«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (Apocalipsis 3:15-16).
No hace falta casi, señalar, que votar “en blanco” (o hacer impugnar el voto, en su defecto) es, electoralmente, una opción válida, especialmente en países como el nuestro donde, sensata y justamente, el voto es obligatorio.
Votar en blanco puede entenderse de diferentes maneras: ninguno/a de los/as candidatos/as me conforma, no estoy de acuerdo con esta elección, u otras variantes imaginables. Pero, es interesante señalarlo, también hay diferentes elecciones. Para ser precisos, y actuales, no son lo mismo las P.A.S.O. que las elecciones de primera que las de segunda vuelta (balotaje) electoral.
Si no me falla la memoria, la primera vez que se impuso la segunda vuelta fue cuando el triunfo de Cámpora-Solano Lima. La dictadura en fuga la impuso con la expectativa de que, aunque saliera primero el peronismo (FREJULI) la mayoría anti o no-peronista se impondría finalmente. El FREJULI obtuvo el 49,53% de los votos; Balbín (el segundo) 21,29%; tercero sería el candidato de la dictadura, Francisco Manrique, con 14,91 y cuarto los candidatos “progre”, Alende-Sueldo, con 7,43%. Con sensatez (como lo hizo Leandro Santoro en CABA en estos días) los segundos se “bajaron” dando por ganadores al Frente Justicialista puesto que la diferencia era indescontable.
El criterio del balotaje es quizás sensato. Si nadie alcanza más de la mitad de los votos, que al menos (en una segunda ocasión) la ciudadanía pueda decir a quién prefiere de los dos, o cual le resulta el “meno malo” porque de gobernar el país se trata.
Señalo todo esto, porque si hay una ocasión en la que el voto en blanco es, por lo menos, peligroso, es frente a un balotaje.
Es notable ver la cantidad de grupos que invitan, al menos veladamente, al voto “en blanco”. En los ambientes del periodismo (o los que trabajan de tales), en el empresariado y hasta el episcopado. Resulta que Milei es impresentable, hay cientos de cosas intolerables, especialmente si queremos pensar un poco con la cabeza fría. Además, es evidente que es destemplado (es por eso que cuando no puede mostrarse tal elige leer, para evitar decir una palabra “de más”, o miles de ellas; como lo pretende para el futuro debate). Y, por el otro lado (y no hay más lados, porque de balotaje se trata) el peronismo; el perverso, endemoniado y cruel peronismo. ¡Espanto!
Pero resulta que a la pregunta «estás de acuerdo con “A”, ¿sí o no?» no cabe la abstención, evidentemente. Veamos algunas cosas sencillamente:
• ¿Estás o no de acuerdo con que “el que quiera andar armado que ande armado”?
• ¿Estás o no de acuerdo con que la salud debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
• ¿Estás de acuerdo con que la educación debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
• ¿Estás de acuerdo con que la política económica argentina la manejen los Estados Unidos, dolarización mediante?
• ¿Estás de acuerdo con suspender las relaciones con el Vaticano porque el Papa es el representante del Maligno en la tierra?
• ¿Estás de acuerdo con que todo debe ser privado, incluso los mares, y por tanto sólo puede acceder a ello quienes tienen dinero?
• ¿Estás de acuerdo con que en las políticas internacionales solo debemos tener relaciones diplomáticas y comerciales con quienes piensen como nosotros y si hubiera un cambio estas se han de suspender temporalmente?
• ¿Estás de acuerdo con eliminar los ministerios de salud, de educación, de trabajo y demás, aunque ocurriera, por ejemplo, una nueva pandemia?
• ¿Estás de acuerdo con que las obras públicas solo debe financiarlas el capital privado, aunque eso implique que todas las regiones empobrecidas se queden sin rutas, escuelas, hospitales, electricidad y demás “derechos”?
• ¿Estás de acuerdo con la violación sistemática de los derechos humanos, la picana eléctrica, la desaparición forzada de personas, la entrega de bebés con la consecuente negación de su identidad, arrojar personas vivas al mar, la tortura, violaciones, secuestros y asesinatos?
¿Estás de acuerdo con estas “cositas” o no? Porque el “voto en blanco” pareciera decir que no te interesan (sea quien fuere el que las propone).
O, también:
• ¿estás de acuerdo sencillamente con la “democracia” a pesar de todas sus deficiencias o no?
• ¿estás de acuerdo con el federalismo – coparticipación incluida – o no?
• ¿estás de acuerdo con la unión de los países latinoamericanos o no?
• ¿estás de acuerdo con que haya un Estado presente para acompañar y proteger a los más vulnerados de la sociedad?
• ¿estás de acuerdo con que el estado persiga a los que aumentan los dólares o desabastecen de combustibles para favorecer a sus propios candidatos, aunque la sociedad se vea perjudicada?
Y, es evidente, podríamos seguir y seguir y seguir. Y, entonces, más allá de tal o cual candidato (o agrupación o partido o Frente) ¿te parece que se puede decir “no me interesa”? En realidad, no sé si con esa actitud estás diciendo “creo que va a ganar fulano, pero que no sea con mi apoyo”, o mediocridades por el estilo. ¡Que Dios y la patria te lo demanden!
* Teólogo. Miembro del Grupo de Curas en Opción por los Pobres.
Fuente: Liliana López Foresi