1. Un poco de historia
En Avellaneda se alzan dos moles de
cemento, apenas separadas por 300 metros. Son templos de la eterna liturgia
futbolera; emblemas de extramuros, símbolos de la ciudad que es barrio a la
vez. Son los bastiones del Rey de Copas y el Primer Campeón Mundial. Racing e Independiente, las entidades que hicieron de Avellaneda la ciudad
más pequeña del mundo en tener dos clubes campeones mundiales.
Estos grandes tienen una historia en
las barriadas que hicieron la ciudad al ritmo del tango, cuando el siglo XX
trajo la industrialización y sus talleres: los tambos y las chacras cedieron su
lugar a los frigoríficos. Allí se afincaron oleadas de inmigrantes: gallegos,
italianos, polacos, armenios. En 1901, unos estudiantes fundaron un club:
Barracas al Sud F.C. Fue el primer equipo 100% criollo. Un año más tarde,
un grupo de socios se dividió y creó el Colorados Unidos del Sud. En 1903,
volvieron a unirse y dieron nacimiento al Racing Club.
Su acérrimo rival, en cambio, no nació
en Avellaneda si no en Capital en 1905. Luego de la búsqueda de un campo de
juego por varias locaciones porteñas, se instalaron en el barrio de Crucecita
en 1907. Así nació el clásico de Avellaneda.
La década de 1910 fue del dominio de
Racing Club, campeones 7 veces consecutivas entre 1913 y 1919. En esa época
recibieron el mote de la “Academia”. A Independiente le costó un poco más
hacerse lugar entre los campeones y con sus triunfos entre 1922 y 1926 (este
último de forma invicta), se ganaron el apelativo de los “Diablos Rojos”.
Con la expansión del fútbol llegaron
los estadios. La cancha de Crucecita se incendió en 1923. Los Rojos se mudaron
a otro terreno, cercano a los “Siete Puentes” y las vías del Ferrocarril Sud, a
solo tres calles del campo de juego de la Academia. En ese lugar, erigieron e
inauguraron en 1928, el primer estadio de cemento de América del Sur. La cancha
fue llamada la Doble Visera, muchos años más tarde recibiría el nombre de
Libertadores de América.
Si bien durante los primeros años la
cancha de Racing Club pasó por varias locaciones, su estadio se ubica hoy en el
mismo lugar donde estuvo su primer campo de juego, en Av. Alsina y Calle Colón.
En 1950, se inauguró el Cilindro, oficialmente llamado Presidente Perón. Dicho
estadio fue escenario de los primeros Juegos Panamericanos, en 1951.
En la segunda mitad del siglo llegaron
los títulos internacionales y el nombre de la Ciudad de Avellaneda, resonó en
todas las latitudes.
Las máximas expresiones del fútbol
mundial pasaron por el césped avellanedense: Pelé, Cruyff, Beckenbauer, Di
Stéfano y Maradona, entre otros. Montevideo, Tokio y Roma vieron a los Clubes
de Avellaneda levantar victoriosos la Copa Intercontinental.
Los potreros fueron cuna de una larga
lista de futbolistas que brillaron en otros países, incluso en Selecciones
extranjeras: Roberto “Toro” Acuña, Humberto Maschio, Raimundo Orsi, Raúl
Bernao, el polaco Cap, Abel Herrera, Pedro Catalano, Arsenio Erico y Ricardo
Elvio “Chivo” Pavoni.
Triunfaron en Racing Club Alberto
Marcovecchio, Néstor De Vicente, Agustín Mario Cejas, Alberto Ohaco, el
Mariscal Perfumo, Norberto Raffo y Diego Milito. En Independiente se destacaron
Roberto “Pipo” Ferreiro, Osvaldo Mura, Miguel Angel Santoro, Gabriel Milito,
Sergio Agüero y el Gran Ricardo Bochini “El Bocha”. También nació en Avellaneda
“Il Capitano” Javier Zanetti y algunos de estos emblemas deportivos fueron
tenidos en cuenta para nombrar calles de la ciudad como: Corbatta, Bochini y
Milito.
