Muchas
veces nos hemos preguntado, como militantes políticos del interior de la
provincia de Buenos Aires, por qué razón se habla tan livianamente de que
nuestra provincia es inviable. Una provincia que probablemente tenga las
tierras mas fértiles del mundo, con una diversidad de producciones que permite
no solo la producción de granos y oleaginosas tradicionales, sino que los
distintos climas y tipos de suelo de un vasto territorio nos coloca en
situación de pensar en producciones de diversa índole, tanto para el mercado
interno como para la exportación.
La
provincia de Buenos Aires genera el 36% del PBI nacional. Ha desarrollado
corredores industriales potentes (48% del valor agregado industrial y el 37%
del valor agropecuario), una costa marítima extensísima con recursos ictícolas
de una enorme importancia, capacidad de producir carnes frescas de todo tipo
(tanto vacuna, como porcina, caprina o avícola) y alimentos para resolver el
principal drama que puede tener un pueblo, como es el hambre. Ocho puertos
estratégicos. Universidades cuyo sistema de conocimiento e investigación, si
estuviera integrado y coordinado con el recurso humano y productivo, resultaría
a la altura de las principales potencias. Recursos mineros. Una tradición
cultural riquísima y diversa, afincada en paisajes y ámbitos que son buscados
por todos los turistas del mundo. Un presupuesto de 900 mil millones de pesos,
que naturalmente puede ser solventado por su enorme capacidad recaudatoria si
se pone en marcha el aparato productivo en toda su dimensión. En definitiva,
todo dado para consolidarse como el verdadero motor del desarrollo nacional.
A
pesar de ello, lo peor de nuestra realidad es sin dudas no poder resolver el
profundo desequilibrio estructural que implica la concentración poblacional. La
población de la provincia explica el 39% de la población nacional, pero de ese
porcentaje, mas del 65% vive en el gran conglomerado urbano de los distritos
del llamado conurbano. La migración desde lo rural a lo urbano produce un
hacinamiento indigno en una pequeña parte del territorio, y vastas zonas
rurales no encuentran oportunidades para que sus hijos e hijas puedan proyectar
sus vidas y evitar el desarraigo, físico y cultural.
Desde
el interior, en cambio, pensamos que otra provincia es posible si apostamos al
interior y a políticas de arraigo para que los jóvenes y las familias tengan la
posibilidad de desarrollarse en sus pueblos y elijan quedarse allí en vez de
migrar a los grandes centros urbanos. Sabemos que es posible porque pudimos
desarrollar una gestión que lo demuestra. Aplicar un modelo de arraigo es
totalmente viable y genera resultados que le cambian la vida a las
familias.
El
presidente Macri y la gobernadora Vidal solo proponen decálogos viejos y
rancios, con ajuste y más ajuste. Ese camino nos llevó a que, solo como
ejemplo, en el período enero-abril 2019 los recursos exhiben una caída real
conjunta (entre provinciales y nacionales) por séptimo mes consecutivo (desde
octubre de 2018). Y si miramos los recursos tributarios propios de la
provincia, caen en términos reales desde marzo de 2018, terminando la gestión
con 4 años consecutivos de déficit fiscal y con un presupuesto per cápita de $
25.200, el mas bajo de las 24 jurisdicciones provinciales. Para prestar
servicios como el promedio de las 24 jurisdicciones provinciales, la provincia
de Buenos Aires debería estar alcanzando un presupuesto un 80% mayor. Si
quisiéramos prestar servicios iguales el promedio de las 16 jurisdicciones con
menor presupuesto per cápita, necesitaríamos recursos extras por $ 270 mil
millones, imposible de alcanzar solo con una política de administración
tributaria.
Aquí
tenemos propuestas concretas para crecer y desarrollarnos de manera más
armónica, integrando lo urbano con lo rural y, desde esa visión, resolver tanto
los problemas mas urgentes como aquellos estructurales que pueden pensarse y
planificarse en el mediano y largo plazo.
Con
políticas de arraigo podemos concretar verdaderamente el “Hambre Cero” en la
provincia, a partir de herramientas como una asignación especial destinada a
todas las familias debajo de la línea de indigencia. Proponemos acordar con el
gobierno nacional una asignación plus de $ 60.000 millones por año, sosteniendo
con ello pisos mínimos de dignidad en las familias e impulsando de ese modo un
circulo virtuoso de mercado interno que apueste a la producción y al trabajo en
lugar de destinarlos a servicios de deuda en el sistema financiero, como ocurre
desde que gobierna María Eugenia Vidal.
La
deuda contraída por la provincia en la presente gestión fue a un ritmo mayor
que la contraída en el ámbito nacional y encima con dolarización de la misma.
En 2015 la deuda total alcanzaba 5,6% del PBG y la nominada en moneda
extranjera era del 3,4% del PBG. En 2018 la deuda total alcanzó el 10,2% del
producto bruto provincial y la nominada en moneda extranjera fue del 7,6%, la
máxima deuda histórica en moneda extranjera. Un dato importante para el próximo
gobierno es que el 75% de la deuda vence entre 2019 y 2024. Bueno es resaltar
que los intereses de la deuda crecieron el 99% en 2019, respecto del
presupuesto 2018.
