• November 23, 2024 at 4:03 AM
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Deuda garantizada con recursos naturales

Por Lic. Alejandro Marcó del Pont

El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes (Eduardo Galeano)

Los países en desarrollo, después de haber sido esquilmados por los organismos internacionales de crédito y por las finanzas mundiales, deben inevitablemente, encontrar vías alternativas de financiamiento para su desarrollo productivo o nuevos formatos de acumulación para sus élites, en caso de que el país restrinja las vías normales de financiamiento por muy diferentes motivos.

Nuevamente, como en otros escritos, se repite el adulterado relato del sistema financiero internacional, donde algunos países arrastran un prontuario de inseguridad crediticia. A estos países se les endilga de manera más elegante tener un alto riesgo financiero. ¿Qué marca ese elevado peligro? Una montaña de fábulas e indicadores imaginados, pero, aunque patrañas, son el consenso internacionalmente aceptado que limita la capacidad de acceder a los mercados internacionales de capital si no se hace lo que ellos definen.

A partir del auge de los recursos naturales ha cobrado popularidad un nuevo modelo de financiamiento con el propósito de sortear estos riesgos. En este modelo de financiamiento —llamado «préstamos respaldados por recursos naturales»— los países acceden al financiamiento a cambio de, o garantizado por, flujos futuros de ingresos provenientes de su riqueza en recursos naturales.

No crean que este formato va a alterar las antiguas condiciones de dependencia. En realidad, lo que se pone en duda es quién ejerce este sistema de préstamos. Es decir, solo se alteran algunos tonos de una armonía conocida, el problema no resulta la melodía sino quién ejecuta la pieza y, en este caso, la sinfónica la dirige China.

El pago de deuda suele tener una cadena lógica de condicionamientos para los Estados. Reducir el déficit fiscal para garantizar el cumplimiento de las obligaciones es uno, que le impone a un Estado elefantiásico, según el neoliberalismo, desprenderse de activos nacionales, privatizándolos o cediendo sectores económicos y comercio exterior a multinacionales, por ejemplo. Ese sería uno de los tantos procedimientos que garantiza el negocio de exportación y el pago de la deuda, si quienes manejan el sector externo liberan los dólares.

Este dispositivo es el mismo, aunque no tan dilatado como el anterior, pero con los mismos objetivos, regir los destinos de la economía, esta vez con la apropiación de recursos naturales. El mecanismo es más aceptado en la actualidad, en principio, porque el desgastado formato anterior está en entredicho, y este es más directo. Los préstamos otorgados a un gobierno o a una empresa estatal se pagan de manera directa con recursos naturales o con un flujo futuro de ingresos relacionados con los recursos naturales, o bien, el pago del préstamo está garantizado por un flujo de ingresos relacionados con los recursos naturales, o un recurso natural sirve como garantía.

Donde estriba el problema, en principio, es que el nuevo formato exterioriza las necesidades de recursos naturales de los prestamistas, que antes se encontraba disimulado con colonias y, posteriormente, con mecanismos financieros. Ahora queda determinado que, ante el manejo de recursos estratégicos, se conduce o condiciona el modelo de desarrollo.

Se identificaron 52 préstamos de este tipo, de los cuales 30 fueron otorgados a países del África subsahariana y los 22 restantes a naciones de América Latina. Un total de 38 préstamos los concedieron bancos de fomento de China, siete provinieron de comerciantes de materias primas, cuatro de otras empresas estatales chinas, una de Corea, una de Nigeria y una de Rusia. Un total de 43 préstamos están respaldados por el petróleo, seis por diversos minerales, dos por cacao y uno por tabaco. El importe total de los préstamos que figura en la base de datos de Natural Resource Governance Institute es de USD 164.000 millones, de los cuales USD 66.000 millones se destinaron a África y USD 98.000 millones a América Latina.

Una de las contradicciones, o trampas, que se le endilgan a los préstamos son los vaivenes del precio de los commodities. Algunos de los préstamos tienen una estructura que le permite al gobierno pagar menos en términos monetarios cuando los precios de las materias primas (o los niveles de producción o las ganancias) son bajos, y cancelar el préstamo más rápido cuando las condiciones son favorables. Los datos que proporciona Natural Resource indican que 10 de ellos experimentaron graves problemas de deuda después de la caída de los precios de los commodities.

En este sentido, nuevamente no hay diferencia con las políticas de tasa de interés implementada por los países del primer mundo, o a los mismos vaivenes de los precios de los commodities que afectan la devolución de las deudas a los organismos internaciones de crédito. En la actualidad, los riesgos de una bomba de deuda tienen que ver con el formato tradicional de endeudamiento. Más de 40 países están en riesgo de incumplimiento, y eso es un problema para el mundo. Un análisis reciente de Bloomberg Economics identificó 19 países que se encuentran en el extremo final de esta lucha, de los cuales Sri Lanka fue la patada inicial.

