• 21 de noviembre de 2024, 6:29
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Ser o no ser... esa es la cuestión

Por Eduardo de la Serna

Un personaje detestable, del que decían que era un poeta, afirmaba que “si no fuera por Buenos Aires, Argentina sería Latinoamérica”. Es notable cómo ha logrado imponerse en el imaginario ese “ser argentino” que no representa ni a la décima parte de las y los argentinos. Los chistes “sobre los argentinos” que se cuentan en tantas partes, reflejan casi a la perfección a ese pequeño grupo, que – además – son las y los argentinos que pueden salir al exterior y “mostrarse” tal como se afirma (y al volver, traer el coronavirus, podríamos agregar).

No ignoramos que, al estar casi establecido que “así son” (¿somos?) los argentinos, muchos, que en realidad no responden a ese estereotipo, terminan creyéndolo… y afirmándolo… y repitiéndolo.

Bicho raro el ser humano… En nuestras tierras latinoamericanas, por ejemplo, muchos entre los más pobres sueñan ser jugadores de fútbol para salir de la pobreza y asegurar su futuro. Y alguno lo logra (una micronésima porción, pero alguno lo logra). Y, curiosamente, cuando lo ha logrado, no son pocos los que olvidan su pasado. Fue llamativa la cantidad de futbolistas peruanos de elite que apoyaron a Keiko Fujimori en las recientes elecciones peruanas. Del mismo modo que es curioso que algunos futbolistas, enriquecidos por un sistema perverso, se niegan en Argentina a pagar el aporte extraordinario a las grandes fortunas. Y, ya que comparamos, resulta más extraño aún que los miles de peruanos que han dejado su hermoso país para buscar suerte en el exterior, una suerte que el modelo económico perverso que gobierna les ha negado, voten también mayoritariamente al torturador o torturadora (Síndrome de Estocolmo avant la lettre).

El lamentable comentario del presidente argentino ante el presidente del Estado Español sobre que “los argentinos descendemos de los barcos” no hizo sino poner en blanco sobre negro ese imaginario de los argentinos como los que no tenemos “ni negros ni indios” porque somos un país europeo. Es sabido que eso mismo lo dijo en Davos el prescindible presidente anterior. Y sabido también que es un dicho repetido… lamentablemente repetido. Y dejo de lado que pareciera que ante el “patroncito” hay que mostrarse sumisos y simpáticos, “querido rey”. Realmente triste. Muy triste. Después dirá – y es cierto – que la frase dicha pertenece a un texto de Litto Nebbia. Canción de las más feas que le he escuchado, debo señalarlo, además. Pero de un presidente se esperaría que represente el sentir del pueblo, especialmente cuando el anterior nunca lo hizo, y no que repita una mala canción en un encuentro de jefes de estado.

Muchos creemos que “los argentinos” somos muy distintos. Afortunadamente muy distintos a esos del imaginario. Y si bien es cierto que las migraciones fueron muy importantes en nuestro país, muchos lograron asumir y sentirse parte de un pueblo. Aunque, lamentablemente, otros no. Y no lo han logrado ni lo han pretendido, porque “este es un país de mierda” (no es un país serio), repiten. Probablemente esa tensión entre los que son y quieren ser un país que mire para adentro, a la pampa y la cordillera y los que quieren mirar el puerto y – desde allí – perder la mirada en la cultura europea, quizás allí esté la verdadera “grieta”. Una grieta que, a veces, tiene nombre de “Avenida” o de “General oxímoron”, otras veces tiene nombre de “anti”, y otras – lamentablemente muchas – la de atribuir ser y no ser, en dichos que parecen decir que aquellos que no han “venido de los barcos” no son, en realidad, argentinos. O lo son de segunda. Una vez más tengo claro de qué lado de la grieta elijo estar.

Ilustración: Fontanarrosa

Fuente: Blog 1 de Eduardo de la Serna

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