavonearse como vasallos del Imperio, destruyendo cualquier impulso soberano francés y alemán e imponiendo la enajenación de las relaciones con Rusia-China.
Mientras tanto, Rusia está eligiendo su camino: solo la autosuficiencia permite la independencia total. Este panorama es bien entendido por el Sur Global: un día alguien tuvo que ponerse de pie y decir: «Es suficiente». Con una gran potencia militar para respaldar su compromiso.