• 21 de noviembre de 2024, 6:58
Inicio | Opinión

Mirar el frío y abrir los ojos

Por Ana Pérez del Cerro*


Cambiemos gobierna en CABA desde hace 12 años.

Los ‘vecinos’ de la ciudad más rica del país no se dan cuenta de esto y cuando aluden a que antes de este gobierno también pasaba, no toman nota de que este gobierno, el de la ciudad, está desde hace más de una década legitimado por sus votantes y que la pobreza aumentó también en la antes llamada Capital Federal.  

Por ende, cuando se habla del Estado ausente, habría que considerar que el ausente es el gobierno votado en  tres períodos consecutivos al compás  de un maquillaje  de dudoso gusto y altos costos que pagamos los ciudadanos; el engaño de un metrobús que no es tal, sino una senda para buses y un negocio inmobiliario detrás de cada demolición mientras en la zona sur crece una profunda crisis habitacional, además del abandono de las escuelas  públicas, la falta de  miles de vacantes  y la ausencia de jardines maternales a pesar de la ley que exige la obligatoriedad para recibir a bebés desde los 45 días. (  Y no se salvan del  abandono ni siquiera los barrios más ‘glamorosos’ de la clase media; por ejemplo  el Normal Nº 4 de Caballito donde  hice mi secundario, debió  suspender clases por la proliferación de ratas)

 

Pero muchos y muchas transeúntes caminan con la mirada en la pantallita del celular, conectados a los auriculares, ciegos y sordos al clamor callado de los que viven en la calle,  sin enterarse que la ideología es la misma que la del gobierno nacional.

 

Mientras escribo esta nota, escucho la radio y una oyente dice que ‘los argentinos somos solidarios por naturaleza’. Comprendo la buena intención de esa señora, pero la frase encubre el hecho de que los valores son producto de la cultura y no de lo natural.

En el diccionario de la Real Academia Española aparece definido solidaridad como adhesión circunstancial a la causa o empresa de otros, y del mismo modo se define en otros diccionarios.

Etimológicamente, la palabra ‘solidaridad’ viene del adjetivo latino solidus, solida, solidum que significa sólido, macizo, seguro, sin vanos artificios, firme. En cuanto al verbo latino solido, solidas, solidare, solidaui, solidatum,  significa consolidar, dar solidez, asegurar, endurecer, soldar.

Tendríamos que apuntar a una humanidad que fuera solidaria per se  uniendo la definición de ‘adhesión  circunstancial’ al concepto de ‘solidez’  y estaríamos viviendo en sociedades conscientes de que bajo un modelo neoliberal no es el mérito lo que determina la situación y que la educación, la alimentación, la vivienda y la salud son derechos humanos.  

Muchxs de quienes votaron y volverán a votar este modelo, miran el frío de los otrxs, aunque, de pronto, ante una ola  polar, deciden  ‘ayudar’ instados por la siempre meritoria campaña de Red solidaria que junto con otras organizaciones está  presente.

Pero en el colmo de lo canallesco,  funcionarios oficialistas salen a calificar como K a todxs lxs que han salido a combatir momentáneamente la situación límite que estamos viviendo y culpabilizan a lxs indigentes que se niegan a ir a los paradores.

No es el frío el que se cobró ya varias vidas, Es un modelo de exclusión donde la mentira es la verdad. 

 

“ Ser pobre hoy tiene un alto precio personal que se paga muy caro en el mercado del estigma asignado. Ser precario o precaria, trabajadora pobre o excluido del circuito del consumo y la normalización social, no es solo una situación vivida y padecida, es también una realidad interpretada y etiquetada por el poder que se encarga de diseñar dispositivos ideológicos y argumentales para hacer digerible y amable el discurso en torno a la pobreza y la exclusión.  […]         

[…]  los pobres se ven obligados a sentarse a diario ante el tribunal del Santo Estigma. Y no es una exageración. Una especie de culpabilización colectiva les obliga a rendir cuentas por su propia pobreza. A ser investigados por cobrar —los que cobran— por percibir las ayudas que reciben: paro, subsidios de todo tipo y rentas garantizadas o rentas de inserción.” (Publicado en Hordago, Paco Roda, España, agosto 2018 ).

El FMI no es una abstracción sino la presencia del poder global y la muerte de  la soberanía nacional; es haberle entregado la llave de tu casa al que va a apropiarse de ella.

Mirar el frío tendría que ser abrir los ojos para darse cuenta de que la manipulación a través de los medios hegemónicos más el ejército de trolls que se mete en las redes con fake news y deep news, dicho en criollo, “cuando la mentira es la verdad”, todoa esa maquinaria resulta mucho más poderosa que la eventual y elogiable actitud solidaria frente a situaciones límites.

 

“Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.” ( César Vallejo, Voy a hablar de la esperanza, frag).

 

Ante la insensibilidad del gobierno cabe sufrir por el dolor de los otros, pero no solamente.

Hay que transformar el sufrimiento en conciencia y de ahí en más, hacernos responsables de lo que decimos, de lo que hacemos y de lo que elegimos.  

*Semióloga. Docente. Actriz. Cantante.

Fuente: Liliana López Foresi

Opinión