Tras la renuncia de Luis Caputo a la presidencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) ese cargo será ocupado por el economista Guido Sandleris, quien entre sus antecedentes cuenta con que fue funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI). La renuncia de Caputo se produjo el mismo día del paro general decretado por las centrales obreras y con el marco del viaje del Presidente de la Nación, quien se reunió con la titular del Fondo con la esperanza de que el organismo acelere un nuevo préstamo complementario solicitado por su gobierno.
“El ciudadano argentino – escribió Raúl Scalabrini Ortiz- ignora que la influencia del Banco Central interviene hasta en los menores actos de su vida cotidiana. El ciudadano argentino está en mayor estado de subordinación indirecta que el más pobre de los mujiks (campesinos rusos) frente al más autócrata de los zares”.
Hoy sucede lo mismo. Por eso vayamos a la historia para comprender qué significa que un ex funcionario del FMI ocupe la presidencia del BCRA.
Primero, aclaremos que el Banco Central es el encargado de manejar la moneda, el crédito y el cambio. Decide la circulación de la moneda que es lo que determina el nivel general de los precios. Regula la tasa de interés. Decide hacia qué sectores productivos apoyará con dinero. Fija el precio de los papeles públicos, otorga o niega cambio para comerciar con el extranjero, y decide el tipo de productos que se quiere importar. Por todo esto, regula la vida cotidiana de los argentinos.
El BCRA fue creado el 28 de mayo de 1935 por la Ley 12.155, y fue el resultado del Pacto Roca-Runciman, firmado con Inglaterra, que entre sus cláusulas secretas incluía el establecimiento de un Banco Central Mixto. Para ello, el gobierno argentino invitó a Otto Niemeyer, director del Banco de Inglaterra, para que haga una propuesta que fue evaluada por el entonces ministro de Economía, Federico Pinedo.
¿Por qué a Inglaterra le interesaba dominar al Banco Central de la Argentina?
Porque necesitaba reconstruir el sistema monetario internacional que se había desarticulado por la crisis de 1929 y por eso debía crear una cadena de instituciones bancarias en los países ligados al imperio para tener el control financiero de esas naciones.
¿Cómo se constituyo ese primer Banco Central?
El presidente fue Raúl Prebisch, principal asesor del ministro Pinedo. Tuvo, además, un vicepresidente y 12 directores. Y aquí estuvo la clave de que el capital privado inglés dominara a las finanzas nacionales. Porque esos directores se eligieron de la siguiente forma: dos por los bancos extranjeros, tres por los bancos privados nacionales, uno por el Banco de la Provincia de Buenos Aires y demás bancos provinciales, uno por el Banco de la Nación Argentina y uno por el Poder Ejecutivo. Los cuatro restantes los elegía la asamblea de accionistas en la que no participaba el Estado a pesar de que había aportado el 50% del capital. Es decir, la banca extranjera al prevalecer en la asamblea de accionistas, podía designar a seis de los directores (dos por los bancos extranjeros, y cuatro por los accionistas). Además, el presidente y el vicepresidente eran elegidos por el Poder Ejecutivo de una terna presentada por los accionistas. De esta manera, el capital extranjero terminó designando a ocho de un total de catorce.
La Carta Orgánica le prohibía al Banco Central prestar dinero a los gobiernos nacional, provinciales y municipales y, ante la disminución de la recaudación del Estado por efecto de la crisis, recomendó al gobierno que usara el endeudamiento externo, es decir, que pidiera prestado a los ingleses incluso para pagar gastos que podían cubrirse con moneda nacional.
El 25 de marzo de 1946, por un decreto del presidente Edelmiro Farrell ratificado luego por el Congreso Nacional, se nacionalizó el BCRA con el objeto de “movilizar los enormes depósitos de fondos y ponerlos a disposición de la economía nacional”. Además, equiparó la actividad bancaria con un servicio público.
Desde entonces, el BCRA comenzó a concentrar y movilizar las reservas y a ejercer el control de cambios para contener los efectos que el comercio exterior pudiera tener sobre el valor de la moneda y la actividad económica interna. Además, regulaba el crédito y los medios de pago para mantener el poder adquisitivo de la moneda. Por último, se nacionalizaron los depósitos bancarios y de esta forma los bancos privados pasaron a ser agentes del Banco Central que era el que recibía todos los depósitos y pagaba sus correspondientes intereses.
La ley explicó con mucha claridad la razón de estos cambios que ponían fin a la dependencia del capital extranjero: “Los bancos cuando otorgan sus préstamos crean depósitos que, al moverse activamente por los cheques que contra ellos se giran, desempeñan la misma función monetaria que los billetes. (…) Parece claro que recibir los fondos que la población deposita en los bancos –cosa que equivale a prestárselos- y emplear esas sumas en conceder créditos y realizar inversiones directas recogiendo importantes ganancias, es en verdad algo muy parecido a un privilegio, que sólo puede ser admitido como una especialísima concesión de la autoridad pública, bajo severas condiciones de vigilancia y contratos ejercidas por el Estado como intérprete del interés general de la colectividad”.
Hoy son los Estados Unidos los que necesitan dominar el sistema monetario internacional ante la amenaza del avance de China. Por eso redobla su empeño en las naciones de la América del Sur, entre ellas en Argentina. El FMI, del que es el socio principal, es su mejor instrumento, y la complicidad del gobierno nacional y sus aliados son sus mejores soldados.
¿Ahora se entiende por qué hoy un ex funcionario del FMI ocupa la presidencia del Banco Central de la República Argentina?
(Para mayor información ver: http://presentedelahistoria.com/una-pelicula-de-terror-fmi-el-regreso/ yhttp://presentedelahistoria.com/como-el-alacran-y-la-rana-el-fmi-es-el-fmi/).
Fuentes:
- Galasso, Norberto. Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Tomo II. Ediciones Colihue. Bs. As. 2012.
- Brailovsky, Antonio. 1880-1982 Historia de las crisis argentinas. Círculo de Lectores. Bs. As. 1982.
- Foto: www.elintransigente.com.