• 21 de noviembre de 2024, 7:10
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Las palabras se las lleva el viento

Por Ana Pérez del Cerro*

Hay que prestar atención a un fenómeno catártico que estamos observando cuando parece que los vientos empiezan a cambiar de dirección.

Últimamente se escuchan voces que, como algunos diarios norteamericanos, no dudan en calificar al presidente argentino como ‘idiota’. En realidad, si nos remitiéramos a su origen griego, idiotas eran quienes no se interesaban por la cosa pública; en este caso, el calificativo sería acertado pero le cabe a todo el pensamiento neoliberal. Y, desde ya también al recién llegado  Espert que pretende diferenciarse planteando un shock de políticas anti estatales porque considera al Estado como una especie de elefante blanco y vuelve a un discurso viejo sobre el arancelamiento de la universidad pública entre otras propuestas que van en ese sentido. Para estos personajes, todo lo que se ejecute en educación, salud y vivienda es un gasto y no una inversión.

Sin embargo, este término – idiota - no se está usando como lo hacían los griegos sino como sinónimo de imbécil, estúpido o cosas por el estilo.

Gran error. La ex presidenta alertó sobre el peligro de jugar a la pelota con la cabeza del ‘monigote’ que “ no será Chispita” pero comparte la responsabilidad del modelo que instalaron. 

El/la ciudadanx ‘común’ que desea la ida de este gobierno, también cae en la tentación de cachetear la figura de Macri sin entender que ayuda al desdibujamiento de quienes han llevado adelante la expoliación junto con él.

Hay tres conceptos que provienen de la psicología social que pueden dar cuenta del mecanismo referido. 

Si se adjudican todos los aspectos negativos de esta gestión a la figura presidencial, se pasa del carácter de portavoz , que es quien expresa lo que el grupo siente y piensa,  al de chivo emisario que es el que carga sobre sí todos los aspectos negativos del grupo.

Explica Pichón Riviere: “ En relación con el liderazgo, cabe consignar que ambos roles, el de chivo emisario y el de líder "están íntimamente ligados, ya que el rol de chivo surge como preservación del liderazgo a través de un proceso de disociación o splitting necesario al grupo en su tarea de discriminación". En efecto, la existencia de un chivo emisario procura al grupo la posibilidad de disociar los aspectos buenos del grupo de sus aspectos malos, proyectándolos en dos roles distintos: el de chivo emisario y el de líder, respectivamente.

Los líderes pueden ser positivos o negativos , formales o informales.

Cabe preguntarse en primer lugar si el presidente adquirió liderazgo en su gestión. En un aspecto formal lo fue y, para lo que se denomina ‘núcleo duro’, quizá lo siga siendo más allá del deterioro de su imagen.

Pero en orden a lo popular es poco probable que alguna vez lo haya sido. Este fenómeno como el de otros personajes del espectro político mundial cuya aparición no deja de sorprender, está suficientemente estudiado. Ya Foucault puso en duda el concepto de ‘verdad’ asignándole un valor histórico y acuñando la frase ‘las redes del poder’ para describir lo que se juega en las instituciones.  Es la coyuntura lo que orienta a muchxs votantes hacia quien va a gobernar en contra de sus propios intereses en una relación de amo–esclavo que sólo puede llegar a romperse con una profunda transformación cultural.

En este momento histórico, el arrasamiento económico ha alcanzado proporciones casi inéditas y las mayorías piden aire. He aquí la cuestión: mientras los pueblos no tomen conciencia de que lo económico va ligado a lo político y esto a lo socio cultural, el vaivén va a producir sucesivos naufragios con períodos de relativa bonanza.

La responsabilidad civil es la cuestión y nos espera un largo camino para restituir derechos conculcados pero, también, para recomponer la noción de que somos sujetxs de derecho.

Habrá que ver qué papel juega cada actxr en este drama (palabra que viene del griego y significa acción)  y qué papeles  serán escritos porque, aunque no debería ser así, las palabras en el mundo occidental, se las lleva el viento,

 “… Muchos de los caminos del hombre blanco están más allá de nuestra comprensión. Detrás de cualquier cosa, siempre hay un papel. Los blancos deben pensar que el papel tiene un misterioso poder para ayudarles en el mundo. El indio no necesita de los escritos, las palabras se hunden profundamente en su corazón, donde permanecen. Nunca las olvida. Por otro lado, si el hombre blanco pierde sus papeles, está indefenso. Oí a uno de sus predicadores decir, que ningún hombre blanco fue admitido en el cielo, a menos que hubiera escritos sobre él en un gran libro!…”. (Four Guns – Oglala Sioux)

* Semióloga

Fuente: Liliana López Foresi

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