“Cuando mi madre vio a Ernesto, salió corriendo hacia él, enredándose los pies en la maraña de cables de televisión que cubrían el suelo. El abrazo fue interminable, un momento de una intensidad extraordinaria. Mi madre sollozaba entre los brazos de Ernesto, que la estrechaban con ternura. Mi padre, Celia y yo observábamos la escena con profunda emoción. Hacía seis años que mi madre soñaba con ese momento. ¡Había creído tantas veces que su hijo estaba muerto!”.
Uno de los pasajes más conmovedores de este libro que acaba de salir a cargo de Alianza Editorial y que revela el costado más íntimo del Che.
Juan Martín Guevara es el hijo más chico. Lo separan 15 años de Ernesto Guevara de la Serna, su hermano mayor y como bien él dice: un mito.
Este “patatín”, tal como le decía Ernesto, ha decidido después de muchos años de hablar por parte de la familia y por parte de sí mismo, sobre todo para humanizar la figura del Che.
“Yo soy hermano, el recuerdo que tengo de él es de mi hermano, mi mayor recuerdo es íntimo y la otra razón es porque su imagen repercute en el mundo, humanizándolo puede repetirse”, dice el hermano nacido en 1943, el que no quiso ir a la universidad, que aprendió de la calle y que acaba de sacar Mi hermano el Che, con la colaboración de la francesa Armelle Vincent.
El trabajo tiene la textura de alguien que cuenta una historia entre familias, entre amigos. Es grande el mérito de los dos. Por un lado, contar con la verdad las cosas que ha vivido junto al hermano querido. Por el otro, el de la periodista, saber transmitir a las páginas ese susurro de alguien muy cercano.
Todo inicia en la Quebrada del Yuro, cuando Juan Martín, luego de muchas vueltas, decide ir a visitar La Higuera, el sitio donde asesinaron al Che. Antes, solo Roberto, otro de los hermanos, había estado para reconocer el cuerpo.
La experiencia es fuerte y contradictoria.
“El comercio vergonzoso que ha ido desarrollándose alrededor del Che me horroriza. Ernesto había desaprobado esas leyendas absurdas, en la linde del misticismo. En La Higuera y en Vallegrande, todo un negocio turístico se dedica al Che. Existen visitas guiadas por “la ruta del Che”. Intentan venderle a uno de todo y cualquier cosa. Es repugnante. A la puerta de la escuche vi los tenderetes de objetos, de camisetas, de banderas. Me pareció de una bajeza inaudita”, dice.
“Fui dos veces a La Higuera y seguro que no vuelvo más. Ya no es una aldea de cuatro casuchas miserables, sino una tienda a cielo abierto, donde intentan constantemente sacarle a uno dinero. Todo eso no tiene nada que ver con mi hermano, nada”, agrega.
EL DISCURSO DE SU HERMANO
Es la primera persona que habla de la familia y su discurso es conmovedor. Cómo recuerda él a su hermano, con el que almorzaba siempre juntos, el amor que le tenía su madre –era el favorito, dice- y la persona que le cebaba mates a él, al Che, que era el único que tomaba mates en la familia.
Hijo de una familia excéntrica y loca, que fue a visitarlo cuando triunfó la Revolución Cubana y luego se vieron en problemas para mandar al padre a Argentina, que metía la pata dos por tres públicamente.
Hermano de un hombre que le pegó una trompada por izquierda, aconsejándole: “Nunca confíes en el enemigo”, en un trabajo que revela el grado personal de Ernesto Guevara de la Serna que, contrariamente, contribuye aún más al mito.
“Lo importante es dar a conocer a mi hermano más allá del mito”, insiste Juan Martín. “La gente tiene una visión deformada del Che. Bajo la máscara del ícono o del guerrillero –por muy atractiva que sea- había un contenido que hay que divulgar. ¿Quién conoce el pensamiento del che? ¡Casi nadie! Es, sin embargo, uno de los grandes pensadores marxistas de su siglo. La gente debe darse cuenta de que no era un hombre que solo valiera para empuñar un arma. Se proclamaba a sí mismo aventurero, pero de la raza de quienes no dudan en entregar la vida por seguir en armonía con su verdad, en morir por sus ideas”, agrega.
El libro de Juan Martín Guevara insiste con que el Che no es Jesús, aunque son las dos personas más famosas del mundo. Es cierto. Es el Che Guevara y humanizándolo viene a nuestros días para acompañarnos en la lucha. Es un mito vivo.