• 7 de septiembre de 2024, 21:02
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El recurso de la socio-amnesia

Por Víctor Hugo Foresi*

El pasado 9 de julio el Gobierno Nacional decidió conmemorar el día de nuestra independencia de una manera nada azarosa, reinstalando el paso por delante del escenario principal de vastas columnas de integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad. También marcharon ante las máximas autoridades numerosos tanques de guerra y blindados de combate. La metodología de exponer nuestro potencial bélico fue hace años suplantada por el desfile de organizaciones civiles, ciertamente heterogéneas y verdaderamente representativas de la sociedad toda. Entre estas expresiones de la civilidad los ex combatientes de Malvinas fueron siempre recibidos con calidez y efusividad por el habitualmente numeroso público presente. Las fuerzas armadas cumplen la importantísima tarea de prevención y defensa de nuestro país y su pueblo ante ataques externos, pero es la población en su conjunto la destinataria de sentirse plenamente involucrada en este atávico día reivindicativo de una independencia que se homenajea, a la vez que nos homenajeamos como pueblo por haberla conseguido.  

Ocurre que, con las sobradas muestras que el actual gobierno hace en referencia a despojar de todo contenido su significado, la independencia se encuentra “entre las cuerdas” cuando el Presidente de la Nación se reverencia gustosa y placenteramente ante el representante de Gran Bretaña en los foros internacionales; la va de inadvertido ante la filibustera visita del primer ministro inglés a nuestras invadidas y ocupadas Islas; o se regodea expresando su admiración por Margaret Thatcher, responsable de la muerte de 649 soldados argentinos durante la guerra de Malvinas, entre los cuales se encuentran las 323 víctimas fatales del hundimiento del Crucero General Belgrano, que durante el conflicto armado navegaba por fuera de la zona de exclusión delimitada por el mismo Reino Unido. La orden de ataque al Crucero provino directamente de la primera ministra en cuestión, a quién el ¨Presidente de nuestra Nación canta loas y por la cual admite fascinación. 

Además, decide conmemorar el 9 de julio subiéndose a un tanque de guerra, junto a su negacionista Vicepresidenta parodiando disparar con la ametralladora de la torreta, inmune a los malos recuerdos que fluyen a la memoria de los argentinos cuando hacemos un racconto sobre cuando y como fueron utilizados históricamente esos vehículos de combate, más en aciagas refriegas contra el pueblo desarmado que ante invasores extranjeros.


Y, como si lo descrito fuese poco, se invita a participar a algunos veteranos de guerra a quienes se les anticipa la prohibición de desfilar con carteles o pancartas agraviantes para con el Reino Unido, a la vez que entre ellos se pudo constatar la presencia de Francisco Eduardo Gassino, Jorge Taranto y Emilio José Samyn Ducó, imputados por el fiscal federal de Río Grande junto a otros 26 oficiales y suboficiales militares, por la aplicación de tormentos a soldados propios en las Islas Malvinas. La causa se encuentra abierta ante la Corte Suprema de Justicia, con un dictamen de la Procuración General que se expresó conforme a su continuidad.
 

Lo relatado, que solo sería posible en el País del No Me Acuerdo (al decir de María Elena Walsh), es una realidad en la Argentina actual en virtud de la metodología que se apunta en el título del presente texto.

*Ex soldado combatiente en las Islas Malvinas


Fuente: Liliana López Foresi

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