Los salvavidas financieros del FMI, por ejemplo, vienen con condiciones estrictas, y a menudo dolorosas, que requieren de opciones políticamente impopulares para recortar el gasto público. Sin rescate, la economía de un país puede colapsar, mientras obtenerlo podría significar un dolor económico generalizado para los más de 900 millones de personas que viven en estas naciones, ya que los gobiernos se ven obligados a recortar el gasto público para controlar sus finanzas.

Ahora bien, en la Argentina, sobre todo con posterioridad al encantador mensaje de Laura Richarson jefa del comando sur, sobre la riqueza en recursos minerales, tierra raras, litio, lo que se llama el triángulo del litio y de su reunión con la vicepresidenta, en compañía de Mark Stanlei, embajador americano en nuestro país. Hombre de una verborragia poco atinada con el país, más allá de estar orgulloso que Argentina condene la invasión rusa a Ucrania y que existan nuevas relaciones carnales. Lo que más llamó la atención y puso a la ciudadanía en guardia fue el discurso de la Laura Richarson, sobre riqueza e injerencia china en el área, ambos expuestos más video de YouTube.

Un gran amigo de la embajada americana, de los fondos buitre, de las finanzas y de las energéticas es el actual ministro de economía argentino Sergio Massa. Dadas las necesidades de dólares, y la continua pérdida de legitimidad del Estado en la paritaria con los dueños del país para solicitarle financiamiento interno y liquidación de dólares –agroexportadores, energéticas y minería–, no suena descabellada la idea de hipotecar el litio, ponerlo como garantía de una nueva deuda, entre otras.

Según la Constitución nacional, esto no debería pasar, como lo establece el artículo 124: “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio…”. Dado que les corresponde a las provincias el dominio de los recursos naturales, la Nación no podría decidir sobre ellos, pero aquellas sí. Un ejemplo es el caso de Vaca Muerta. En el acuerdo YPF-Chevron,el modelo de hidrofractura para la extracción de gas y petróleo, mostró que la legislatura neuquina, que lo ratificó por mayoría, era la única institución habilitada para hablar del acuerdo.

El Fondo Monetario internacional incluyó, como parte de una nómina inagotable de partidas que el gobierno nacional debe ajustar para reducir el gasto público, las transferencias discrecionales a las provincias. En el primer semestre, en términos reales, el dinero que se les envía por fuera de la coparticipación se redujo 2,9%, en comparación con el mismo período de 2021. Esta pinza de ajuste general de la economía, y la reducción de fondos provinciales, podría seducir a algunos gobernadores, que tengan recursos, a flexibilizar su posición para ingresar más dinero a sus provincias con base en estos fondos.

El gobierno de Cambiemos dio el primer paso en este sentido con dos decretos, el 29 y el 231, ambos en 2017. En el primero avala al Estado nacional a endeudarse hasta U$S 20.000 millones, pero, a la vez, el artículo 1° define “…incluir cláusulas que establezcan la prórroga de jurisdicción a favor de los tribunales estaduales y federales ubicados en la Ciudad de NUEVA YORK —ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA—, y/o de los tribunales ubicados en la Ciudad de LONDRES —REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE—, y que dispongan la renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana…”.

No todos los recursos se podrían ejecutar, sino que quedan fuera de la inmunidad del artículo 1º, inciso b), “Cualquier bien perteneciente al dominio público localizado en el territorio de la REPÚBLICA ARGENTINA”, incluyendo los comprendidos por los artículos 234 y 235 del Código Civil y Comercial de la Nación.

“Artículo 234. Bienes fuera del comercio.”

“Artículo 235. Bienes pertenecientes al dominio público… las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos… las calles, plazas, caminos, canales, puentes…, etc.

Pero, extrañamente, no está incluido el artículo 236, “Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales… b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sustancias fósiles y toda otra de interés similar, según lo normado por el Código de Minería.

Los recursos hidrocarburíferos, el litio, otros recursos minerales estratégicos y las empresas del Estado, quedaron así fuera de la protección de inmunidad soberana contemplada en las emisiones de deuda externa y, por lo tanto, pasaron a ser pasibles de embargo y ejecución en una hipotética disputa legal con acreedores externos.

En realidad, hay varios proyectos que intentan que los bienes pertenecientes al dominio público pasen a ser bienes comunes, que no serían negociables, porque son de la comunidad y no del Estado. Por lo tanto, no podrían embargarse o ponerse como garantías de aumento de endeudamiento o como aval de la emisión de bonos, atados a ellos.

Lo cierto es que, toda esta parafernalia de deuda, endeudamiento, condicionalidades y sometimiento, así como la constante sensación de pérdida de soberanía, comienza a ser algo incómodo y fastidioso, más cuando se trata de esfuerzos estériles para que algunos ganen, la mayoría pierda, y el mundo nos trate de incumplidores seriales.

Fuente: El Tábano Economista

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