Apuntes de sociología militante
Muchos analistas vieron en la
presentación de la feria del libro el lanzamiento de la campaña electoral
presidencial de octubre de 2019. Sin embargo Cristina Fernández de Kirchner no
ha confirmado aún ese desafío de cara a los 44 millones de argentinos. Lo que
si sucedió, Sinceramente, fue que se pusieron a rodar algunos de los ejes que
atravesarán discursivamente el trecho que nos llevará hasta las PASO, la
primera vuelta y ocasionalmente el ballotage.
Empezar a precisar y
conceptualizar los términos en disputa, es parte de la responsabilidad de
quienes seremos, en tanto militantes, activistas o simples reproductores de
frases, los encargados de empujar el oleaje hacia uno u otro horizonte de la
marea.
La tradición del pensamiento
sociológico enseña que los procesos sociales y políticos (y las ideas o las
palabras que nombran y/o los refieren) no pueden posicionarse en el vacío.
Requieren una disposición relacional. Dado que “lo social” es multicausal,
depende de muchos factores al mismo tiempo, las opciones --en este caso de
enfrentamiento político preelectoral— deben ser específicos del momento, de la
complejidad que los rodea y sobre todo de “los movimientos” del (de los)
adversarios.
El contexto internacional actual
tiene particularidades que no se encontraban presentes en la primera década del
presente siglo.
1. El belicismo de Trump con tres ejes de conflicto: El
Caribe, El golfo Pérsico e Irán y el sudeste asiático (Corea del Norte y Mar de
la China)
2. La guerra comercial desatada por los republicanos, que
pretenden reducir el déficit fiscal general y especialmente el vinculado con
China.
3. Una ofensiva imperial contra América Latina los modelos
soberanistas latinoamericanos que tiene epicentro (por ahora) en Venezuela.
4. Una derechización paranoica de los electorados europeos
que se expresa también en Brasil, Israel y Filipinas.
5. Un déficit en los niveles de integración regional
latinoamericanos por debajo de los indicadores alcanzados hasta 2015.
6. Un cambio de paradigma en el control, el manejo y la
utilización de la información a través de la Inteligencia Artificial.
Este marco global guía la
expresión (actual) del neoliberalismo argentino, cuya operatividad económica
demostró por enésima vez su incapacidad para dar respuestas a las amplias
mayorías nacionales. Su expresión cultural o simbólica convoca, sin embargo, al
repetido tercio (de simpatías oligárquicas) de la población.
El modelo discursivo del
macrismo, desde el cual intentará dar su batalla supondrá la utilización de
sambenitos conocidos, articulables con la lógica global trumpista, necesarios
de ser cuestionados y disuadidos con herramientas discursivas eficientices:
1. El peronismo kirchnerista traerá la violencia setentista,
el caos y la venganza.
2. El kirchnerismo desembocaría una crisis similar a la que
vive Venezuela
3. Los grandes capitales internacionales castigarán a la
Argentina
4. Sobrevendrá la hiperinflación y el cepo en relación al
dólar.
5. Sufrirá “La República” por la ruina de la previsibilidad
institucional.
La réplica central (genérica) que
debe darse es que elucubraciones futuras sobre una potencial victoria
kirchnerista es autorreferencial respecto al neoliberalismo macrista: todas
esas pestes son las que efectivamente se están viviendo en la actualidad. Todo
lo que hipotetizan los ideólogos de Cambiemos, en relación a un futura victoria
de CFK es, curiosamente, lo que las grandes mayoráis están sufriendo en la
actualidad.
Si los argumentos requiriesen un
mayor nivel de especificidad se debe apelar a las muestras de mano tendida
(enunciadas en un nuevo contrato social) que la propia CFK ha prologado en la
feria del libro: a pesar de la persecución que sufrió estos 3 años y medio, la
senadora propone un Gran Acuerdo sin vencedores ni vencidos. Tal es la grandeza
de un liderazgo que se propone gobernar para la totalidad de los argentinos y
no solo para grupos acotados.
Nada más lejos del caos que un
nuevo pacto de gobernabilidad firmado por empresarios, sindicatos, movimientos
sociales, partidos políticos e identidades confesionales, dispuestos a
privilegiar el trabajo local, la empleabilidad y la integración social.
En la medida que los grandes
flujos de capital perciban que Argentina es un lugar estabilizado de
crecimiento interno (con niveles de productividad creciente) como sucede en
Portugal o en los países nórdicos –que protegen su capital de trabajo--,
pujarán por hacerse presente en términos de inversiones productivas, dejando de
lado los flujos especulativos que hoy castigan nuestra moneda nacional,
tratando de recuperar sus divisas golondrina.
La inflación es hija de la falta
de desarrollo productivo diversificado. No el producto de una relación entre
moneda y consumo. En la medida que se
logren introducir nuevos jugadores productivos en cada rama de la producción
los precios se estabilizarán. Pero eso no se logra ahorcando a los
trabajadores, las pymes, el crédito o abriendo indiscriminadamente las puertas
a productos importados que han logrado niveles de competitividad superiores a
los nuestros debido a variadas formas de ayuda estatal.
Más allá de la agenda estipulada
por el neoliberalismo macrista hay que ser capaz de instalar una propia
agencia:
1. Un nuevo tipo de orden, que supere el desorden caótico al
que nos ha llevado el macrismo.
2. Una nueva “Convocatoria Ciudadana a la Seguridad Pública
Integral”, que sea capaz de enfrentar y reducir el delito cotidiano que sufren
los sectores más carenciados: las madres tienen que saber que esta
“Convocatoria” se constituirá en un
aliado en la protección de sus barrios, sus Hijxs, sus hogares y los espacios
públicos donde transitan los sectores populares.
3. La defensa del Trabajo Argentino (de los trabajadores, los
cooperativistas y los movimientos sociales rearticulados en la producción
local, popular) como centro de la vida ciudadana y principio de la esperanza
patriótica, comunitaria y civilizatoria.
4. Una pacificación de las relacione sociales que sea
instituida sobre la base de una espiritualidad humana y trascendente, con
sustento en el nuevo Pacto propuesto por Papa Francisco, basado en la primacía
de los valores humanos por sobre el lucro especulativo.
Alea jacta est (las cartas están
echadas), habría dicho algún emperador romano. Sólo que esta vez habrá que
barajar y dar de nuevo. Y el mazo lo vuelven a tener quienes se han empecinado en
construir desde hace dos siglos, una Patria para Todxs.
* Sociólogo. Director del Centro Latinoamericano de Estudios Estratégicos. Periodista. Escritor.