• 21 de noviembre de 2024, 7:16
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El horror de la motosierra

Por Dr, Eduardo de la Serna


Para quienes creemos conocer y amar bastante la realidad, las alegrías y dolores del pueblo colombiano, la sola palabra “motosierra” nos produce un hondo escozor, y nos remite a momentos históricos recientes y reales de horror y barbarie. Para quienes desconocen el tema, basta simplemente con poner en Google “motosierra” y “paramilitares” y podrán sumergirse en la historia del espanto. 

Resumo; es sabido que la guerrilla de las FARC había ocupado una enorme porción del territorio colombiano. Para enfrentarla, sectores del empresariado, empresarios agrícola-ganaderos, alguna embajada, militares y otros varios (un coronel del ejército israelí, por ejemplo) fueron formando un ejército paralelo (paramilitares) que luego conformaron las llamadas AUC (Autodefensas Unidas de Colombia). Estas formaron verdaderos ejércitos que fueron disputando a las guerrillas los espacios y territorios. El tema es extenso y complejo, pero quiero detenerme en lo que he señalado. Las AUC fueron sembrando el terror en todas las zonas en las que las FARC-EP tenían presencia. Y al decir “terror” casi da la sensación de que la palabra queda chica. Aquí entran a jugar las motosierras. No fueron pocas las veces que las AUC llegaban a un pueblo campesino y reunían, por ejemplo, a todo el pueblo; entonces a un dirigente del lugar, con las motosierras le cortaban la cabeza para jugar, a la vista de todos, un partido de futbol con el miembro cercenado (como ocurrió con Marino López, en la región del Chocó, en febrero de 1997). No hace falta señalar el miedo y el espanto que esto generaba en los pobladores. Obviamente, cuando, luego, de allí informaban que en breve se dirigirían al pueblo vecino, al llegar esté había sido abandonado por todos (esto dio origen al desplazamiento forzado, siendo Colombia el país de más desplazados del mundo). Por ejemplo, Ever Veloza, conocido como HH, se adjudicó 3.000 asesinatos. Las motosierras formaron, incluso, parte del entrenamiento militar, lo mismo que la tortura para lo que recurrían a sencillos campesinos capturados en la región para la finalidad sencilla de entrenamiento. El descuartizamiento con motosierras facilitaba las fosas comunes y la desaparición de los cadáveres arrojados, muchos de ellos a los ríos. 

Un ejemplo emblemático es el de Carlos Castaño. Por lo que se dice, su posición de extrema derecha y combate a las guerrillas era claramente ideológica a pesar de ser “débil mentalmente” como afirma Gustavo Petro luego de su encuentro con él. Pero, desde los orígenes el paramilitarismo se ligó al narcotráfico (de ahí la ironía del ex presidente y gran paramilitar que hablaba de la narcoguerrilla mostrando que, antes quería eliminar competencia que proyectos políticos). Pues bien, Carlos Castaño aceptó a regañadientes la relación de las AUC, de las que era el máximo cabecilla, con el narcotráfico con el que todos los demás jefes habían hecho alianza. “Pasé varias noches sin dormir al tomar la decisión, pero si no lo hago me hubiera convertido en un comandante idealista que perdió la guerra”, afirma en sus confesiones. ¿Resultado? Su propio hermano Vicente lo descuartizó con una motosierra.

La relación, entonces, entre la ultra derecha y la motosierra remite a lo peor del ser humano, al odio, a la muerte… Y, que se me perdone, no puedo despegar la palabra mágica “motosierra” en boca de Javier Milei con estos tiempos de horror y de espanto. No puedo despegar a Milei de la violencia y el terror, porque no puedo imaginar que ignore lo que aquí señalo. Motosierra, en política, es una mala palabra.

*Teólogo. Miembro del Grupo de Curas en opción por los pobres.

Foto: El Economista.

Fuente: Blog 2 de Eduardo de la Serna

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