Por
eso es que queremos desendeudar la provincia, después de la sideral toma de
deuda que eligió llevar adelante el gobierno de Cambiemos desde el primer día
de su gestión. Si en lugar de profundizar ese camino, se ordenan las fuerzas de
la producción y del trabajo de manera de priorizarlas respecto de los intereses
del sistema financiero, perfectamente podríamos pensar en complementar a la AUH
y de ese modo sacar de la situación de dramatismo social a millones de
bonaerenses, dinamizando además la economía a partir de la fortaleza del propio
mercado.
En
nuestra propuesta en materia alimentaria, cada beneficiario de la AUH debe
recibir 20 litros de leche por mes, producida e industrializada de manera
regional con tambos en cada uno de los distritos y cooperativas regionales que
le den valor a esa leche, sin que tengamos que depender de monopolios que
concentran toda la compra de fluido, con el consecuente impacto en precios
abusivos y exorbitantes en un producto tan elemental a la canasta básica.
Lejos
de ser un slogan vacío como lo plantea Cambiemos, tenemos que apostar a la
soberanía alimentaria con fuertes incentivos a pequeños y medianos productores
de alimentos, no solo para fomentar la producción sino también para garantizar
que cada familia bonaerense tenga un plato de comida digna en la mesa diaria.
Este tipo de planificación y organización de la producción, además de todo,
genera empleos genuinos en todo el territorio, garantizando de ese modo
oportunidades de arraigo concretas.
Buenos
Aires tiene que volver a ponerse de pie y ser punta de lanza en la producción nacional.
Para eso creemos que es fundamental encarar un programa integral de
infraestructura vial, caminos rurales, puentes, ingeniería hidráulica que
aproveche mejor el recurso e impida el drama de las recurrentes inundaciones.
Retomar una planificación de recuperación ferroviaria para toda la provincia e
impulsar la recuperación de puertos, astilleros e industria pesquera marítima y
fluvial. Diseñar, planificar y concretar una política de acceso a la tierra y a
la vivienda, en coordinación con los gobiernos locales, que genere para cada
bonaerense un techo digno, en el marco de un hábitat justo, con todos los
servicios y acceso a todos los derechos que tiene cualquier habitante en las
ciudades.
Nuestra
propuesta, que centra su mirada en el hombre y en la mujer concretos, en las
familias y no en el mundo del dinero, no admite la criminal transferencia de
recursos que se ha realizado desde el bolsillo de los trabajadores,
comerciantes e industrias PyME al sistema concentrado de prestadoras de
servicios públicos, a manos de unos pocos amigos del poder macrista. Proponemos
congelar las tarifas de Servicios Públicos e iniciar un proceso de retroceso y
compensación para lograr tarifas justas, coordinando con los municipios la
definición de quienes serian los beneficiarios de la Tarifa Social, tanto para
los hogares mas humildes como para los Clubes Sociales y Deportivos y las
instituciones comunitarias.
En
materia institucional, proponemos profundos cambios en la descentralización de
funciones y recursos en los municipios, así como una inteligente
regionalización de la provincia a partir de Sistemas Educativos y de Salud
integrales, Mercados Concentradores, sistemas de producción, comercialización y
distribución. Para ello es necesario transferir a los municipios los recursos
necesarios. Durante la gestión Macri - Vidal se revirtió la tendencia a
incrementar la participación de las transferencias de recursos a municipios. El
2004 los municipios percibían el 14,9% de los recursos tributarios
provinciales. En 2015, el 17,5%; en 2016, el 21,3% mientras que en 2018
retrocedieron a la participación de 2015. Por varios conceptos, los municipios
perdieron aproximadamente $ 100.000 millones. Muy por el contrario, nuestra
visión es la de ir aumentando progresivamente la coparticipación en favor de
los municipios, que en 8 años debería pasar del actual 16% a un 25%, mínimo. De
esa manera, entre otras tantas cosas, podremos pensar más que correr detrás de
eventuales catástrofes para la seguridad de nuestros alumnos, en construir
escuelas en todos los distritos, principalmente jardines maternales que
garanticen educación pública desde los 45 días de edad hasta la educación
universitaria en cada región. Para ello es indispensable tomar la decisión de
que sean los municipios -transfiriéndoles los recursos necesarios para ello-
los que resuelvan, desde su propia planificación y decisión, la gestión local
de las escuelas en materia de infraestructura y garantizar que los alumnos y
alumnas cuenten con todo lo necesario para su aprendizaje.
Los
gobiernos locales son centrales. Debemos fortalecer en los 135 distritos
bonaerenses cada uno de los ODS de la Agenda 2030 de la ONU. El futuro
gobernador o gobernadora deberá constituirse en un coordinador del accionar de
los gobiernos locales como verdaderos agentes de transformación de las
comunidades.
Siguiendo
un modelo de arraigo con el ojo puesto en el interior, la provincia de Buenos
Aires puede crecer y los bonaerenses tener una vida mejor.