Independiente con sus dieciséis títulos
locales y sus siete Copas Libertadores, dos Copas Intercontinentales, dos
Campeonatos Rioplatenses, dos Supercopas, una Re-copa Sudamericana (´95) y un
Copa Sudamericana (2010) y Racing, con sus diecisiete títulos locales, sus seis
internacionales y sus 12 copas nacionales, son parte de la historia más visible
del fútbol de Avellaneda, pero también existen otras, con no menos mística.
Al igual que Racing e Independiente
existen otras instituciones futboleras afiliadas a la Asociación del Fútbol
Argentino que tienen una rica historia y una fuerte identificación con la
ciudad.
Arsenal de Sarandí, nacido en 1957 y fundado por julio Humberto Grondona a
pesar de ser el más “joven” tiene entre sus logros títulos nacionales e
internacionales; Campeón de la Copa Sudamericana (2007), Campeón de la Copa
Suruga Bank en Japón (2008), Campeón de Torneo Clausura en 2011-2012, Campeón
de la Supercopa (2012) y Campeón de la Copa Argentina (2013).
Como institución centenaria está el Club Sportivo Dock Sud fundado en 1913
y cuyo mayor logro lo conquistara en 1933 cuando se consagró campeón de primera
división. El torneo de segunda división de 1948 ha sido tal vez la mejor
campaña en el profesionalismo, pero la posible consagración queda frustrada por
la suspensión del torneo. Con figuras como Alejandro De los Santos, Carlos Lynch,
el mundialista de 1934 Francisco Rúa, Javier Mazzoni, Ramón Medina Bello y los
actuales José Napoli y Alcides Miranda Moreira y tanto otros supieron nutrir al
fútbol argentino como a la selección nacional.
En Club
San Telmo nace en 1904 en la capital federal, pero en 1926 se afinca en la
ciudad de Avellaneda, más precisamente en la Isla Maciel. Una institución
pequeña, pero con mucha historia, afiliado a la AFA desde 1943, obtuvo los
campeonatos de 1916, 1949, 1956, 1975, 1994, el ascenso de 1996 y la última
estrella lograda en 2015 saliendo campeón y logrando el ascenso (nuevamente) al
torneo B metropolitano. En el año 1975 logra la hazaña de llegar a la máxima
categoría. Por el club pasaron grandes figuras del fútbol, Carlos Peucelle,
Omar Oreste Corbatta, José “Piojo” Yúdica, Pedro Coronel y Norberto Monteleone,
entre otros.
Corría el año 1915, cuando un grupo de
vecinos de la barriada de Villa Porvenir, Avellaneda, se juntaron para fundar
el club El Porvenir. Desde su
nacimiento hasta principios de la década del 70 del siglo pasado, las
diferentes sedes y estadios estuvieron en la ciudad de Avellaneda, hoy ambas se
encuentran en la ciudad de Lanús. La primera consagración para el club en lo
futbolístico fue en enero de 1920 donde logró consagrarse campeón y subir a
primera división. Dentro del profesionalismo se consagró campeón de la Primera
B Metropolitana, en la temporada 1997-98, con Ricardo Calabria como entrenador
y José Luis Sánchez como estandarte. En el certamen de 2001-2002 de la Primera
B Nacional estuvo a dos pasos de llegar a Primera, pero Arsenal de Sarandí, uno
de sus tradicionales rivales, lo eliminó en las semifinales del Reducido. Esa
fue su mejor campaña en la era rentada.
También es de Avellaneda una de las
instituciones que tiene la particularidad de tener su estadio en una de las
ubicaciones más insólitas del fútbol argentino, el club Victoriano Arenas. Este se fundó en el año 1928 El particular lugar
donde se encuentra emplazado su estadio, conocido como la isla del CAVA o isla
Gurmendi (por el nombre de una fábrica cercana), es una especie de península
formada por el curso de agua del Riachuelo, por lo que está
rodeado totalmente por el mismo. Fue campeón en cuatro oportunidades en la
división D y ascendió tres veces a la división C (1974, 1990 y 2018), jugando
en cuatro oportunidades la Copa Argentina. En este club también arbitró por
primera vez una mujer un partido de AFA (Florencia Romano).
