• 21 de noviembre de 2024, 6:42
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Opositores: lo hicieron otra vez

Por Araceli Bellota

Se dicen opositores, pero lo hicieron otra vez


En vísperas del Día de la Bandera  se convocó a una sesión extraordinaria en la Cámara de Diputados de la Nación para tratar el acuerdo que el gobierno nacional cerró con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que condiciona a varias generaciones de argentinos. Pero no hubo quorum. Se necesitaban 123 diputados, pero sólo asistieron 68 de Unidad Ciudadana, del Movimiento Evita y de la Izquierda. Por supuesto se ausentó el bloque del oficialismo, pero una vez más los legisladores del Interbloque Federal y el Frente Renovador no asistieron,  repitiendo la actitud de hace dos años que permitió al gobierno de Mauricio Macri pagar a los fondos buitre, abriendo  la puerta al actual endeudamiento, el mayor de la historia argentina.

Cabe recordar que en 2016 el oficialismo, sin mayoría parlamentaria propia, logró por 165 votos contra 83 la aprobación del pago por una cifra mayor a la que pedían los propios fondos buitres. Para ello contó con la colaboración de 23 votos del Frente Renovador, con tres ausentes (Héctor Daer, Facundo Moyano y Felipe Solá)  y con 27 votos del bloque del Partido Justicialista, con uno ausente y otro en contra (Eduardo Fabiani y Francisco Plaini respectivamente).

“Juremos  vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el  templo de la Independencia y de la Libertad”, había dicho Manuel Belgrano, el 27 de febrero de 1812,  frente a sus soldados al desplegar por primera vez la bandera nacional. Luego, emocionado,  lo informó al gobierno del Triunvirato: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional, espero sea de la aprobación de V.E.”.

Pero desde Buenos Aires, Bernardino Rivadavia que más que por la independencia estaba  preocupado por estrechar lazos con Gran Bretaña, la nueva potencia económica que preparaba su asalto a la América del Sur, le respondió con dureza:  “La demostración con que Vuestra Señoría inflamó a las tropas de su mando enarbolando la bandera blanca y celeste, es a los ojos de este gobierno de una influencia capaz de destruir los fundamentos con que se justifican nuestras operaciones y las protestas que hemos anunciado con tanta repetición, y que en nuestras relaciones exteriores constituyen las principales máximas políticas que hemos adoptado”.

Después agregó: “ Ha dispuesto este gobierno que haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza, procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de tanta importancia. El gobierno deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de tamaño desorden, pero debe prevenirle que esta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden. V.S. a vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución”.

La bandera que el gobierno de Buenos Aires le envió fue la española, la misma del enemigo al que decía combatir que entonces estaba aliado con Gran Bretaña en contra de Napoleón. Pero Belgrano no llegó a recibirla porque por orden del gobierno había partido hacia el norte

Cuando finalmente la carta y la bandera española llegaron hasta Belgrano respondió: “No había bandera y juzgué que sería blanca y celeste la que nos distingue como la escarapela, y esto, con mis deseos de que estas provincias se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló en ponerla”. Después se refirió al acto realizado en Jujuy: “ Vengo a estos puntos, ignoro, como he dicho, aquella determinación, los encuentros fríos, indiferentes y tal vez enemigos: tengo la ocasión del 25 de Mayo y dispongo de la bandera para acalorarlos y entusiasmarlos; ¿y habré por esto cometido un delito? Lo sería, Sr. Exmo., si a pesar de aquella orden, yo hubiese querido hacer frente a las disposiciones de V.E.; no así estando enteramente ignorante de ella”.

Y después, con dolor y rabia, escribió: “La bandera la he recogido, y la desharé para que no haya ni memoria de ella, y se harán las banderas del Regimiento Nº 6, sin necesidad de que aquella se note por persona alguna, pues si acaso me preguntaren por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército, y como éste está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente”.

Por último le recordó la misión de Independencia que tenía el nuevo gobierno y lo que de él esperaba el pueblo: “En esta parte V.E. tendrá su sistema al que me sujeto, pero diré también, con verdad, que como hasta los indios sufren por el Rey Fernando VII  y les hacen padecer con los mismos aparatos que nosotros proclamamos la libertad, ni gustan oír el nombre de Rey ni se complacen con las mismas insignias con que los tiranizan. Puede V.E. hacer de mí lo que quiera, en el firme supuesto de que hallándose mi conciencia tranquila, y no conduciéndome a esa, ni otras demostraciones de mis deseos por la felicidad y glorias de la Patria, otro interés que el de esta misma, recibiré con resignación cualquier padecimiento, pues no seré el primero que he tenido por proceder con honradez y entusiasmo patriótico”.

Resulta interesante reiterar la frase de Belgrano respecto a lo que el pueblo sentía frente a quien lo oprimía: “los indios sufren por el Rey Fernando VII  y les hacen padecer con los mismos aparatos que nosotros proclamamos la libertad, ni gustan oír el nombre de Rey ni se complacen con las mismas insignias con que los tiranizan”.

A 206 años de aquellos acontecimientos, tal vez, se podría actualizar esa idea: el pueblo argentino sufrió por el FMI y no le gusta oír ese nombre. El mismo día que se recuerda al creador de nuestra bandera, a 188 años de su fallecimiento el 20 de junio de 1820, el FMI  firmará con el gobierno argentino un acuerdo que condicionará la soberanía política  por varias generaciones, con la anuencia de quienes se dicen opositores pero continúan colaborando para consolidar la dependencia.

Es tiempo de reiterar los términos con los que  Belgrano  llamó a honrar a la bandera: “Juremos  vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el  templo de la Independencia y de la Libertad”.

Fuentes:

Fuente: Presente de la Historia

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