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Marcelo Bielsa: Un técnico ordinario, un tipo extraordinario

Por Juan Roberto Presta*


Marcelo Alberto Bielsa está en la historia grande del fútbol Mundial sin haber ganado nunca ni un Campeonato Mundial de Fútbol, ni una Copa América, ni una Champions League, ni una Copa Libertadores de América, ni siquiera un torneo de Primera División en otra liga que no sea la suya. Sin embargo, es el más admirado por la mayoría de los entrenadores del Mundo y como dijo Claudio “el bichi” Borghi, cuando lo tuvo que reemplazar en la selección chilena: “Cuando se va, deja más viudas que la segunda guerra Mundial”.

El entrenador argentino acaba de ascender al Leed United a la Premier League de Inglaterra después de 16 años sin conseguir subir y en un trabajo que duró dos años, que tuvo un fracaso en la primera temporada y recibió elogios y felicitaciones de todo el Mundo, desde Pep Guardiola hasta la mayoría de los entrenadores argentinos, algunos que se llaman sus discípulos como Mauricio Pochettin, Gerardo Martino, Eduardo Berizzo, Roberto Sensini, Gabriel Heinze, Alfredo Berti y hasta Jorge Sampaoli o Sebastián Beccacece.

Marcelo Bielsa fue un jugador mediocre, que no pudo triunfar en la primera división de su amado Newell’s Old Boys y apenas jugó un par de partidos donde no se destacó y luego de una lesión pasó por Instituto de Córdoba y terminó en primera B jugando en Argentino de Rosario, su palmarés como jugador tiene solo como realce el haber participado de una selección de jugadores del interior que dirigió César Luis Menotti en un preolímpico de 1976 en Recife, donde no se permitían profesionales. Era defensor central, tosco y sin mucha estatura. 

Bielsa, que pertenece a una familia de la clase alta rosarina, con un padre y un abuelo que fueron Jueces notables y dos hermanos políticos,  era “la oveja negra de su familia”. Por eso un día se mudó con su bicicleta a la concentración de Newell’s dejando su casa, para dedicarse a pleno al fútbol. No triunfó como jugador, pero su obsesión le dio revancha como entrenador. Cuando dejó el fútbol se recibió de Profesor Nacional de Educación Física y empezó entrenando al seleccionado de fútbol de la Universidad de Buenos Aires (UBA) hasta que en 1982 (con 27 años) lo llamaron para dirigir en los juveniles de Newell’s y allí empezó su carrera donde hizo un gran trabajo buscando jugadores por todo el país y descubriendo a muchos de los que triunfaron luego en primera. Allí lo apodaban “el loco” por sus métodos excéntricos de entrenamiento.
En 1989 le dieron la oportunidad de dirigir la primera ganando dos años después el primero de sus dos campeonatos con Newell’s, el Apertura 1990 y la final ante Boca en 1991, repetiría en 1992 con el torneo Clausura y lograría dos subcampeonatos en la Copa Libertadores de América, para después irse a México para dirigir primero al Atlas de Guadalajara de 1992 a 1994 y al América de la ciudad de México en la temporada 1995/96. Volvió a Argentina para llegar a Vélez Sarsfield donde conquistó su tercer título como entrenador al ganar el Clausura 1998, de allí se iría al Espanyol de Barcelona en su primera experiencia europea que interrumpió cuando lo llamó José Pekerman para que dirija la selección Argentina. El presidente de AFA, Julio Grondona quería a Carlos Bianchi, que había ganado todo con Boca, pero este rechazó el ofrecimiento y Pekerman le habló de Bielsa que tenía una cláusula en su contrato para rescindir si lo llamaban de la selección Argentina, algo inimaginable, salvo para él y Pekerman.

Allí haría una gran eliminatoria, pero fracasaría en el Mundial 2002 de Corea y Japón, donde Argentina se volvió en la primera vuelta. Bielsa renuncia luego del Mundial y Grondona le ofrece “la revancha” a pesar que no tenían buena relación y Bielsa acepta y tiene su revancha, porque gana su título más importante: La medalla de Oro en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004, el único logro que no tenía la selección Argentina. Pero un mes después de ese logro, Bielsa decide renunciar, porque “no tenía fuerzas para seguir dirigiendo a la selección”. Allí iría al campo a refugiarse, durante casi tres años hasta que acepta dirigir a la selección chilena a la que clasifica al Mundial al Mundial 2010 de Sudáfrica luego de 12 años. Hace un Mundial mediocre, pero se gana el amor de todos los chilenos (de ahí la frase de Borghi) y renuncia por razones éticas, ya que los dueños de los clubes echan como presidente de la Federación Chilena de Fútbol a Harold Mayne Nicholls, que lo había traído y ponen en su lugar a Sergio Jadué (que ahora está en Estados Unidos con prisión domiciliaria por el FIFA Gate, donde es un arrepentido y protagonista de la serie “El Presidente” de Amazon) y allí se iría primero al Athletic de Bilbao de España, luego al Olympique de Marsella y al Lille de Francia, para aterrizar en 2018 en el Leeds United donde logró su primer título internacional, con un equipo que no fuera argentino.

Son famosas sus conferencias  de prensa que duraban varias horas: “La síntesis no es una de mis virtudes” y las discusiones cara a cara con algunos periodistas, una vez le dijo a Eduardo Castiglione de Clarín: "Usted es mi enemigo, que me enaltece. ¿Me entiende? Cuanto más lejos estoy de lo que usted representa, mejor soy." 

Enamorado del fútbol ofensivo, no hay jugador de fútbol que hable mal de su experiencia con él, todos dicen que los enriqueció. Según su filosofía: "Yo soy un obsesivo del ataque. (...) El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita del indispensable requisito del talento." , dijo alguna vez.

Deja frases para la historia, que lo pintan como ser humano: "No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganás, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto... Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal." 
"Nosotros deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito es una excepción. Los seres humanos de vez en cuando triunfan. Pero habitualmente desarrollan, combaten, se esfuerzan, y ganan de vez en cuando. Muy de vez en cuando"
"Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuanto compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando.

Marcelo Bielsa ya está en la historia grande del fútbol Mundial y a los 65 años (los cumple el 21 de Julio) tiene otro gran desafío, dirigir en la Premier League y mostrar que con su honestidad e inteligencia se puede triunfar en cualquier lugar del Mundo, aunque él no busca el triunfo, sino la felicidad. La consigue y da a los que lo rodean. Por eso es tan amado.

*Periodista e historiador deportivo


Fuente: Liliana López Foresi

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