Esta breve historia explica porque Avellaneda debe ser Capital Nacional del Fútbol.
2.- Inclusión y desarrollo urbano
A partir del acceso a un deporte como
el fútbol, los jóvenes pueden construir y convivir en el marco del respeto y la
diversidad, valorando los saberes y aportes que cada uno puede hacer desde su
lugar e historicidad; abordando el trabajo desde la transmisión de valores, la
participación, el compañerismo, el respeto, la solidaridad, la responsabilidad
y el fomento de las competencias sociales e interculturales de los jóvenes.
Por ello, otro de los lugares desde
donde el fútbol se constituye en eje fundamental de la vida de miles de
avellanedenses es en los clubes de
barrio. Avellaneda tiene alrededor de 130
clubes de barrio donde se practica fútbol. Son lugares que, con gran
esfuerzo y compromiso, se fomenta el juego y se construyen valores,
compañerismo y solidaridad. Ya, desde sus inicios, la gestión local les ha dado
prioridad potenciado su influencia y mejorando las condiciones para la práctica
de los diferentes deportes. La puesta en valor
de las instalaciones, la provisión de equipamiento y el permanente
acompañamiento y ayuda son el reflejo de una relación virtuosa entre la gestión
y estas instituciones barriales que redunda en una mayor inclusión para niños,
niñas y jóvenes.
Relacionado con lo anterior,
desde el año 2010, el Municipio de
Avellaneda cuenta con una liga local
de fútbol femenino. La Liga
Municipal Interclubes se creó en conjunto con la Secretaría de Deportes de Avellaneda y la Unión de Clubes de Barrios. El objetivo principal de la misma es la
inclusión de las mujeres al fútbol. En su comienzo, la conformaban nueve
equipos de distintos clubes barriales, con una categoría única que reunía todas
las edades. A medida que fue pasando el tiempo los clubes ampliaron su
participación en la liga y hacia el año 2012 paso a dividirse en dos categorías,
una juvenil, con practicantes de 13 a 21 años, y otra de mayores, conformada
por jugadoras de 22 años en adelante.
También es importante
destacar que desde el año 2017 existe en Avellaneda la mesa “Fútbol es Cultura” integrada por historiadores e integrantes
de los departamentos de cultura y comunicación de los mencionados clubes
profesionales. Esta mesa tiene como objetivo general el poder encontrar
espacios de intersección entre la cultura y el fútbol a través de diferentes
acciones y actividades. Como primer gran resultado de esta nueva mesa, en junio
del corriente año, se realizó la “Primera Expo de Fútbol, Historia y Cultura de
Avellaneda” donde con glorias del fútbol, stands, talleres, murales en vivo, y
panel de historiadores, los clubes, en forma conjunta, se mostraron ante miles
de visitantes. Es en esta mesa que nació la idea primigenia del presente
proyecto.
El fútbol, como ningún otro deporte,
constituye una actividad de gran importancia para las personas en general y
representa una de las fuentes de mayores emociones y pasiones para los
argentinos y las argentinas. La jerarquía que posee el fútbol ante otros
deportes, supera las cualidades del juego y se relaciona con la importancia
simbólica, económica y cultural junto a la trascendencia que alcanza en el
espacio social donde la actividad se desarrolla.
Pero el fútbol de hoy moviliza no solo
pasiones, sino que también es una herramienta de economía cultural y de
políticas sociales. El sociólogo mexicano Jesús Galindo habla de “ingeniería social”,
es decir, de una estrategia de articuladas prácticas y tácticas que permiten
pensar intervenciones de políticas públicas. En este sentido, jugar fútbol, por
ser una práctica que produce identificaciones (soy del equipo X, soy de la
ciudad Y), no es una simple cuestión de pasiones, sino de una productiva
relación de los sujetos con la recreación, las actividades físicas, una
identidad asociativa propia de todo club y un enraizamiento social y ciudadano.
Esto implica, entonces, la posibilidad de promover espacios de prácticas
deportivas profesionales y/o amateurs extendidas y capilares en todos los
territorios (dada la amplia adhesión) que actúan a su vez como espacios de
contención y sociabilidad; y por otra parte de fomentar un lazo comunitario que
combina así dimensiones culturales, de desarrollo y diversión.
