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Antes que nada, quiero señalar que creo que el tema de la que algunos llaman “ideología de género”, si se lo quiere mirar con seriedad, profundidad y respeto, es un tema muy extenso y muy amplio. Un buen análisis ameritaría gente preparada, respetuosa, abierta al diálogo y la discusión. Y no soy yo quién pueda hacerlo (no es un tema en el que me haya metido a investigar)
Sé que hay muchas y muchos investigadores con muchas y muchos puntos de análisis, teorías, enfoques que – si se quiere ser serio y no dogmático, o caricaturesco – harían necesario un buen debate.
Quiero señalar tres elementos previos:
+ Hace años pude escuchar un video de un obispo peruano, Héctor Vera Colona, Opus Dei, obispo de Ica, hablando de lo terrible que representa la ideología de género (“es lo peor que nos puede pasar” repitió el cardenal Cipriani, Opus Dei). Quizás respondiéndoles, el ministro de Cultura (Perú), Salvador del Solar, afirmó que en el nuevo Currículo Nacional “la ideología de género no existe”.
+ Hace menos años, en Colombia, se realizó un plebiscito para apoyar o no los Acuerdos de Paz con la guerrilla de las FARC. Algunos obispos, y especialmente, el “auto-percibido obispo” Alejandro Ordoñez (Fraternidad Pio X), entonces procurador general de la Nación, hicieron campaña en contra de dichos acuerdos señalando que tenía “ideología de género” (incluso recuerdo haber discutido con una señora uribista que afirmaba que los acuerdos apoyaban el matrimonio igualitario. Yo los había leído íntegramente y le afirmé que eso era falso, pero no me creyó. Ni siquiera existe la palabra “matrimonio” en todos los acuerdos). La Conferencia Episcopal colombiana esperó el fracaso de los acuerdos para afirmar que no había tal “ideología de género” en los textos.
+ Ahora podemos escuchar un video dizque explicativo de un cura, Gustavo Lombardo (Instituto del Verbo Encarnado) en una casi payasesca “conferencia” mezclando absolutamente todo. Que haya un chiflado que se crea Napoleón no transforma a los profesores de historia en perversos, ¿no? Y dejo de lado las tonterías teológicas del sujeto (¡”se pueden probar históricamente los milagros y la resurrección”, afirmó el gracioso!). Para cerrar su “ideológica” intervención termina citando al pbro. Alberto Escurra. Pareciera que citar a Goebbels le pareció demasiado.
Para empezar, me resulta curioso que toda la derecha, que antes veía demonios y serpientes en el marxismo, encuentra ahora un nuevo enemigo en la “ideología de género” (aunque Lombardo las relaciona, para ser justos… “La izquierda”, demoniza). Además, en su “emboyeré” [maravilloso término guaraní que indica mescolanza, confusión, “tohu wabohu”] ideo-pseudo-teológico mezcla la supuesta ideología de género con cualquier cosa que aluda a género, con lo que dinamita hasta la gramática. Casi nadie en su sano juicio, por ejemplo (es decir casi nadie que no sea de estas derechas) cuestiona una teología de género; nadie niega que hay elementos que son construcciones culturales; nadie ignora que hay diferentes miradas, filosofías, teologías, antropologías, sociologías, salvo quienes creen en el discurso único de la “sana teología”, que es la de ellos y no otra. Y nadie ignora – salvo los miopes bonsái ideo-teológicos – que, viviendo en una sociedad plural, los cristianos podemos presentar y decir una palabra (aunque en lo personal, si esa palabra la dijera Lombardo, la UCA o el Dr. Albino, yo “paso”) pero que sería sano, respetuoso y razonable escuchar las de otros.
Por ejemplo, yo no sé si estaré o no de acuerdo con Judith Butler, pero creo que sería muy sensato escucharla, leerla y comentarla. No es una “tontita” que anda por el mundo tirando slogans perversos (eso me resulta más acorde con los tres casos arriba citados), propone ideas (¿alguien no?), y, si no estuviéramos de acuerdo, sería lógico argumentar alternativamente. Escuchar tonterías, como las del cardenal Sarah, prefecto de la congregación para el Culto y los sacramentos, que existen "dos fuerzas diabólicas: el ISIS o Estado Islámico y la teoría del género" (mayo de 2016) no contribuyen al diálogo, ciertamente. Y, en nuestro caso, no ayudan en nada a que, si el tema se tratara o debatiera, alguien manifestara interés alguno en escuchar lo que los cristianos tenemos para decir.
Lo cierto es que mirando quiénes son los que hoy levantan las banderas de la lucha contra la “ideología de género” debo decir que “ideológicamente” me siento en las antípodas. Pero, como dije, no es un tema que haya profundizado (aunque me llame negativamente la atención quiénes son los “enemigos” de la ideología en cuestión, lo repito). Como dice un compañero: “no estoy dispuesto a meterme en la cama de los demás”. Y – añado – no estoy dispuesto a tratar a nadie como “tontos” (infantilizados) que necesitan que nosotros les digamos lo que está bien y lo que está mal. Sí creo que es bueno que, quienes están seria y respetuosamente preparados para ello, dialoguen y presenten miradas que ayuden a pensar juntos y con todos, un mañana mejor para todos, todas y todes.
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Fuente: Blog 1 de Eduardo de la Serna