Esta foto de Iglesias es cortesía de TripAdvisor
Así lo afirma La Nación, un órgano de presión que alguna vez fue periodístico, pero que sigue siendo “palabra santa” para más de uno en Argentina (varios obispos y clérigos incluidos). En una excepción a mi actitud habitual frente a algo escrito desde esa usina, voy a suponer que el texto es cierto. Y, entonces, me pregunto:
El 23 de febrero de 2018, cuando el tema del aborto se puso en el centro del debate nacional, la Conferencia Episcopal propuso un “diálogo sincero y profundo”. Ahora resulta que hay enojo y que el debate “nos hizo mucho mal”. Algo no me resulta coherente.
Pareciera que lo del “diálogo sincero y profundo” resultó una frase políticamente correcta para no parecer dinosaurios, pero que en realidad había enojo y malestar. ¿Del tema “no se habla” y eso es mucho mejor? ¿Cuál es la verdadera actitud eclesiástica? ¿La que con serenidad se abre a un “diálogo sincero y profundo” o la que considera que ese debate “hace mucho mal”? Lamentablemente, tengo mi opinión al respecto. Y quisiera que, alguna vez, la jerarquía eclesiástica, asuma que vivimos en una sociedad laica, donde es razonable escuchar las voces desde la sensatez, aunque pensemos distinto, pero que “Ecclesia locuta, causa finita” (parafraseando un dicho eclesiástico) no es un hecho en la Argentina del s.XIX. Algunos hermanos parece que atrasan.
* Teólogo. Sec. del Grupo de Curas OPP