De acuerdo con un estudio realizado por
la AFA y la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA:
“El fútbol como todo deporte genera
mejoras en el bienestar, salud y ocio de quienes lo practican y de quienes lo
consumen, además de ser un factor igualador de oportunidades e inclusión
social. El fútbol profesional ha pasado de ser una actividad recreativa a una
actividad espectáculo y un medio extraordinario y poderoso para que las
empresas promocionen sus productos y las ciudades se proyecten al mundo.”
El futbol dinamiza el desarrollo urbano local por
su relación a las actividades de turismo, cultura, circuitos gastronómicos,
merchandising, publicidad, prensa e impulso a trabajadores/as de la economía
popular. De este modo se van creando circuitos y protocolos urbanos en torno a
una industria cultural. Podemos leer los aportes del futbol, en porcentajes, a la economía argentina de acuerdo con el tipo
de efectos: (i) Directos (para los clubes) 23.2% y (ii) Indirectos (sectores
asociados antes nombrados) 76.8%. Estos porcentajes deben proyectarse en
relación con estudios que confirmarían esta tendencia a nivel local: un
beneficio para los sectores económicos de servicios y de producción de
Avellaneda y ciudades cercanas.
Declarar a Avellaneda
Capital Nacional del Fútbol (Proyecto de Ley D-6834/18) implica producir
sinergias sociales, políticas, económicas y culturales que redundan en la
transformación del espacio público, aumento en inversiones en infraestructura,
movilidad, ambiente, hábitat y paisaje urbano. A la transformación que nuestra
Ciudad viene viviendo gracias a las políticas municipales, la asociación con el
sector privado y organizaciones deportivas y sin fines de lucro, abren un nicho
de estudio, trabajo, participación y expansión sociocultural. Por ejemplo la
puesta en valor de recorridos urbanos turísticos, que ya existen como política
cultural, se le podrían sumar nuevas iniciativas y actores. De esto modo, la
“economía urbana” y el “tejido social” se vería beneficiado, siendo alcanzados/as
los/as vecinos/as y todo el universo del fútbol que. podrá desarrollar, por
cuestiones históricas y de infraestructura, distinto tipo de actividades
lucrativas y no lucrativas y gozar de beneficios: mayor seguridad y comodidades
propias del desarrollo urbano.
En los últimos años, los investigadores
sociales latinoamericanos han sido sensibles a priorizar al fenómeno
futbolístico por sobre el universo deportivo siendo que las funciones del
fútbol exceden los márgenes del ámbito lúdico propiamente dicho, llegando a
convertirse en un importante integrador social, un promotor de la nacionalidad
y de homogeneización cultural y, además, un espacio compensador ante los
embates transformadores que la globalización ha impreso en el continente.
Asimismo, sobre todo con la
profesionalización del fútbol, se ha señalado su función de canal de movilidad
social ascendente y su valor pedagógico en el proceso de socialización,
perspectiva en la cual el deporte se considera un canal privilegiado para la
transmisión de aquellos valores cívicos que fundamentan la convivencia social
pacífica y solidaria. La difusión de una ética deportiva a través de la
elaboración y difusión de mitologías que tienen en deportistas destacados a sus
héroes ejemplares cumplirían precisamente ese papel positivo
En cada esquina de nuestra Avellaneda
hay un club, en cada plaza hay un arco y en cada casa hay una pelota. El fútbol
se vive distinto, porque se centra en la participación colectiva, en la
competencia sana, en la formación como eje central. Por eso nos sentimos
orgullosos y orgullosas de nuestra ciudad y nuestro deporte, de los pibes que
se divierten corriendo una pelota, de los más grandes que festejan un gol como
lo hacían de chicos, de la familia que se une a disfrutar los colores de su
equipo, de los amigos que viven las rivalidades desde el respeto.
Porque en esta ciudad donde el fútbol es religión, cultura, competencia y pasatiempo, pero también inclusión e integración, sentimos Avellaneda Capital Nacional del Fútbol.
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Foto: El Comercio/Perú
Fuente: Liliana López Foresi