A lo largo de la historia de Latinoamérica en el siglo XX muchos sacerdotes cercanos al pueblo fueron asesinados. Hay un documental llamado El cielo abierto, de Everardo González, que relata el asesinato del Monseñor Arnulfo Romero en El Salvador.
Reconocer el beneficio del beatificado es hacer un culto a la Iglesia Católica y nada más lejos de este ateísmo militante, pero lo cierto es que así como el Monseñor Enrique Angelelli (1923-1976) se reía de los ateos y decía “nunca he visto a un creyente como tú”, también nosotros podemos hacer votos para propiciar el reconocimiento a quien vivió y murió por los pobres del mundo.
Este sábado, el cardenal Gionvanni Angelo Becciu, enviado especial del Vaticano, proclamó como beatos al obispo Enrique Angelelli y a otros tres mártires asesinados durante la dictadura militar en 1976.
Ya habían sido condenados a cadena perpetua a los represores Luciano Benjamín Menéndez (1927-2018) y Luis Fernando Estrella, porque el monseñor había sido víctima “de una acción premeditada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado”.
Pero el sábado una multitud de riojanos asistió a las beatificaciones de los mártires y la justicia logró su objetivo.
El Monseñor Enrique Angelelli, el presbítero Gabriel Longuevilledel, el padre Carlos de Dios Murias (hacía dos años que había salido del seminario) y del laico Wenceslao Pedernera fueron asesinados durante la dictadura, una expresión que mucha de la gente con doble apellido en la provincia hizo propia, entre ellos muchos miembros de la familia Menem, por lo pronto el hermano mayor del ex Presidente, Amado Menem.
“La primera escena que nos hace entender profundamente quién era Angelelli la da el lugar llamado Aminga. Es ahí donde Angelelli ayuda a la cooperativa de viñateros que querían aprovechar esas tierras, pero más que tierras las aguas; es decir, lo más valioso en La Rioja son las aguas y no la tierramy ahí estaban las mejores aguas, en ese territorio abandonado del predio de Asalini. Los herederos de Asalini se habían ido a vivir a Roma y nos les interesaba nada de eso, se había abandonado todo ese hermoso lugar para los viñedos. Esa gente entonces, los auténticos trabajadores de la tierra, del agua y del vino, quisieron hacer una auténtica cooperativa Coodetral y realmente la crearon desde la base con la ayuda y el consejo del Obispo Angelelli. Por supuesto, y esto lo hace tan actual a la figura de Angelelli y a todos estos episodios, ¿de dónde vino la reacción? De un lugar que se ha hecho célebre en La Rioja, de Anillaco. De Anillaco vino la reacción. Nosotros y esto está grabado y filmado, fuimos a la bodega Menem y fuimos atendidos por Amado Menem, que es el administrador de la bodega. Y es interesante ver a Amado Menem describir a este Obispo y señala con todo desparpajo frente a las cámaras de la TV alemana: “Él se la buscó. Era un comunista” Tal cual. No he agregado una sola palabra a las declaraciones de él. Y entonces nos describe, como un acto realmente democrático y heroico por parte de los bodegueros, de los dueños de todas esas zonas, cómo lo corrieron a pedradas al Obispo. Ustedes saben de aquel episodio, muchos de ustedes lo habrán leído, Angelelli con un cura que lo acompaña llegan a Anillaco y allí lo está esperando la barra brava de los viñateros. Yo acá tengo una solicitada del diario El Sol que lo llamaba “Satanelli” a Angelelli, donde está el Centro de la Juventud Amingueña que es el Centro que se opuso a que los hombres de la tierra tuvieran su cooperativa y explotaran esas tierras abandonadas. Este Centro saca una solicitada donde acusa al Obispo de subversión, de tratar de terminar con la verdadera religión católica. Uno de los firmantes de apellido Menem muy preocupado por que dice que Angelelli estaba falseando la fe católica al llevar el comunismo a los trabajadores de la tierra”, cuenta Osvaldo Bayer (1927-2018) en su artículo “El Obispo apedreado por los dueños de la tierra”.
Ya no vive Amado Menem (1932-2010), pero probablemente vivan algunos militantes y compañeros suyos de la organización ultraderechista que él dirigía, Defensores de la fe. Muchos están dentro del ala conservadora de la Iglesia Católica y que se han opuesto a la beatificación instituida por el Papa Francisco.
“La imagen se eleva una vez más y muestra toda la inmensa soledad de ese hombre en medio del paisaje árido y desolado de los llanos riojanos. El alma del Padre Obispo quedará para siempre impreso en el paisaje. Aparecerá sin espacio en una carreta de bueyes en los caminos altos de los cerros (hay una hermosa fotografía del Obispo al lado de una riojana en una carreta con bueyes) o por sobre las cumbres apoyándose con un bastón hecho de una rama (como también está fotografiado) o por un sendero andando en burro o de pronto en una punta de los llanos con su sotana azotada por el viento; se lo verá irse por la espalda o aparecer de frente. El Padre Obispo no morirá para los riojanos humildes. Estará permanentemente presente para los lugareños y se aparecerá a los viajeros, igual que aquel Chacho Peñaloza del siglo pasado que se reveló con sus montoneros contra los poderosos. La silueta del Padre Obispo aparecerá en los amaneceres lechosos de niebla o a la luminoso hora de la siesta o al atardecer, cuando los hacheros y mineros regresan a sus ranchos”, concluye Osvaldo Bayer su preciado artículo.
Y fue precisamente, para los riojanos, para los habitantes y sobre todo los pobres, esta beatificación. No para los que estuvieron en primera fila, la vicepresidenta Gabriela Michetti y el Secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani, acompañados por el gobernador de La Rioja, Sergio Casas, el de Salta, Juan Manuel Urtubey, el de Córdoba, Juan Schiaretti y la de Catamarca, Lucía Corpacci.
“Michetti: el gobierno nacional insulta la memoria de nuestros MÁRTIRES”, decía una pancarta con la imagen de monseñor Enrique Angelelli que se desplegó en la misa por la beatificación. El Movimiento de Curas en Opción por los Pobres se hizo presente y se lo hizo saber a la vicepresidente. De hecho, uno de los curas, Paco Olveira, ex párroco de la Isla Maciel, se acercó a donde estaba la dirigente y le pidió un cambio de modelo económico. No pudo escuchar la respuesta: la custodia de Michetti lo sacó del lugar.
A lo largo de la historia de Latinoamérica en el siglo XX muchos sacerdotes cercanos al pueblo fueron asesinados. Hay un documental llamado El cielo abierto, de Everardo González, que relata el asesinato del Monseñor Arnulfo Romero en El Salvador.
En nuestro país, el auge del crimen organizado, ha dejado en los últimos seis años a 26 sacerdotes asesinados y dos presbíteros desaparecidos. Algunos fueron por robo, secuestro y otros por motivos políticos, como el Padre Gregorio López Gorostieta de 39 años, encontrado con impacto de bala en la cabeza. Había hecho señalamientos por la desaparición de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero.
*Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras.
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