• 21 de noviembre de 2024, 6:38
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EE.UU. - Pueblos indígenas vigilados constantemente

Por Will Parrish-Traducción Martha Herring


En el extremo suroeste de la reserva de la nación Tohono O’odham, a una milla, aproximadamente, de una barricada de alambre de púas que marca la frontera de Arizona con el estado mexicano de Sonora, Ofelia Rivas me lleva a la base de una colina que domina su vivienda. Un camión de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. está estacionado a unos 80 metros cuesta arriba. Un pequeño mástil negro está montado con cámaras y sensores que se colocan en un remolque enganchado al camión. Para Ofelia Rivas, el monitoreo de la reserva, por parte de la Patrulla Fronteriza, ha sido un aspecto sombrío de la vida cotidiana. Y esa vigilancia está a punto de ser aún más invasiva.

El vehículo está estacionado en el sitio de Aduana y Protección Fronteriza de los EE.UU. Allí pronto se construirá una torre de vigilancia, de 50 metros de altura, que será capaz de monitorear, continuamente, a cada persona y vehículo dentro de un radio de hasta 10 km. La torre estará equipada con cámaras de alta definición con visión nocturna, sensores térmicos y radar de barrido, todo lo cual proporcionará datos, en tiempo real, a los agentes de la Patrulla Fronteriza en la estación de operaciones central en Ajo, Arizona. El sistema almacenará un archivo con capacidad de rebobinar y rastrear los movimientos de las personas a lo largo del tiempo, una capacidad conocida como "vigilancia persistente de área amplia".

La Aduana y Protección Fronteriza (en inglés CBP) planea colocar 10 de estas torres en la reserva de Tohono O’odham, que abarcarán un área similar al tamaño del Estado de Connecticut. Dos se ubicarán cerca de áreas residenciales, incluido el barrio de Ofelia Rivas, que alberga a unas 50 personas. Para construirlos, CBP ha firmado un contrato de u$s 26 millones de dólares con la división estadounidense de Elbit Systems, la compañía militar más grande de Israel.

Me comenta Ofelia Rivas que la gente de Tohono O’odham solía moverse libremente por estas tierras, pero después de años de hostigamiento, por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza, muchos temen aventurarse lejos de sus hogares. Y agrega: "Ahora no podremos ir a otros sitio, incluso áreas cercanas, sin que los grandes ojos de EE.UU. e Israel nos vigilen y observen cada uno de nuestros movimientos", dice.

Impulsados por la creciente demonización de los migrantes, así como por los continuos temores de terrorismo extranjero, las tierras fronterizas de los EE.UU. se han convertido en laboratorios para nuevos sistemas de aplicación y control. Los informes resaltan cómo, a menudo, estos mismos sistemas terminan dirigidos a otras poblaciones marginadas, así como a disidentes políticos.

Las torres -en la tierra de Tohono O’odham- son parte de un aumento repentino en los sistemas de 'vigilancia persistente' de un área amplia en las tierras fronterizas. 'Elbit Systems of America' ya ha construido 55 torres fijas integradas en el sur de Arizona que, de acuerdo a los ejecutivos de la compañía, cubren 200 millas lineales. Según la información proporcionada, por un portavoz de CBP, la agencia también ha desplegado 368 torres de vigilancia más pequeñas, conocidas como torres RVSS, en áreas que van desde el sur de San Diego hasta el Valle del Río Grande, así como a lo largo de partes de la frontera entre EE.UU. y Canadá.

Los defensores de las libertades civiles y los académicos han señalado los abusos intensificados y el mayor sufrimiento de los migrantes que son el resultado de los nuevos equipos de vigilancia de última generación. Según Jay Stanley -analista principal de políticas del Proyecto de Discurso, Privacidad y Tecnología de la Unión Americana de Libertades Civiles- la difusión de tecnologías de 'vigilancia persistente' es preocupante porque eliminan cualquier límite en la cantidad de información que la policía puede reunir sobre los movimientos de una persona. "La frontera es el lugar natural para que el gobierno comience a usarlos, ya que hay mucho apoyo público para desplegar este tipo de tecnologías intrusivas", dijo.

Mucho antes de que Donald Trump pidiera la construcción de un "muro grande y hermoso" -a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México- surgió la idea de un "muro virtual". En 2006, el Congreso autorizó la construcción -en terrenos más remotos- de 700 millas de vallas acompañadas, con gran acumulación, de equipos de vigilancia y guardias fronterizos.

Un componente clave de ese esfuerzo -con una inversión de más de mil millones de dólares- conocido como SBINet, fue cancelado después de cinco años- A raíz de ese fracaso, CBP recurrió a Elbit, con sede en Haifa, Israel y en 2014 le otorgó un contrato de u$s 145 millones para desarrollar las torres en el sur de Arizona. Además de las torres de vigilancia fijas y móviles se incluyen otras tecnologías que CBP ha adquirido y desplegado, es decir; dirigibles equipados con radar terrestre y aéreo de alta potencia, sensores enterrados bajo tierra y software, de reconocimiento facial, en los puertos de entrada. La flota de drones de CBP ha sido descrita como la más grande de todas las agencias de EE.UU. fuera del área del Departamento de Defensa.

“La idea es que en el momento en que te acerques a la frontera, Elbit te atrapará. ALGO SIMILAR OCURRE EN PALESTINA".

Foto: Alamy- Muro de Arizona


 

 

Fuente: The Intercept

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