Ante los reclamos de vecinos y vecinas, el ombudsman recurrió a la autoridad policial, que se negó a actuar argumentando "carecer de personal para asistir al lugar".
La Defensoría del Pueblo de Avellaneda recibió numerosos llamados telefónicos por parte de dos vecinos durante la madrugada del día viernes, denunciando la inminente realización de la una fiesta clandestina.
Daniel García se contactó con las autoridades policiales, "quienes informaron la carencia de personal para asistir al lugar", según lo informado por el organismo. "Ante la imposibilidad de contar con un efectivo de la comisaría de la zona - explicó García - requerimos una patrulla del Comando de Avellaneda, la que se encargó de vigilar la zona" donde se realizaría el encuentro ilegal.
Minutos más tarde el Ombudsman, en comunicación con las autoridades municipales, impidió la continuidad de dicha fiesta, "cuidando que se cumplieran con los protocolos tanto para quienes habían pagado una entrada por participar como para los vecinos", informó la Defensoría.
La segunda fiesta fue denunciada por vecinas que se presentaron el día sábado a las 17:00 horas en el domicilio particular del Defensor del Pueblo.
Actuando de oficio, García acudió al lugar donde se realizaría el evento y "visualizó la descarga de una gran cantidad de bebida alcohólica. Ante el rápido accionar de Daniel García, la fiesta debió cancelarse", informó el parte de prensa del organismo
"Es imprescindible tener en cuenta que éstas fiestas no estaban autorizadas, pues no contaban con la habilitación necesaria, para ingresar a las mismas se debía abonar una entrada y en la primera se vendía bebidas alcohólicas. En la segunda este hecho no ocurrió pero reunía las mismas características que la primera", finaliza el comunicado de la Defensoría local.